Dragón chino

Los dragones chinos son criaturas legendarias de la mitología y folclore chino. Son descritos generalmente con cuerpo de serpiente y cuatro patas. En el Yin y Yang, el dragón representa el Yang y complementa al Yin, representado por el fenghuang.

Los dragones chinos tradicionalmente simbolizan la potencia y los poderes propicios, particularmente el control sobre las aguas, las precipitaciones, los huracanes y las inundaciones. También es un símbolo de poder, fuerza y buena suerte para la gente que son dignos de ella. Por esto, el Emperador de China usaba un dragón como símbolo de su poder y fuerza imperial.

Históricamente, el dragón era el símbolo del emperador de China. En la dinastía Zhou, el dragón de cinco garras fue asignado al Hijo del Cielo, el dragón de cuatro garras a los nobles (zhuhou, seigneur), y el dragón de tres garras a los ministros (Dafu). En la dinastía Qin, el dragón de cinco garras fue asignado para representar el emperador mientras que los dragones de cuatro y tres garras fueron asignados a los plebeyos. El dragón formó parte de la bandera nacional durante la dinastía Qing.

Debido a la influencia Europea, el dragón obtuvo connotaciones agresivas y belicosas por lo que el gobierno chino procura no usarlo como símbolo.*

El erudito de la dinastía Han, Wang Fu, registró los mitos chinos sobre las nueve semejanzas anatómicas de los dragones:
Describen la forma de los dragones con una cabeza similar a la del caballo y con cola de serpiente. Además, hay expresiones como "las tres uniones" o "las nueve semejanzas" (del dragón), a saber: De la cabeza a los hombros, de los hombros al pecho, del pecho a la cola. Estas son las tres uniones. Las nueve semejanzas son las siguientes: sus astas recuerdan a las de ciervo, la cabeza como la de un camello, los ojos de demonio, el cuello de serpiente, su estómago de almeja (shen, 蜃), sus escamas son de carpa, sus garras de águila, la planta de sus pies son de tigre y sus orejas de vaca. Sobre su cabeza tienen una amplia eminencia (un gran bulto), llamado Chimú (尺 木). Si un dragón no tiene Chimú no podrá ascender al cielo.
Otras fuentes dan diferentes variantes de las nueve semejanzas. El sinólogo Henri Doré enumera las características de un dragón auténtico:
Las astas de un ciervo. La cabeza de un cocodrilo. Los ojos de un demonio. El cuello de una serpiente. El estómago de una tortuga. Las garras de un halcón. La planta de los pies de un tigre. Las orejas de una vaca. Y oye a través de sus cuernos, sus oídos están privados de cualquier tipo de audición. Otros afirman que tiene los ojos de un conejo, el vientre de una rana y las escamas de una carpa.
La anatomía de otras criaturas legendarias, como la quimera o la mantícora, se conforma de una amalgama similar de animales salvajes.

En un principio, el dragón chino era benevolente, sabio y justo, pero los budistas introdujeron el concepto de algunos dragones de influencias malévolas. Al igual que el agua puede destruir, decían, los dragones también pueden destruir con inundaciones, maremotos y tormentas. Mantenían la idea de que las peores inundaciones eran causadas por dragones.

Muchas imágenes de dragones orientales muestran una perla llameante bajo sus fauces. La perla se asocia con la riqueza, la buena suerte y la prosperidad.

Los dragones han adquirido con el tiempo una gama casi ilimitada de poderes sobrenaturales. Se dice que son capaces de disfrazarse como gusanos de seda, o ser tan grandes como todo el universo. Pueden volar entre las nubes o esconderse en el agua (de acuerdo al Guanzi). Pueden crear nubes, convertirse en agua, cambiar de color para camuflarse con su entorno o brillar en la oscuridad (según el Shuowen Jiezi).

Se considera de mala suerte representar un dragón hacia abajo, ya que es visto como una falta de respeto colocar un dragón de tal forma que no pueda ascender al cielo.

Los dragones chinos están fuertemente asociados al agua en las creencias populares. Se les considera gobernantes del movimiento de los cuerpos de agua, como cascadas, ríos o mares. También pueden aparecer como trombas de agua (tornados que aparecen sobre el agua). Cuando se muestran como gobernantes del agua y el clima adoptan un aspecto antropomórfico, vestidos como reyes pero manteniendo su cabeza de dragón.

Hay cuatro Dragones Rey, representando los cuatro mares: el Mar del Este (correspondiente al Mar de la China Oriental), el Mar del Sur (Mar de la China Meridional), el Mar del Oeste (a veces descrito como el Océano Índico y más allá) y el Mar del Norte (a veces descrito como el Lago Baikal).

El tigre es considerado como el eterno rival del dragón, por lo tanto varias obras de arte representan un dragón y un tigre enfrentándose en épica batalla. Una expresión china que sirve para designar rivales de igual poder es "Dragón contra Tigre".

Una leyenda narra cómo varios animales participaron en una carrera para ser parte del horóscopo chino, entre ellos estaba el dragón, que a pesar de que podía volar quedó en el quinto puesto ya que durante el camino se detuvo para crear lluvias y así ayudar a la gente y demás criaturas de la tierra. Además, en la línea final se encontró al conejo, otro participante, aferrándose a un tronco para no ahogarse en un río, por lo que le ayudó dándole un empujón con su aliento para que pudiera llegar a la orilla.

Valefor

Valefor es un demonio citado en diferentes grimorios y textos de ocultismo. En Ars Goetia aparece como el sexto espíritu de su listado. Es un poderoso Duque y aparece con la forma de un león con cabeza de asno. Es un espíritu familiar bueno pero induce al robo a los que confían en él. Gobierna diez legiones de espíritus y debe usarse su sello ya sea para que lo domines como familiar o no.

