Barbegazi

Los barbegazi (posiblemente del francés: barbes glacees; barbas heladas) son unos pequeños humanoides que habitan en las regiones montañosas entre Francia y Suiza. Según Fantasy encyclopedia, de Judy Allen, estos hombrecillos, tal y como indica su nombre, tienen la barba congelada y por ello se asemejaría a unos carámbanos. Sus ropajes están hechos de pelo blanco, y del mismo color son sus cabelleras, por lo que se camuflan muy bien en lugares nevados. Lo que más destaca de estos seres es que tienen unos pies enormes y largos que usan para caminar fácilmente sobre la nieve y para deslizarse sobre ella como si hicieran esquí. Al contrario de la mayoría de animales, los barbegazi hibernan en cuevas y túneles en verano y no salen hasta que caen las primeras nevadas. Se muestran amistosos con los humanos, pues les avisa con pequeños gritos de que se avecina un alud y ayudan a desenterrar a aquellos que han quedado atrapados en uno.

Barbegazi ilustrado en Fantasy Encyclopedia, de Judy Allen

Hrimfaxi

Hrimfaxi (nórdico antiguo: crines de escarcha) es un caballo perteneciente a la mitología nórdica. Sobre su grupa monta Nótt, la diosa de la noche, y la baba que gotea de su boca al resollar durante su recorrido se convierte en el rocío que se acumula sobre las plantas.
Nörfi o Narfi se llamaba un gigante que vivía en Jötunheim. Tenía una hija que se llamaba Nótt (Noche) y era negra y oscura como toda su familia. Se casó con un hombre llamado Naglfari, y tuvieron un hijo llamado Audr. Más tarde se casó con uno que se llamaba Ánnar; Jörd (Tierra) se llamó la hija que tuvieron. Por último se casó con Delling (Crepúsculo/Luminoso), y éste era de la familia de los dioses aesir; tuvieron un hijo llamado Dagr (Día), que era claro y hermoso como los de su línea paterna. El Padre Universal entonces tomó a Nótt y a su hijo Dagr y les dio dos caballos y dos carros y los mandó arriba al cielo a que recorrieran cada uno su mitad del día alrededor de la tierra. Nótt va delante con un caballo que se llama Hrimfaxi, y cada mañana cubre él la tierra de rocío con la baba que va soltando.
Nótt montada sobre Hrimfaxi - Peter Nicolai Arbo

Oshiroi Baba

La oshiroi-baba (japonés: 白粉婆; vieja de la cara empolvada) es un yokai de la mitología japonesa. Se dice que este espectro recorre en diciembre los caminos nevados con el aspecto de una anciana encorvada que se apoya en un bastón. Tiene la cara totalmente blanca, como si la tuviera empolvada con maquillaje, lleva un sombrero de paja, ropas tan blancas como su rostro y con la mano que le queda libre sujeta una botella de sake. Toriyama Sekien dice de ella en su Suplemento de los cien demonios del presente y el pasado que es la sirviente de Jifun-Senjō, diosa del beni (carmín de los labios) y del oshiroi (polvos de maquillaje). Shigeru Mizuki llama a la deidad a la que sirve como Shifun-Senrō y, según él, la oshiroi-baba recorría los caminos nevados de la península de Noto en pleno invierno en busca de sake que hiciera entrar en calor a su diosa. También destaca que en los alrededores de la aldea de Totsugawa, en la provincia de Yoshino (prefectura de Nara), existe un yokai con el mismo nombre pero que aparece arrastrando un espejo y no sólo cuando nieva, por lo que se trataría de un yokai de las montañas totalmente diferente al aquí tratado.

Ilustración de Shigeru Mizuki

Yuki Jiji

El yuki-jiji (japonés: 雪爺; viejo de las nieves) es un espíritu presente en el folklore japonés. Era conocido en las montañas de la comarca de Kubiki, de la provincia de Echigo (actual Niigata), donde se muestra como un anciano de pelo y vestimentas blancas, portando en su mano un hei (varilla sagrada en el sintoísmo). A diferencia de otros espíritus de la nieve, como la yuki-onna, nunca se ve al yuki-jiji caminando por las montañas, sino que aparece siempre descendiendo de ellas sentado sobre un alud.

