Dragón de la Cólquida

El dragón de la Cólquida (griego: Δρακων Κολχικος), también conocido como el dragón insomne, era una gigantesca serpiente que vigilaba el vellocino de oro en un bosque consagrado al dios Ares en Cólquide. Apolonio de Rodas lo hace hijo de Gea en sus Argonáuticas, la cual lo alumbró en la ladera del Cáucaso donde cayó la sangre de Tifón en su lucha contra Zeus, siendo inmortal e insomne. Por su parte, Higino dijo que era hijo de Tifón y Equidna en sus Fábulas.

En la Biblioteca mitológica de Apolodoro se cuenta que un oráculo le profetizó al rey Pelias que tuviera cuidado con un hombre de una sola sandalia cuando le consultó sobre el futuro de su reino. Al principio no entendió la profecía, pero cuando procedió a ofrecer un sacrificio a Poseidón junto al mar, Jasón llegó apresurado al acontecimiento y en el trayecto perdió una de sus sandalias. Pelias entonces decidió deshacerse de Jasón y lo envió en busca del vellocino de oro. La preciada piel estaba colgada en una encina, y a su alrededor se encontraba enroscado este dragón que nunca descansaba.

Jasón reunió a un grupo de destacados héroes siguiendo el consejo de un oráculo y, tras muchas aventuras, llegaron a Cólquide. Allí les recibió el rey Eetes, que les dejaría coger el vellocino de oro si Jasón era capaz de uncir unos fieros toros de pezuñas broncíneas que le regaló Hefesto y utilizarlos para sembrar dientes del dragón que mató Cadmo y que le entregó Atenea. Durante estas tareas, Medea, hechicera e hija de Eetes, se enamoró de Jasón y le proporcionó su ayuda al héroe si a cambio prometía casarse con ella.

Aunque superó la prueba impuesta por Eetes, éste no pensaba entregarle el vellocino de oro y planeaba quemar su nave y matarle a él y a sus compañeros. Medea se adelantó a los planes de su padre y llevó a Jasón ante el dragón en plena noche, al que durmió con una droga y pudieron coger el vellocino sin peligro.

En unos versos de las Odas Píticas de Píndaro, el poeta nos dice que este dragón superaba en grosor y largura una nave de cincuenta remeros, tenía los ojos verdes y el lomo moteado. Ovidio añade en sus Metamorfosis que este dragón era crestado y tenía lengua triple, además de que contaba con dientes terribles. En esta versión, fue Jasón el que le dio el bebedizo narcótico al dragón y no Medea en persona.

Ilustración de Henry Matthew Brock para The Heroes, or Greek Fairy Tales, de Charles Kingsley.

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