En el Pseudomonarchia Daemonum es conocido como Valefar o Malafar, pero es descrito con cuerpo de león y cabeza de ladrón, y en el Diccionario infernal se le llama Valafar o Malafar, donde es un gran y poderoso duque del imperio infernal. Aparece como un ángel pero también como un león con cabeza y patas de ganso y cola de liebre. Conoce el pasado y el futuro, concede espíritus familiares y audacia a los hombres, y comanda treinta y seis legiones.

En el Grand Grimoire, un antiguo libro en el que se especifica cómo invocar a Lucifer o a Lucífago para hacer un pacto, se menciona la jerarquía que hay en el infierno: Lucifer es el emperador; Belcebú, el príncipe y Astaroth, el gran duque. Por debajo de éstos hay seis espíritus superiores: Lucífago, el primer ministro; Satanachia, el gran general; Agliarept, el general; Fleurety, el lugarteniente general; Sargatanas, el brigadier y Nebiros, el mariscal de campo. Estos espíritus tenían a su vez bajo sus órdenes a otros dieciocho demonios, estando Loray, Valefor y Farai al servicio de Sargatanas.

Yuki Fujisawa (藤澤ユキ)

Gusion

Gusión, también conocido como Gusyon, Gusoin o Gusoyn, es un demonio citado en numerosos grimorios y textos de ocultismo. Es el undécimo espíritu nombrado en el Ars Goetia, donde es un gran y poderoso duque. Aparece como un cinocéfalo (literalmente: «con cabeza de perro»; posiblemente un babuino o un mandril). Dice todas las cosas del presente, pasado y futuro, y da el significado y la solución de todas las cosas que se le pregunten. Reconcilia amistades y proporciona honor y dignidad a cualquiera. Rige sobre cuarenta legiones de espíritus y debe usarse su sello al invocarlo.

A diferencia del Ars Goetia, en el Diccionario Infernal se dice que aparece con la forma de un camello y, al igual que en el Pseudomonarchia daemonum, afirma que tiene cuarenta y cinco legiones de demonios bajo su mando.

En el Grand Grimoire, un antiguo libro en el que se especifica cómo invocar a Lucifer o a Lucífago para hacer un pacto, se menciona la jerarquía que hay en el infierno: Lucifer es el emperador; Belcebú, el príncipe y Astaroth, el gran duque. Por debajo de éstos hay seis espíritus superiores: Lucífago, el primer ministro; Satanachia, el gran general; Agliarept, el general; Fleurety, el lugarteniente general; Sargatanas, el brigadier y Nebiros, el mariscal de campo. Estos espíritus tenían a su vez bajo sus órdenes a otros dieciocho demonios, estando Buer, Gusion y Botis al servicio de Agliarept.

Yuki Fujisawa (藤澤ユキ)

Dragón

El dragón (latín: draco; griego: δρακων) es una de las bestias mitológicas más conocidas y extendidas por todo el planeta, variando su carácter y simbolismo según el país o región. Se trata de un reptil de gran tamaño al que normalmente se le atribuyen alas, patas y la capacidad de escupir fuego, aunque estas características no siempre están presentes.

La palabra dragón deriva del griego δράκων (drákōn), que podría provenir del verbo δρακεῖν (drakein), «ver claramente», pues se decía de ellos que eran los animales con el más fino sentido de la vista. Por esto solían desempeñar el papel de guardianes de tesoros o lugares sagrados en la mitología griega, como Ladón en el jardín de las Hespérides, el dragón de la Cólquida, que vigilaba el vellocino de oro, el dragón de Ismenos, custodio de una fuente sagrada de Ares, y la Hidra de Lerna, lago donde se encontraba una entrada al inframundo. Los antiguos griegos también contaban con los llamados cetos, término que utilizaban para referirse a monstruos marinos, ya fueran ballenas, tiburones o grandes serpientes. Dado a su papel de guardianes, aparecían en algunas representaciones a los pies de alguna doncella o de Palas Atenea para representar la vigilancia y cuidado que se debía tener con la virginidad.

Los naturalistas de la Antigüedad se encargaron de recopilar las historias que había sobre dragones junto a la de otros muchos animales, ya fueran reales o fantásticos; y más tarde pasarían a formar parte de los bestiarios medievales, donde eran catalogados como las más grandes de las serpientes y de las criaturas que hay sobre la tierra.

Estas criaturas legendarias habitan en las tórridas regiones de Etiopía y la India, tienen cresta y barbas, además de que están dotadas de alas que les sirven para volar. El peligro de los dragones radica más en su cola que en su mordedura, ya que matan a sus presas asfixiándolas o golpeándolas con ella. Tienen la boca estrecha y se discute sobre si están provistos de veneno; algunos dicen que no, mientras que otros afirman que el que tienen proviene del de hierbas venenosas que mastican antes de morder o de comer otras serpientes y escorpiones. También era creencia popular que una serpiente sólo se podía convertir en dragón si crecía alimentándose a base de otras serpientes, así lo recoge el Tesoro de la lengua castellana o española como una metáfora de que para ser emperador del mundo primero se debía eliminar al resto de reyes y príncipes.

Dragón devorando una serpiente
Dévises héroiqves et emblèmes
Dragón a los pies de Atenea
Emblemas de Alciato
En su interior hay un veneno tan ardiente que por eso se les ve exhalar fuego al respirar; debido a esto, y a las calurosas zonas donde habitan, se ven siempre sedientos y buscan cómo sofocar el calor que sufren. Son acérrimos enemigos de los elefantes, a los que atacan para beber su fría sangre y refrescarse con ella. Cuando los elefantes van a beber agua, los dragones los acechan desde los árboles, les anudan las patas con sus colas y les atacan en las partes sensibles, como en los ojos, las orejas o la trompa. Cuando muere el elefante, cae desplomado al suelo y aplasta con su peso al dragón. Al mezclarse en la tierra la sangre de los dos animales se crea el mineral conocido como cinabrio, de un vivo color rojizo.