En la Enciclopedia Yokai de Shigeru Mizuki se recoge la historia que se contaba de este espíritu en las faldas del monte Hishiyama, donde, más o menos cada febrero, se producía siempre por la noche un alud en el que se podía distinguir la figura del yuki jiji sentado sobre él. Los lugareños decían que, si el alud descendía en dirección a la aldea de Sugawa (actual Itoigawa), la cosecha sería abundante ese año. En cambio, si bajaba en dirección a la aldea de Shobu (actual Joetsu), las cosechas se echarían a perder. Debido a que llevaba consigo una varilla sagrada y a que predecía cómo serían las cosechas, se podría considerar que el yuki jiji está más cerca de ser un kami o pequeña divinidad que de ser un yokai.

Ilustración de Shigeru Mizuki

Vilpoñi

El vilpoñi (mapuche: reptil de la patata), también llamado vilpoñe, es un animal fantástico del folklore chileno. Este ser es descrito en el Libro de la mitología chiloe como una lagartija enorme que se alimenta de patatas. Aprovechando su dieta, cualquiera que posea uno de estos lagartos, principalmente brujos, podría domesticarlo para causar daño en los campos de aquellos con los que tuviera alguna enemistad. En este aspecto es semejante al lluhay, otro reptil de la mitología chiloe.

También se dice que es nocturno, se oculta en graneros y se alimenta además de roedores o cualquier animal que suponga una plaga, por eso también se utilizaría para proteger los campos. Cuando acaba la temporada de cosecha y no tiene de qué alimentarse, hiberna y sólo se despertaría cuando tuviera mucha hambre.

Ilustración de Christopher Alvarado

Andromalius

Andromalius es un demonio mencionado únicamente en el Ars Goetia, obra en la que ocupa el último puesto de su listado de espíritus. Es un poderoso duque del infierno que aparece como un hombre que lleva una gran serpiente en su mano. Se encarga de traer de vuelta a los ladrones y todo aquello que hayan robado; descubre las maldades y los acuerdos turbios. También castiga a los ladrones y a los malvados y descubre tesoros ocultos. Gobierna sobre treinta y seis legiones de demonios y debe usarse su sello a la hora de invocarlo.

Ars Goetia ilustrada de Aleister Crowley

Árbol wakwak

El wakwak, o waqwaq, es un árbol extraordinario de la tradición arábiga que se encontraría en una isla o archipiélago imaginario del mismo nombre en los mares del sur, frente a la costa este de África, o del este, a veces identificada con Madagascar o Japón. Lo peculiar del wakwak es que produce personas en lugar de frutos, ya sean niños, bellas mujeres o sólo cabezas humanas. Es posible que la leyenda de este árbol llegara hasta Japón, donde pasaría a ser conocido como jinmenju, un árbol cuyos frutos o flores eran cabezas.

La primera mención que se tiene de este árbol se encuentra en el T'ung-tien,  un texto chino del siglo VIII escrito por Du You, donde unos navegantes árabes se toparon con este árbol del que brotaban multitud de niños de seis a siete pulgadas de longitud; cuando veían a los hombres no hablaban, pero todos podían moverse y reír. Cuando eran arrancados de las ramas, los niños se secaban y se ponían negros. Por otra parte, Al Jahiz dijo en una de sus obras que del wakwak nacen hermosas jóvenes y, cuando están maduras, se desprenden de la rama y al caer al suelo gritan wak wak, de ahí que reciba ese nombre.

En la épica persa Hamzanama aparece otra versión del árbol wakwak. En esta obra, el fruto del árbol tenía forma de cabezas humanas, podían comunicarse e incluso predecir el futuro. El árbol le dio cobijo a Amir Hamza, comida y le predijo el día de su muerte a petición del protagonista de la obra.

Siguiendo lo recogido en Medieval Views of the Cosmos, de Evelyn Edson, un geógrafo andalusí anónimo del siglo XII relató el ciclo de crecimiento del fruto del wakwak: «en marzo, este árbol produce fruta como la de la palmera, pero con los pies de una doncella saliendo de la base. Al segundo día del mes, aparecen las pantorrillas, y al tercer día, dos piernas con sus dos muslos. Cada día va revelando un poco más hasta que el último día de abril ya cuenta con todo el torso. Es en mayo cuando aparece la cabeza y se vislumbra al completo su figura, suspendida en el aire colgando de la rama.  Su aspecto es de lo más hermoso y deseable. Al principio de junio, estas comienzan a caer del árbol y a mediados del mes no queda ninguna colgada de las ramas. Cuando caen, sueltan un quejido: «¡Waq! ¡Waq!», pero una vez en el suelo se descubre que sólo son carne, sin huesos. Pese a que son más hermosas de lo que las palabras pueden describir, no hay vida ni alma en ellas. Son enterradas en la tierra porque, si se dejaran al aire, nadie podría acercarse por el hedor».

En Las maravillas de la creación, al-Qazvini decía que la isla de Wakwak estaba gobernada por una reina y que toda su población estaba conformada por mujeres, por lo que se podría pensar que se perpetuaban mediante el fruto del wakwak.

Reina de la isla de Wakwak -
Las maravillas de la creación, de al-Qazwini
Árbol wakwak y sus frutos
Ilustración del Kitab al-bulhan

Rusalka

Rusalka (eslavo: ninfa acuática), cuyo plural es rusalky, es el nombre con el que se designa a unos espíritus femeninos del folklore eslavo. Nacen a partir de un alma no sacra, como la de los niños que murieron sin bautizar o la de doncellas que fallecieron ahogadas. El registro más antiguo que se tiene de este término data del siglo XVIII, por lo que se trataría de un mito del que no se conocen sus precedentes. Actualmente se les relaciona con el alma de los muertos, pero antiguamente podrían haber sido criaturas ligadas con la fertilidad.

Son principalmente conocidas en Ucrania y en el sur de Rusia, donde se las describe usualmente como hermosas jóvenes con el cabello suelto, a veces de color verde, adornadas con guirnaldas de flores y vestidas con hojas o con camisones blancos. En el tomo III de The mythology of all races se dice que pueden aparecer como niñas de unos siete años y Linda J. Ivanits recogió en su obra, Russian folk belief, que también se las representa como personas de pequeño tamaño, pájaros, bestias, sirenas, o niños.

Rusalky sentadas en las ramas de los árboles - Ivan Bilibin y Sergey Solomko
Las rusalky estaban asociadas a las aguas, pero también podían adentrarse a tierra y habitar en bosques y campos. En su hábitat acuático se dedicaban a atraer a incautos con sus cantos para ahogarlos, enredaban las redes de los pescadores, rompían diques, inundaban campos y destruían puentes, a parte de poder convocar lluvias torrenciales y granizo. En el norte de Rusia, donde son menos conocidas, su leyenda se difumina y se mezcla con la del vodyanoy, donde pasan a ser conocidas como su esposa, la vodianikha, adoptando el aspecto de mujeres feas y viejas de enormes pechos que cepillan sus cabellos a la orilla de los ríos. En las noches claras de verano salen a la superficie para bañarse y retozar, salpicándose entre ellas y sentándose en las aspas de los molinos de agua.

A finales de la primavera, durante la festividad conocida como la Rusal'naia, abandonaban las aguas para ir a los campos y bosques; era entonces cuando se las consideraba más peligrosas. En tierra firme se dedicaban a aplaudir, danzar el khorovod  y retozar por la hierba mientras reían. Por las noches les gusta mecerse sobre las ramas de los árboles, desde las cuales atraían a los viajeros para saltar sobre ellos y hacerles cosquillas hasta matarlos, algo similar a como actúa el leshi, por lo que se las podía confundir o considerar como la esposa de éste, la lesovikha. También existe la creencia de que el grano y la hierva crecían más grandes y fuertes en aquellos lugares donde han retozado y bailado las rusalky.