Otro mineral procedente de los dragones era la gema conocida, entre otros nombres, como draconita, muy bella y codiciada entre los reyes de oriente. Esta piedra preciosa se formaba en el cerebro de los dragones, pero sólo se podía extraer si el animal estaba vivo. Con el fin de conseguirla, los cazadores de dragones esparcían hierbas narcóticas cerca de la guarida del reptil, lo decapitaban cuando caía dormido y extraían la piedra con rapidez. Esta gema no podía ser pulida ni trabajada, era bella de por sí, blanca, brillante y translúcida, además de que contaba con poderes mágicos, pudiendo otorgar la invisibilidad si se engastaba en un anillo como el de Giges.

Dragón atacando a un elefante en De Warachtighe Fabulen der Dieren - Marcus Gheeraerts el Joven
En el cristianismo, tanto la serpiente como el dragón pasaron a ser un símbolo que representaba al Demonio o el pecado; por eso, cuando se ilustra al arcángel Miguel triunfante sobre Satán, éste a veces aparece con la forma de un dragón. Del mismo modo se representa el triunfo del bien contra el mal en la leyenda de San Jorge. Dice el Fisiólogo, una obra moralizante, que los dragones temen a la pantera (Jesucristo), una bestia que, tras comer y dormir durante tres días, sale de su cueva y ruge, y su aliento es tan dulce y agradable que atrae a todos los animales salvo al dragón (el Diablo), que al oírlo huye y se oculta en su cueva. En el mismo texto aparece el árbol Peridexion, que representa el cobijo que ofrece el cristianismo y la Iglesia. En esta planta se posan las palomas (los creyentes) para estar a salvo de los dragones que las acechan al pie del árbol, pues temen su sombra.

Estos seres no fueron siempre representados como criaturas malévolas, en las culturas pre-cristianas, como en el folclore galés, se pueden encontrar dragones favorables al hombre, como Y Ddraig Goch, el Dragón Rojo de Gales, que derrotó a otro dragón blanco de naturaleza maligna, convirtiéndose así en símbolo de Gales. Fuera de Europa, los dragones asiáticos eran considerados seres divinos relacionados con las lluvias y la fertilidad.

Una cualidad mágica que ofrecen los dragones es que aquel que coma de su corazón podrá entender a los animales tal y como decía Filóstrato de Atenas en su Vida de Apolonio de Tiana. Esta misma cualidad también aparece en la mitología nórdica. En Los dichos de Regin, los enanos Fafnir y Regin mataron a su padre Hreidmar movidos por la avaricia causada por el anillo maldito Andvarinaut, corrompiendo de tal forma a Fafnir que llegó a convertirse en dragón para guardar el tesoro por el que mató a su padre. Cuando Sígurd mató a Fafnir en Los dichos de Fafnir, su piel se volvió invulnerable a cualquier arma al bañarse en su sangre, y consiguió el don de hablar con las aves al asar y probar un poco de su corazón:
«Sígurd tomó el corazón de Fáfnir y lo puso a asar pinchado en una rama. Cuando ya le parecía que estaba bien asado y la sangre salía del corazón, entonces lo tocó con el dedo para ver si estaba tierno. Se quemó entonces y se metió el dedo en la boca. Pero así que la sangre del corazón de Fáfnir le tocó la lengua, aprendió el lenguaje de los pájaros. Oyó a unos herrerillos que piaban en unas ramas...».
Muchas historias cuentan que el punto débil de los dragones era su garganta o estómago que, a diferencia del resto de su cuerpo, no estaban blindados con escamas. Así, Wiglaf logra perforar el estómago del dragón que aparece en la leyenda de Beowulf. También se les puede dar muerte haciéndoles comer algo que no puedan digerir, como agujas, brasas, piedras calientes, pólvora u otros materiales incandescentes. Envolviendo estos materiales en pieles de toro o cordero se logró engañar al Herensuge vasco, dragón de siete cabezas, a algunos cuélebres de la mitología asturiana y al lagarto de la Malena de Jaén, que al tragarse dichas pieles perecieron del mismo modo que murió la Quimera al tragarse el plomo que Belerofonte introdujo en su garganta.

A partir del siglo XVII surgió el término guiverno (inglés: wyvern) en Reino Unido e Irlanda para referirse a un dragón alado de dos patas en heráldica. Actualmente, videojuegos y diversas obras de fantasía han marcado una fuerte diferencia entre guivernos y dragones, teniendo estos últimos alas y cuatro patas, aunque antiguamente no había diferencias y un dragón podía no tener patas o poseer dos o cuatro. Es más, esta distinción entre dragones y guivernos sólo se da en la heráldica de Inglaterra, Escocia e Irlanda, mientras que en la del resto de Europa el término dragón engloba a ambas criaturas independientemente de las patas con las que aparezcan.


Fuentes y textos originales

San Jorge y el dragón - Briton Rivière

Barbatos

Barbatos es uno de los demonios citados en diversos grimorios y textos de ocultismo. Es el octavo espíritu mencionado en el Ars Goetia, donde se dice que es un gran duque que aparece con cuatro nobles reyes y la compañía de sus grandes tropas cuando el sol está en Sagitario. Proporciona el entendimiento del canto de los pájaros y de las voces de otras criaturas, tales como el ladrido de los perros y descubre los tesoros que han sido ocultos por medio de encantamientos. Pertenecía al coro de las Virtudes, del que todavía conserva algo. Conoce todas las cosas del pasado y el futuro, reconcilia a los amigos y a los que están en el poder. Gobierna treinta legiones y debe usarse su sello para que obedezca al invocarlo.

En el Pseudomonarchia Daemonum y el Diccionario infernal se dice que es un conde o un duque del infierno y que antes pertenecía al coro de las Virtudes o de las Dominaciones, dándose una descripción de este demonio únicamente en el Diccionario Infernal, donde aparece como un arquero o un cazador similar a Robin Hood al que se le puede encontrar en los bosques.