RusalkyKonstantin Makovsky
Durante la Rusal'naia la gente procuraba no salir por la noche más de lo necesario, evitaban los campos y no se bañaban en los ríos para no encontrarse con estas ninfas acuáticas. Para apaciguarlas solían dejarles pan, queso, mantequilla u otros alimentos a la orilla de los ríos. Como método de protección también se podía emplear contra ellas el símbolo de la cruz, un círculo mágico, incienso, ajo, ajenjo, un atizador o ciertos encantamientos de la Rusal'naia. Cuando se mecían en lo alto de los árboles y veían pasar a una chica, le pedían un vestido o una camisa; en estos casos, la joven colgaría de las ramas tiras de lino o pedazos de su vestido a modo de sacrificio para contentarla.

En la provincia de Smolensk se recogió un par de anécdotas relacionadas con lo anteriormente dicho: en la primera, un hombre encerró en un círculo mágico a una rusalka y le puso una cruz encima, por lo que el espíritu se fue con él a su casa y le sirvió como criada durante un año hasta que escapó al llegar la siguiente Rusal'naia. La segunda historia relata lo sucedido a una campesina que, siendo niña y paseando por el bosque con su padre, oyó el llanto de una rusalka; compadecida de ésta, dejó su bufanda cerca de donde se oían sus quejidos y al instante el espíritu dejó de llorar.

Al parecer, odian a las mujeres y castigan a aquellas que trabajen durante la Rusal'naia, pero, por el contrario, existen algunas historias de rusalky que se enamoran de hombres y se los llevan con ellos a sus palacios subacúaticos. En otras ocasiones se van con ellos a sus hogares en tierra firme, donde se casan tras convertirse en humanas al bautizarse y obtener así un alma, algo similar a lo que se cuenta de las ondinas y el resto de elementales. La ópera Rusalka, cuyo argumento es muy similar al de La sirenita de Andersen, sería un ejemplo de los amores que se dan entre rusalky y humanos.

Profundidades del agua - Dzheneyev Ivan Alekseevich

Fomorianos

Los fomorianos (irlandés antiguo: Fomoire) eran los habitantes primigenios de Irlanda, descendientes de Cam, hijo de Noé, que fueron malditos por su padre y por eso cuentan con un monstruoso aspecto.  Seguramente llegaron a la isla una vez pasado el Diluvio universal. En algunos relatos, como en el Lebor Gabála Érenn son descritos como hombres con un solo brazo y una pierna, pero también se decía que algunos de ellos eran gigantes, deformes o que tenían cabeza de animales, como de cabra, caballo o toro, aunque había algunas excepciones, como Elatha, al que se le describía como un hombre hermoso, «príncipe de la oscuridad de cabellos dorados», o su hijo Bres, cuyo nombre significa «hermoso». A esta raza se les consideraba deidades que representaban las fuerzas destructivas de la naturaleza, como el caos, la oscuridad, la muerte, las plagas o las sequías.

Estos seres sobrenaturales tuvieron varios encuentros con las sucesivas tribus que intentaron establecerse en Irlanda. Al parecer, la primera batalla que libraron fue con Partolón y sus hombres, los segundos en llegar a la isla Esmeralda trescientos años después del Diluvio universal y de la llegada de Cessair, nieta de Noé. Aunque Partolón derrotó a Cichol, líder de los fomorianos, él y su gente acabaron muriendo debido a una plaga.

Treinta años después llegaron desde Grecia Nemed y sus hombres, conocidos como nemedios, en busca de un nuevo hogar en el que establecerse. Esta tribu de hombres entablaron batalla en en cuatro ocasiones contra los fomorianos: la batalla de Ros Fraechain, donde murieron los reyes fomorianos Gann y Sengann; la de Badbgna en Connacht; la de Cnamros en Leinster y la de Murbolg en Dál Riata, en la que el fomoriano Conand mató a Starn, hijo de Nemed. Pese a sus victorias, nueve años después de su llegada a Irlanda, Nemed y trescientos de sus hombres murieron debido a una plaga y los fomorianos, liderados por Conand y Morc, aprovecharon la ocasión para esclavizar a los nemedios que quedaban, a los que exigían como tributo cada samhain dos tercios de sus hijos, de su recolecta y de su leche. Los nemedios finalmente se revelaron y atacaron con treinta mil hombres por mar y treinta mil por tierra la torre de isla Tory en la que vivía Conand y su progenie. Morc, en venganza, atacó a los nemedios y, durante la batalla, una enorme ola asoló con todos sus barcos salvo uno, en el que consiguieron salvarse treinta hombres que huyeron de Irlanda para escapar de las plagas y la esclavitud de los fomorianos. Según se cuenta, algunos de ellos se establecieron en Gran Bretaña y se convirtieron en los ancestros de los britones, otros fueron a las "islas del norte del mundo", los cuales acabaron siendo conocidos como los Tuatha Dé Danann, mientras que el resto regresaron a Grecia.