En el Grand Grimoire, un antiguo libro en el que se especifica cómo invocar a Lucifer o a Lucífago para hacer un pacto, se menciona la jerarquía que hay en el infierno: Lucifer es el emperador; Belcebú, el príncipe y Astaroth, el gran duque. Por debajo de éstos hay seis espíritus superiores: Lucífago, el primer ministro; Satanachia, el gran general; Agliarept, el general; Fleurety, el lugarteniente general; Sargatanas, el brigadier y Nebiros, el mariscal de campo. Estos espíritus tenían a su vez bajo sus órdenes a otros dieciocho demonios, estando Pruslas, Amón y Barbatos al servicio de Satanachia.

Ilustración de Barbatos para Shin Megami Tensei - Kazuma Kaneko

Vassago

Vassago es un demonio que tan sólo aparece en el Ars Goetia. Según esta obra, es el tercer espíritu de su listado, un poderoso príncipe de la misma naturaleza que Agares. Este espíritu es de naturaleza buena y su oficio es declarar cosas del pasado y del futuro, además de descubrir cosas ocultas o perdidas. Gobierna veintiséis legiones de espíritus y éste es su sello.

También es mencionado en el Liber Officiorum Spirituum como Vsagoo, Usagoo o Vsago. Aparece como un ángel y es justo y sincero en todos sus actos. Da el amor de las mujeres y revela tesoros escondidos. A diferencia de lo dicho en el Ars Goetia, tan sólo tiene veinte legiones de demonios a sus órdenes.

Vassago podría tener el mismo aspecto que Agares al ser «de la misma naturaleza».
Ilustración de Agares para Shin Megami Tensei - Kazuma Kaneko

Curupira

El Curupira (en portugués: [kuɾuˈpiɾɐ]) es un ser sobrenatural guardián de los bosques en la mitología tupi, en la selva del Amazonas. Su nombre proviene de la lengua tupí, kuru'pir, que significa "cubierto de ampollas".

Por lo general toma la forma de un chico de cabello rojo llameante y con los pies del revés. Vive en las selvas y bosques de Brasil, los cuales protege de los hábitos destructivos del hombre. Tolera a los que cazan para alimentarse pero se enfurece con los que cazan por placer, rompiendo sus trampas y confundiéndolos para que se pierdan en el bosque. Al tener los pies al revés puede confundir a quienes intenten seguir sus huellas, también puede crear ilusiones y producir un silbido agudo con el fin de asustar o llevar a la locura a sus víctimas.

Se le suele ver montando sobre un pecarí de collar, al igual que al Caipora, otra criatura mitológica brasileña.

Samigina

Samigina, también llamado Gamigin, es un demonio nombrado en diversos grimorios y textos de ocultismo. En el Ars Goetia aparece como el cuarto espíritu de su listado, un gran marqués que toma la forma de un pequeño caballo o un asno y que puede adoptar forma humana cuando se lo ordena quien lo invoca. Habla con voz ronca, gobierna sobre treinta legiones de espíritus inferiores, enseña todas las ciencias liberales y da cuenta de las almas que murieron en pecado. Debe usarse su sello cuando sea invocado.

El Pseudomonarchia Daemonum y el Diccionario Infernal dan más detalles sobre Samigina y dicen que es capaz de obligar a las almas de los que se han ahogado en el mar, o aquellas que habitan en el purgatorio (llamado Cartagra, «la aflicción de las almas»), para que se manifiesten con un cuerpo etéreo y respondan a las preguntas del conjurador. También se mantiene junto al mago hasta que cumpla todo lo que se le ha ordenado.

Matthew Hansen

Marbas

Marbas, también conocido como Barbas y Corbas (en el Liber Officiorum Spirituum), es uno de los demonios citados en diferentes grimorios y textos de ocultismo tales como Ars Goetia, el Diccionario Infernal o Pseudomonarchia Daemonum. Es el quinto espíritu nombrado en el Ars Goetia. Es un gran presidente del infierno y en un principio aparece con la forma de un gran león, pero luego, por orden del invocador, adopta forma humana. Contesta con la verdad sobre cosas ocultas o secretas, provoca y cura enfermedades, da gran conocimiento en artes mecánicas y puede cambiar de forma a los hombres. Gobierna treinta y seis legiones de espíritus y se debe usar su sello para invocarlo.

En el Grand Grimoire, un antiguo libro en el que se especifica cómo invocar a Lucifer o a Lucífago para hacer un pacto, se menciona la jerarquía que hay en el infierno: Lucifer es el emperador; Belcebú, el príncipe y Astaroth, el gran duque. Por debajo de éstos hay seis espíritus superiores: Lucífago, el primer ministro; Satanachia, el gran general; Agliarept, el general; Fleurety, el lugarteniente general; Sargatanas, el brigadier y Nebiros, el mariscal de campo. Estos espíritus tenían a su vez bajo sus órdenes a otros dieciocho demonios, estando Bael, Agares y Marbas al servicio de Lucífago.

Mitchellnolte

Caipora

Caipora o Caá Porá, también conocido como "Padremont", es una entidad de la mitología Tupi-Guaraní del Brasil.

Se lo representa como un niño indígena de piel oscura, desnudo y con una larga cabellera negra, fuma un cigarro y es muy pícaro. En otras representaciones se lo muestra como un ser antropomórfico peludo con la cabeza de un zorro. A veces se dice que tiene los pies hacia atrás para despistar a sus perseguidores. Algunos sostienen que viaja montado sobre el lomo de un gran pecarí.

Se sabe que ronda los bosques, como rey de todos los animales y es muy vengativo con los cazadores que no respetan las reglas del "juego limpio" durante las cacerías. Se dice que ahuyenta las presas y borra las huellas de los animales o hace que los cazadores se pierdan en la selva.

Cuenta una leyenda sobre este ser, que en un pueblo de Brasil existían dos compadres muy amigos pero muy diferentes, a pesar de que los dos eran carboneros. Se distinguían principalmente por la manera de hacer su trabajo: uno era modesto y cuidadoso, al ir a traer leña para hacer carbón sólo cortaba ramas bajas y trataba de hacer el menor daño posible al árbol, mientras que al otro no le importaba derribar un árbol entero sólo para obtener unas cuantas ramas.

Cuenta la historia que un día el leñador modesto tuvo que ir solo a recoger madera porque su compadre se había enfermado; desde el momento que entró al bosque se dio cuenta que había algo raro... el bosque estaba demasiado tranquilo, pero después de un rato no le dio importancia, siguió haciendo su trabajo adentrándose cada vez más en el bosque, cuando de repente vio en lo más profundo de éste a una manada de animales.

Era una manada rara porque estaba compuesta por un animal de cada especie que habitaba el bosque y lo peor es que se dirigía hacia donde él estaba. En ese momento vio que todos esos animales seguían a un ser muy especial: era un ser alto y fuerte, con cabeza de zorro y lo cubría un pelaje tan largo y grueso que los mechones parecían cordones, pero lo más raro era que tenía los pies al revés, sus huellas se imprimían en la tierra como si caminara en otro sentido y respondía al nombre de Caipora o Padremont.

Al ver a tan espeluznante ser, el leñador no se pudo mover hasta que la procesión de animales se detuvo casi enfrente de él. El ser de cabeza de zorro se acercó al hombre y con una voz ronca y seca le preguntó: - ¿Tienes tabaco? A lo que el leñador, temblando de miedo, sacó de su morral unas hojas de tabaco que llevaba para el viaje y se las dio al ser que extendió su peluda mano y tomó el tabaco.

Inmediatamente después el ser se reunió con los animales y siguieron su procesión a quien sabe donde. El leñador aún paralizado vio cómo los animales y el ser se alejaban. Después de un rato siguió recogiendo leña pero con una extraña sensación de paz. Al volver al pueblo se dio cuenta de que la madera que recogió era preciosa y que al quemarla para hacer carbón quedaba brillante, tan preciosa que en el mercado se la compraron toda.

Su compadre que casi no pudo vender carbón le preguntó que de dónde había sacado esa madera y entonces el leñador le narró su historia. El compadre celoso se fue directo al bosque con su morral lleno de tabaco. No tardó mucho en encontrar la manada de animales y al “Padremont”, pero éste ignoraba al leñador que le decía: - ¡Mira, aquí traigo mucho tabaco, pero dame de esa madera que le diste a mi compadre! El leñador insistió tanto que de pronto el Padremont se dirigió hacia él con unos ojos llenos de ira y tomó al leñador del torso y con un fuerte tirón lo dobló haciendo que la mitad de su cuerpo estuviera al revés, y después jamás se supo de él.

Se cuenta entre los leñadores que aún se puede ver a un hombre desnudo con los pies al revés rondando el bosque, y dicen que cualquiera que se aventure en el bosque a destruirlo, el Padremont le aparecerá con sus animales y lo doblará.

Bael

Bael es uno de los principales demonios que aparecen en diversos grimorios y textos sobre ocultismo y demonología. Su nombre provendría de la antigua deidad cananea Baal, mencionado en la Biblia Hebrea como el principal dios de los fenicios.

En el Ars Goetia y en el Pseudomonarchia daemonum de Weyer se dice que es el primer espíritu principal; un rey que rige sobre el este y que tiene a su dominio sesenta y seis legiones de demonios. Confiere la invisibilidad y aparece bajo diferentes formas: a veces como un gato, como sapo o como hombre, y otras veces como todas estas formas juntas. Habla con voz ronca y se debe usar su sello como pantáculo cuando se le invoque para que obedezca. El Diccionario Infernal de Collin de Plancy especifica que cuando se muestra lo hace con tres cabezas: de sapo, de hombre y de gato, habla con voz estridente y paga a aquellos que le invocan con astucia e ingenio.

En el Grand Grimoire, un antiguo libro en el que se especifica cómo invocar a Lucifer o a Lucífago para hacer un pacto, se menciona la jerarquía que hay en el infierno: Lucifer es el emperador; Belcebú, el príncipe y Astaroth, el gran duque. Por debajo de éstos hay seis espíritus superiores: Lucífago, el primer ministro; Satanachia, el gran general; Agliarept, el general; Fleurety, el lugarteniente general; Sargatanas, el brigadier y Nebiros, el mariscal de campo. Estos espíritus tenían a su vez bajo sus órdenes a otros dieciocho demonios, estando Bael, Agares y Marbas al servicio de Lucífago.

Ilustración de Bael en el Diccionario Infernal de Collin de PlancyLouis Le Breton

Zepar

Zepar es el decimosexto demonio mencionado en el Ars Goetia. Es un gran duque del infierno y aparece como un soldado de armadura y ropajes rojos. Se encarga de que las mujeres amen a los hombres y que ambos se entreguen al amor. Se debe usar su sello para que obedezca al invocador y gobierna sobre veintiséis legiones de demonios (veintiocho según el Diccionario Infernal). El Pseudomonarchia Daemonum añade que cambia de forma a las mujeres que se le ordene y puede volverlas estériles.

Ilustración de Kazuma Kaneko para el videojuego Shin Megami Tensei

Beleth

Beleth, también conocido como Bileth o Bilet, es el decimotercer demonio listado en el Ars Goetia. Es un rey del infierno terrible y poderoso que aparece montado sobre un corcel pálido y es precedido por el sonido de trompetas y otros instrumentos musicales. Se enfurece mucho la primera vez que se le llama, mientras el exorcista adquiere su ánimo. Para esto, el mago debe sostener una vara de avellano en su mano y golpear con ella hacia los cuartos Sur y Este, hacer un triángulo fuera del círculo y luego mandarle entrar en él por medio de las Obligaciones y Cargas de los Espíritus. Si con estas amenazas no entra en el triángulo, se deben repetir las Obligaciones y Cargas ante él, entonces mostrará obediencia y entrará y hará lo que se le ordene. Sin embargo, debe recibírsele cortésmente, ya que es un gran rey, y se le tienen que hacer honores, como lo hacen los reyes y príncipes que lo atienden.