Los nemedios que regresaron a Grecia acabaron siendo esclavizados y los descendientes de estos fueron conocidos como Fir Bolg (hombres de los sacos), llamados así por las tareas que les encomendaban de cargar sacos o porque fertilizaron Irlanda con sacos llenos de tierra que llevaron consigo. Huyendo de la esclavitud que sufrían en Grecia, volvieron a Irlanda doscientos años después de la llegada de Nemed. Durante su estancia no tuvieron enfrentamientos con los fomorianos y establecieron un reinado próspero, pero su tiempo tocaría a su fin con la llegada de los Tuatha Dé Danann. Éstos eran una raza sobrenatural con conocimientos de ciencia, magia y diversas artes que arribaron en Irlanda treinta y siete años después que los Fir Blogs.

Lugh con la cabeza decapitada de su abuelo Balor, rey de los fomorianos - Escena de la serie American Gods
La relación entre los Tuatha Dé Danann y los fomorianos fue bastante mixta ya que, aunque acabaron en guerra, se dieron algunos matrimonios entre las dos razas. Los Tuatha Dé estaban liderados por Nuada, su rey, con el que derrotaron a los Fir Bolg en la primera batalla de Magh Tuireadh, pero perdió un brazo en el combate y se vio obligado a ceder el trono. El candidato para sucederle fue Bres, que era mitad fomoriano, para favorecer la relación con esta raza, pero Bres se volvió tiránico con los Tuatha Dé y los esclavizó.

Con el paso del tiempo, los Tuatha le perdieron el respeto a Bres y Nuada volvió a instaurarse como rey cuando Dian Cecht, el dios curandero, le fabricó un brazo hecho totalmente de plata. Ante esta insurrección, Bres pidió apoyo y un ejercito a Balor, el rey de los fomorianos. Este rey era famoso entre los de su raza porque contaba con un horrible ojo que abrasaba todo aquello que miraba, por eso siempre lo tenía cubierto con siete vendajes. Este don lo ganó cuando espiaba a los druidas de su padre mientras preparaban pociones mágicas; el vapor ponzoñoso de estos líquidos se metió en su ojo y lo dotaron de la misma fuerza mortal. Debido a esto, a veces se le consideraba como un cíclope, pero en otros relatos no se especifica esta cualidad y podría interpretarse como que contaba con los dos ojos y sólo uno de ellos tenía dicho poder destructor.

Años antes de esta disputa, Balor oyó una profecía que le dijo que moriría a manos de su nieto, por eso, para evitar su destino, encerró a su única hija, Ethniu, en una torre en la isla de Tory, pero Cian, el pastor de una vaca mágica que había robado Balor, se coló en su fortaleza para recuperarla y allí encontró a Ethniu, con la que tuvo relaciones. De esta unión nació Lugh, que sobrevivió cuando fue arrojado al mar por su abuelo y acabó liderando a los Tuatha Dé Danann.

Durante la segunda batalla de Magh Tuireadh, Lugh cumplió la profecía y mató a su abuelo Balor al lanzarle una piedra o una lanza al ojo. Éste acabó incrustado en su nuca y exterminó a todo el ejercito de fomorianos que tenía a sus espaldas con el rayo mortal que emitía. Los Tuatha expulsaron al mar al resto de fomorianos que sobrevivieron salvo a Bres, al que perdonaron a cambio de que revelara los secretos de la prosperidad agrícola que conocía.

Fomorianos por John Duncan

Wanyudo

El wanyūdō (japonés: 輪入道; monje rueda) es un yokai cuyo origen podría datar de la era Heian. Toriyama Sekien describió a este espectro en su Konjaku gazu zoku hyakki (japonés: 今昔画図続百鬼; Cien demonios del presente y el pasado ilustrados) como la rueda de un carro de tiro en cuyo centro estaba la cabeza de un monje budista. Esta rueda infernal rodeada de llamas se movía por sí sola y le robaba el alma a todos aquellos que la veían, aunque podías protegerte de ella si colocabas en tu casa un papel en el que pusiera: «Este lugar pertenece a la tierra de Shobo» (japonés: kono-tokoro-shobo-no-sato). Se dice que las almas que roba se las lleva al infierno y que antiguamente fue un tiránico señor que fue atropellado por un carro de bueyes.

Shigeru Mizuki recogió en su Enciclopedia yokai una leyenda en la que el wanyūdō se aparecía en la calle Higashi no toin de Kioto, haciendo un recorrido que iba desde la ciudad hasta la montaña cuando llegaba el anochecer. Todos los vecinos de la localidad estaban tan atemorizados por su presencia que nadie se atrevía a mirarlo cuando pasaba. Una noche, una mujer movida por la curiosidad intentó verlo y entreabrió la puerta de su casa cuando el yokai hacía su recorrido. Cuando llegó hasta ella, la mujer vio que esta rueda fantasmagórica tenía colgadas piernas humanas que habían sido arrancadas de cuajo. El yokai se dio cuenta de que estaba siendo observado y le grito a la incauta: «En vez de estar mirándome a mí, más te valdría fijarte en tu hijo». Cuando la mujer fue corriendo a ver cómo estaba su retoño, encontró horrorizada que le habían arrancado las piernas; seguramente el wanyudo se las había llevado consigo. Una historia similar se cuenta acerca del yokai conocido como katawaguruma.

Ilustración de Shigeru Mizuki

Ningyo

Los ningyo (japonés: 人魚; pez humano) son criaturas acuáticas del folklore japonés similares a las sirenas. Toriyama Sekien dijo de estos seres que podrían ser las gentes del País de las profundidades marinas. Al describirlos los plasmó con aspecto humano por encima del pecho y con el resto del cuerpo como el de un pez. A veces surgían del mar algunas criaturas con atributos humanos y de pez similares a los ningyo que daban predicciones y profecías, como la amabie, jinja-hime o la hōnengame, cuyas imágenes servían de amuleto contra las plagas y enfermedades que habían vaticinado.

En todas las ilustraciones de estos seres, tal y como indica Shigeru Mizuki en su Enciclopedia yokai, aparecen con una boca alargada, parecida al hocico de un mono, con dientes pequeños como los de los peces, escamas brillantes de color dorado y con una voz de sonido suave y aflautado. En otras representaciones su cuerpo es totalmente de pez y el único elemento humano que conservan es la cabeza, que es similar al de una mujer. Podían vivir tanto en el mar como en el agua dulce y, aunque podían llorar como los humanos, no podían articular palabras. Sus cuerpos desprendían un fragante olor y, si se comía su carne, se conseguía una vida larga y duradera, como se puede ver en la historia de Yao Bikuni (japonés: 八百比丘尼; la sacerdotisa budista de 800 años). En esta historia, una joven comió sin saberlo un trozo de carne de ningyo y obtuvo una inusual longevidad; mientras todos sus maridos envejecían y morían, ella se mantenía siempre joven hasta que un día decidió convertirse en sacerdotisa y murió cuando alcanzó los ochocientos años de edad.

Se pensaba que era más fácil que un ningyo quedase atrapado en las redes de los pescadores cuando estaba a punto de soplar un viento fuerte. Si se mataba a una de estás criaturas, sucedería una desgracia, por eso los pescadores solían liberarlos cuando caían en sus redes. Cuando eran arrastrados hasta la costa por las olas, las gentes de antaño lo consideraban como un mal presagio y acudían a templos y santuarios para rezar pidiendo protección, aunque no pasó lo mismo con el caso más antiguo de la aparición de un ningyo: éste ocurrió en el año 27 del reinado de la emperatriz Suiko (año 619), siendo la criatura avistada en la costa de Gamo, en Omi, actual prefectura de Shiga, y las gentes del lugar consideraron este hecho como algo digno de celebración.