Durante la invocación se debe tener siempre un anillo de plata en el dedo medio de la mano izquierda y sostener ésta mano contra la cara, como se hace también ante Amaymón. Este anillo debe usarse para protegerse de la peste de los vapores sulfurosos y del aliento llameante de ciertos demonios. El grabado de este anillo debe estar en amarillo brillante con las letras negras.

Este gran rey provoca todo el amor que sea posible, tanto en el hombre como en la mujer, hasta que el exorcista ha logrado su deseo. Pertenecía al coro de las Potestades, gobierna sobre ochenta y cinco legiones de demonios y el mago debe usar uno de sus sellos(1,2) ante él durante su invocación.

Yuki Fujisawa (藤澤ユキ)

Sitri

Sitri es un demonio mencionado en diversos grimorios y textos de ocultismo. Es el duodécimo espíritu del Ars Goetia, un gran príncipe que aparece en un principio con cabeza de leopardo y alas de grifo, pero al mandato del exorcista adquiere una forma humana de gran belleza. Inflama a los hombres con el amor de las mujeres, y a los mujeres con el amor de los hombres y también hace que se muestren desnudas si se desea. Gobierna sesenta legiones de demonios y debe usarse su sello como pantáculo ante él.

En el Diccionario Infernal aparece como Bitru, también llamado Sytry. Descubre, cuando se le manda, los secretos de las mujeres, de las que se burla de buena gana, les incita a desnudarse e inspira en ellas desprecio por la decencia. En esta obra manda sobre setenta legiones de demonios, posiblemente por un error en la traducción del Pseudomonarchia Daemonum.

Yuki Fujisawa (藤澤ユキ)

Amon

Amón, también conocido como Aamon, es uno de los demonios nombrados en diversos grimorios y textos de ocultismo. Es el séptimo espíritu listado en el Ars Goetia; un marqués grande en poder y muy severo. Aparece como un lobo con cola de serpiente, vomitando llamas, pero al mandato del invocador adopta forma humana con cabeza de cuervo y dientes de perro o simplemente con cabeza de cuervo. Dice todas las cosas del pasado y del futuro. Procura el amor y reconcilia a los enemigos. Gobierna cuarenta legiones de espíritus y debe usarse su sello para invocarle.

En el Diccionario Infernal se dice que cuando adquiere forma humana, su cabeza recuerda a la de un gran búho con afilados dientes de perro, además de ser el más fuerte de los príncipes de los demonios. También es el undécimo demonio nombrado en el Liber Officiorum Spirituum, donde también tiene el poder de domar a las bestias salvajes, cuenta todos los secretos y consigue el amor de amigos y enemigos. Según este texto, cuando se transforma en humano aparece como un hombre con dientes de perro.

En el Grand Grimoire, un antiguo libro en el que se especifica cómo invocar a Lucifer o a Lucífago para hacer un pacto, se menciona la jerarquía que hay en el infierno: Lucifer es el emperador; Belcebú, el príncipe y Astaroth, el gran duque. Por debajo de éstos hay seis espíritus superiores: Lucífago, el primer ministro; Satanachia, el gran general; Agliarept, el general; Fleurety, el lugarteniente general; Sargatanas, el brigadier y Nebiros, el mariscal de campo. Estos espíritus tenían a su vez bajo sus órdenes a otros dieciocho demonios, estando Pruslas, Amón y Barbatos al servicio de Satanachia.

Herrfugl

Furfur

Furfur es un demonio mencionado en diversos grimorios y textos de ocultismo. Es el trigésimo cuarto espíritu mencionado en el Ars Goetia, donde se dice que es un gran y poderoso conde de los infiernos. Aparece con forma de ciervo con una cola llameante. Nunca dice la verdad a menos que se le obligue metiéndole dentro de un triángulo. Estando dentro del triángulo toma la forma de un ángel. Al estar sometido, habla con voz ronca, provoca el amor entre hombres y mujeres y crea rayos, truenos y grandes tempestades y tormentas allá dónde se le ordene. Da respuesta acerca de las cosas secretas y divinas si se le ordena; rige sobre veintiséis legiones y se debe usar su sello durante su invocación.

Ilustración de Furfur para el Diccionario infernal de Collin de Plancy  - Louis le Breton

Arcángel

En el cristianismo, un arcángel (griego: ἀρχάγγελος; Líder de los ángeles) es un ángel de mayor rango. Estos seres divinos constituyen uno de los nueve coros de la jerarquía angelical establecida por Pseudo Dioniso, siendo los penúltimos, antes de los propios ángeles.

El término arcángel viene del griego αρχάγγελος, palabra que aparece sólo dos veces en la Biblia, ambas reflejadas en el Nuevo Testamento escrito en este idioma. Esta palabra se compone del antiguo prefijo griego αρχ (arc-), que significa «que gobierna, que dirige, que comanda, que lidera», y de άγγελος (ángelos), que significa «mensajero». A partir de estas raíces, el significado dado es de «Ángel Jefe» o «Ángel Principal». Cabe destacar que el prefijo αρχ indica supremacía, uno de los primeros en su clase o liderazgo ante determinado grupo, por tanto podría traducirse el término como «Capitán de los Ángeles» o «Uno de los primeros ángeles».

La Iglesia Católica honra a tres arcángeles por su nombre: Miguel y Gabriel, que aparecen en el Nuevo Testamento, y Rafael, mencionado en el Libro de Tobit. Este último se presenta a sí mismo en Tobit 12:15: «Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están siempre presentes y tienen entrada a la Gloria de Dios».

En Apocalipsis 4:5 aparecen estos siete espíritus:
«Y del trono salían relámpagos y truenos y voces: y siete lámparas de fuego estaban ardiendo delante del trono, las cuales son los siete Espíritus de Dios».
Y en Zacarías 4:10 se dice:
«Aquellas siete [llamas] son los ojos de Jehová que recorren por toda la tierra».
Este simbolismo podría indicar que Dios utiliza a esos siete espíritus para enviarlos como «su penetrante visión».

Los nombres de los siete ángeles o espíritus que menciona Rafael varían según las fuentes, aunque Miguel, Gabriel y Rafael son los únicos que no cambian. Pseudo Dioniso afirmó que estos siete ángeles eran Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Camael, Jofiel y Zadkiel, mientras que para el Papa Gregorio Magno eran Gabriel, Miguel, Rafael, Uriel (o Anael), Samael, Orifiel y Raguel.

San Miguel - Luca Giordano
Gabriel en L'Annonciation - Bouguereau
La Iglesia Ortodoxa reconoce como canónico el Libro de Esdras, en el que se menciona a Uriel, por lo que, junto a Miguel, Gabriel y Rafael, es considerado otro arcángel fijo, siendo los otros tres Selatiel, Jegudiel y Baraquiel, incluyendo a veces a Jerahmeel. En la tradición de la Iglesia ortodoxa copta los siete arcángeles son Gabriel, Miguel, Rafael, Suriel, Zadkiel, Sarathiel (identificado con Selatiel) y Ananiel.

En la iconografía ortodoxa cada uno de estos ángeles tiene una representación simbólica:
  • Miguel (Hebreo: מיכאל‎; Mija-El, Mikaiyáh o Mijaiá, ¿Quién como Dios?): Se le representa como un comandante, en su mano derecha porta una lanza con la que ataca a Satán/Dragón.
  • Gabriel  (Hebreo: גַּבְרִיאֵל, Gavriʼel;  Hombre de Dios, Fuerza de Dios): Es el heraldo de los misterios de Dios, siendo representado con frecuencia en el suceso de la Anunciación.
  • Rafael (Hebreo: רָפָאֵל, Rāp̄āʾēl, Sanador de Dios, Dios Sanador): Se le representa apareciendo ante Tobit llevando un pez en la mano.
  • Uriel (Hebreo: אוּרִיאֵל, Uriʾel, Dios es mi luz, Fuego de Dios): Sostiene una espada contra los persas en su mano derecha y una llama en su izquierda.
  • Sealtiel (Hebreo: שאלתיאל, Shealtiel, Intercesor de Dios): Se lo representa con la mirada baja y las manos juntas en oración profunda.
  • Jegudiel (Hebreo: יהודיאל,‎ Yehudiel, Elogio de Dios, Dios de los judíos): Aparece con una corona dorada en la mano derecha y un látigo de tres colas en la izquierda.
  • Baraquiel (Hebreo: ברכיאל, Bārkiʼēl, Bendición de Dios): Sostiene contra su pecho una rosa blanca.
  • Jerahmeel (Hebreo: ירחמיאל‎, Ensalzamiento de Dios): Es venerado como el inspirador de los pensamientos que enaltecen y elevan a una persona ante Dios. 
En el Libro de Enoc, un texto no reconocido como canónico por ninguna de estas iglesias, se mencionan en el capítulo 20 a Miguel, Rafael, Gabriel, Uriel, Saraqael, Raguel y Remiel, mientras que otras fuentes apócrifas, como el Apocalipsis de Moisés, se nombran tan solo a Miguel, Gabriel, Uriel, Rafael y Joel.

En el judaísmo no hay referencias explícitas a los arcángeles en los textos canónicos de la Biblia Hebrea (Viejo Testamento), pero en la exégesis judía ciertos ángeles comienzan a tomar cierta importancia y personalidades y papeles únicos. Metatron es considerado uno de los mayores ángeles, siendo el escriba de Dios. Apenas es mencionado en el Talmud, pero ocupa un lugar destacado en los textos místicos del Merkaba. Miguel, guerrero y defensor del pueblo de Israel, y Gabriel, también son considerados como arcángeles en el judaísmo.

Según las enseñanzas de la Cábala hay diez arcángeles, cada uno asignado a un sefirot: Metatron, Raziel (o Jofiel), Tzaphkiel, Tzadkiel, Camael, Rafael, Haniel, Miguel, Gabriel y Sandalfón. El filósofo judío Maimonedes creó una jerarquía angelical con estos ángeles.

Finalmente, en el islam, los arcángeles mencionados son Gabriel (Árabe جبريل, Yibrīl o جبرائيل, Yibrāʼīl), el ángel que le reveló a Mahoma el Corán, Miguel (Árabe: ميخائيل, Mījā'īl), ángel de la misericordia responsable de la lluvia y los truenos, Israfil (Árabe: إسرافيل‎, Isrāfīl, El Ardiente), responsable de anunciar el Día del Juicio tocando un cuerno o trompeta, y Azrael (Árabe: عزرائيل), que según el Corán es el encargado de separar el alma del cuerpo cuando muere un hombre.

DiegooCunha

Lamia (folclore vasco)

En la mitología vasca, las lamias (lamiak o laminak) son genios mitológicos a menudo descritos con pies de pato, cola de pescado o garras de algún tipo de ave. Casi siempre femeninos, de una extraordinaria belleza, moran en los ríos y las fuentes, donde acostumbran a peinar sus largas cabelleras con codiciados peines de oro. Suelen ser amables y la única manera de enfurecerlas es robándoles sus peines. Se cuenta también que han ayudado a los hombres en la construcción de dólmenes, cromlech y puentes.

A veces se enamoran de los mortales, pero no pueden casarse con ellos, pues no pueden pisar tierra consagrada. En ocasiones tienen hijos con ellos. En otras leyendas son mitad humanos y mitad peces. Otras dicen que no son más que la diosa Mari.

Cuenta una leyenda que una vez una mujer le robó el peine de oro a una lamia y esta, enfurecida, trató de maldecirla, pero no lo logró, puesto que sonó la campana de la iglesia y eso la salvó.

En numerosas localidades españolas, especialmente del sureste de la Península, el mito de las lamias se adapta en la Leyenda de la Encantada, mientras en el norte se encuentra en las anjanas o xanas.