Ilustración del Konjaku Hyakki Shūi - Toriyama Sekien

Esciratas

Los esciratas, también llamados arrinos (sin nariz), eran un pueblo ficticio que describieron algunos historiadores antiguos. Según Megástenes, estos hombres se encuentran entre los indios nómadas y, en lugar de nariz, sólo tenían dos agujeros, además de tener las piernas endebles como las de los reptiles. En la Colección de hechos memorables, Solino decía de ellos que estaban totalmente desnarigados, con toda la superficie de la cara plana por igual, sin agujeros, y que poseían rostros deformes.

Ilustración de Las crónicas de Nuremberg de Hartmann Schedel - Michael Wolgemut y Wilhelm Pleydenwurff

Ástomos

Los ástomos son los miembros de una tribu de hombres salvajes descritos por Plinio el Viejo en el libro VII de su Historia Natural. Vivían en los territorios más remotos de la India, cerca de la fuente del Ganges y destacaban porque carecían de boca y tenían todo el cuerpo cubierto de pelo. Usan la pelusa de las hojas como vestimenta y subsisten sólo del aire y los olores que respiran. No se alimentan con ninguna comida ni bebida, sino con los olores de diversas raíces, flores y frutos que llevan consigo cuando realizan largos viajes. Mueren con facilidad si respiran algún olor más fuerte o nauseabundo. Solino decía de ellos en su Colección de hechos memorables que tenían la boca soldada y sólo disponían de un pequeño orificio por el que podían sorber los alimentos a través de pajas de avena.

Detalle de un ástomo en Physica Curiosa, Sive Mirabilia Naturæ et Artis Libris, obra de P. Gasparis Schotti.

Anteo

Anteo (griego antiguo: Ανταιος; Hostil) era un gigante de la mitología griega hijo de Poseidón y Gea. Reinaba en Libia y desafiaba a luchar a todos los viajeros que pasaban por sus tierras. Según Píndaro, usaba los cráneos de sus víctimas para decorar las paredes del templo de su padre.

Fue el primer desafío con el que se topó Heracles al llegar a Libia, pues se vio obligado a luchar con él. Al ser hijo de Gea, la Tierra, veía renovadas sus fuerzas cada vez que entraba en contacto con el suelo cuando era derribado por el héroe. Al darse cuenta de esto, Heracles lo levantó en los aires para que Gea no pudiera ayudarle y, oprimiéndole el pecho, le dio muerte aplastándole las costillas.

La lucha de Heracles y Anteo - Cornelis Cort

Virtudes

Se conoce como Virtudes a los ángeles pertenecientes al segundo coro de la segunda jerarquía celestial, estando por debajo de las Dominaciones y por encima de las Potestades en la jerarquía establecida por Dionisio Areopagita. Según Isidoro de Sevilla y Gregorio Magno, estos ángeles tenían la misión de producir en el mundo prodigios, maravillas y milagros, de ahí que reciban su nombre.

San Dionisio habló de la naturaleza de estos espíritus y su relación con Dios en su Jerarquía celeste:
La denominación de santas virtudes significa cierta fortaleza viril, inflexible en todas sus operaciones, al modo de Dios. No admite ni debilidad ni pereza para recibir las iluminaciones divinas que le son dadas, tiende firmemente a imitar a Dios, no abandona por cobardía el divino impulso, sino que mira fijamente a la Virtud supraesencial, fuente de toda fortaleza, y llega a ser, en la medida que le es posible, la imagen en forma de virtud de la Virtud misma, y se vuelve firmemente hacia Ella por ser el principio de toda Virtud y al mimo tiempo transmite a sus inferiores el poder dinámico y divinizante.
Virtudes obrando el milagro de exorcizar demonios - Cúpula del baptisterio de San Juan

Iratxo

Iratxo es el nombre con el que se conoce a los duendes de la mitología vasca, los cuales suelen tomar el aspecto de diversos animales para realizar sus tropelías. En la región de Guernica se llama Ieltxu a este genio nocturno, donde se aparece con forma humana o como un pájaro que lanza fuego por la boca. Se presenta de improvisto creando pavor. Aunque no es de naturaleza maléfica, si alguien, movido por la curiosidad, le sigue en plena noche, se dedicará a guiarle hasta algún barranco o precipicio. José Miguel de Barandiarán recogió en su Diccionario de mitología vasca que estos genios moran en cuevas, simas y pozos, como el pozo de Busturia o la mina de Nabarrizmendi (Navárniz).