Mrkamehameha

Serafín

Los serafines (hebreo: שָׂרָף, śārāf, plural: שְׂרָפִים, śərāfîm; griego: σεραφείμ, serapheím) son un tipo de seres celestiales en el cristianismo y el judaísmo.

Los serafines son ángeles que pertenecen al más alto rango de la jerarquía angelical cristiana, seguidos de los querubines y los tronos, y pertenecen al quinto puesto de los diez rangos de la jerarquía judía. Un pasaje fundamental del Libro de Isaías (Isaías 6:1-8) utiliza el término para describir a unos seres de seis alas que vuelan alrededor del trono de Dios clamando entre ellos Kadosh, Kadosh, Kadosh (Santo, Santo, Santo es el Señor de los Ejércitos, la tierra está llena de su Gloria).

Esta escena del trono, con la triple invocación de la Santidad (trisagio), influyó profundamente en la posterior teología, literatura y arte. Su influencia se ve frecuentemente en las obras que representan ángeles, el cielo y la apoteosis. Los serafines son mencionados en el Libro de Enoc y en el Libro de las Revelaciones.

SerafínVíktor VasnetsovMosaico de un serafín en la Catedral de Cefalù

La palabra serafín aparece tres veces en la Torá (Números 21:6-8, Deuteronomio 8:15) y cuatro veces en el Libro de Isaías (Isaías 6:2-6, 14:29, 30:6). En Isaías 6:2-6 se emplea esta palabra para describir un tipo de seres celestiales o ángeles, las otras cinco veces se utiliza para hacer referencia a «serpientes ardientes/voladoras».

Los serafines aparecen en el Libro de Enoc, donde son mencionados junto a los querubines como criaturas celestiales de las más cercanas al trono de Dios. En el Libro de las Revelaciones (4:8) se dice que los serafines están siempre en presencia de Dios rezándole.
 «No cesaban día y noche de decir: "Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir"».
Además, este relato amplía la descripción de Isaías, diciendo que además de poseer seis alas también estaban cubiertos de ojos «alrededor y por dentro». Estos ángeles también aparecen en el texto gnóstico cristiano Sobre el origen del mundo.

El erudito del siglo XII, Maimónides, colocó a los serafines en el quinto puesto de los diez rangos en su exposición de la jerarquía angelical judía. En la Cábala, los serafines son los ángeles de mayor rango del mundo de Beri'ah (Creación, primer reino creado, la comprensión divina), que al conocer la distancia que los separa de la divinidad absoluta de Atziluth arden continuamente en auto-anulación. A través de esto ascienden hasta Dios y vuelven a su lugar. Por debajo de ellos, en el Mundo de Yetzirah (Formación, la creación arquetípica, las emociones divinas), están los Querubines (seres vivientes) de la visión de Ezequiel, que sirven a Dios conscientes de sí mismos con emociones instintivas (cara de león, buey y águila).

La teología cristiana medieval coloca a los serafines en el coro más alto de la jerarquía angelical. Son los guardianes del trono de Dios, cantando continuamente «santo, santo, santo». Pseudo Dionisio Areopagita, en su Jerarquía Celeste, se basó en el Libro de Isaías para fijar la naturaleza ardiente de los serafines en el imaginario medieval. Según su visión, los serafines ayudan a la Deidad manteniendo el orden perfecto y no se limitan a cantar el trisagion. 

Siguiendo tanto su ejemplo como los escritos de la tradición rabínica, el autor atribuyó a los serafines la etimología de «los ardientes»:
«Su eterno e incesante movimiento en torno a las divinas realidades, el calor, lo penetrante y desbordante de ese eterno movimiento, continuo, firme y estable, y el poder que tienen de asemejar a los subordinados con ellos mismos elevándolos con energía, enardeciéndolos y prendiendo en ellos la llama que les lleva a conseguir un calor semejante al suyo, su poder purificador como rayo o fuego abrasador, su aptitud para conservar su propia luz e iluminación evidente y sin merma, siempre de la misma forma, pues ella hace desaparecer y destruye todo lo que produce oscuras tinieblas, eso es lo que quiere revelar el nombre dado a los serafines».
Tomás de Aquino describe la naturaleza de los serafines en su Summa Theologiae
«La palabra serafín no encuentra su origen simplemente de la caridad, sino del exceso de caridad que implica la palabra ardor o incendio. Por eso Dionisio en c.7 De cael. Hier. explica la palabra Serafín por las propiedades del fuego, en el que está el exceso del calor y en el que podemos distinguir tres cosas: Primero, el movimiento, que es hacia arriba y continuo, con lo cual se indica que los serafines se mueven hacia Dios sin desviación posible. Segundo, su virtud activa, que es el calor y que simplemente, sino con cierta intensidad, por cuanto es penetrante en su acción y trasciende hasta las partes más insignificantes, y, además, con un ardor rebosante, con lo cual significa la ación que estos ángeles ejercen potentemente sobre los súbditos, estimulándolos a un sublime fervor y purificándolos totalmente por el incendio. Tercero, se observa en el fuego su claridad, lo cual significa que estos ángeles tienen en sí mismos una luz inextinguible y que iluminan perfectamente a otros».
Los serafines desempeñan un papel místico en el Discurso sobre la dignidad del hombre de Pico della Mirandola, destacado humanista del Renacimiento. Pico tomó el fuego de los serafines como el más alto modelo de aspiración para los humanos: «Arde el serafín con el fuego del amor […] También de éstos emulemos la dignidad y la gloria, incapaces ahora de desistir e intolerantes de los segundos puestos; con quererlo, no seremos inferiores a ellos». Pico también anunció: 
«Si, libres de la acción, nos absorbemos en el ocio de la contemplación meditando en la obra al Hacedor y en el Hacedor la obra, resplandeceremos rodeados de querubínica luz; si ardemos sólo por el amor del Hacedor de ese fuego que todo lo consume, de inmediato nos inflamaremos en aspecto seráfico». 
Serafines alrededor del trono de Dios - Dios de los ejércitosViktor Vasnetsov