En Bermeo se le llama Iditxu o Iritxu, donde se aparece al alcance de los que viajan de noche como un pequeño cerdo. Quien lo persigue se ve burlado, porque este duende se dedicará a llevarle por bosques, montes y cuevas hasta dejarle exhausto en el mismo sitio del que partieron. También existen unos genios conocidos como Irelu que, aparte de transformarse en animales, también pueden adoptar forma de mujer o de niño. Estos genios viven retirados en cavernas, como la cueva de Armontaitz, la de Malkorburu  o la sima de Ubedi.

Iritxu ilustrado por Ricardo del Río para Mitologika: una visión contemporánea de los seres mágicos de Euskadi

Waira

El waira (japonés: わいら) es un yokai del folklore japonés del que apenas se sabe nada. No existen caracteres chinos que sirvan para expresar su nombre, así que tampoco se sabe muy bien qué significa literalmente. Toriyama Sekien lo ilustró en su Gazu Hyakki Yakō como un monstruo con una única y afilada garra en cada pata. Shigeru Mizuki añadió en su Enciclopedia Yokai que estos monstruos viven en las montañas y nunca salen a terreno abierto, además de que los machos son de color terroso y las hembras rojas. Mizuki recogió una historia en la que un médico de la prefectura de Ibaraki llamado Noda Gensei vio al waira una vez. Al parecer su aspecto recordaba un poco al del rinoceronte y en ese momento se encontraba excavando en la tierra para comerse un topo.

Toriyama Sekien

Chonchón

El chonchón es la criatura en la que se transforma un calcu, un brujo mapuche, para volar libremente y causar así diversos males. Estos brujos separan su cabeza del cuerpo al aplicarse un ungüento en la garganta mientras recitan «sin Dios ni Santa María»; así, la cabeza echa a volar utilizando unas grandes orejas como alas mientras el cuerpo se queda en casa. Suelen revolotear cerca de las habitaciones de los enfermos, donde luchan con el espíritu de estos y, si vencen, les chupan la sangre. También se creía que los brujos utilizaban esta forma para asistir a sus reuniones. A veces se identificaba a esta cabeza voladora de mal agüero con el chuncho o el huairavo. Originalmente pertenecía a los mitos del pueblo mapuche, pero con el tiempo pasó a formar parte del folklore chileno.

Son invisibles para aquellas personas que no sean brujos, pero se sabe de su presencia por el «tué tué tué» que graznan, un fatídico canto que presagia la muerte de alguien. En Geografia Del Mito Y La Leyenda Chilenos, de Oreste Plath, se dice que los indígenas quemaban hojas de canelo para protegerse de él. Existían varios métodos para hacer caer al chonchón si se notaba que estaba revoloteando cerca, como rezar las doce palabras redobladas, la Magnífica o una oración que dice «San Cipriano va para arriba, San Cipriano va para abajo, sosteniendo una vela de buen morir». Si se dibujaba el sello de Salomón en el suelo y se colaba en su centro un cuchillo con la punta hacia arriba, el chonchón caería sobre él y quedaría ensartado, ocasión que debía aprovecharse para cogerlo y lanzarlo al fuego. Cuando un chonchón caía por estos métodos se veía incapaz de remontar el vuelo de nuevo a no ser que otro chonchón le ayudara, y aunque sean invisibles para la gente normal, se podía notar el furioso revoloteo que hacían en el suelo.

Otros métodos para ahuyentarlos consistían en echar sal al fuego de la cocina; extender un chaleco o decirle: «pasa chonchón, tu camino» o «vuelve mañana por sal». Cuenta Julio Vicuña Cifuentes en su Mitos y supersticiones de la tradición oral chilena que unas jovencitas utilizaron este último método, por lo que al día siguiente se presentó en su casa un viejecillo pidiéndoles la sal que le habían prometido. Otra versión dice que fue un elegante caballero el que se presentó a comer en casa de los que le había ofrecido la sal al chonchón; cuando creía que nadie lo veía, se echó el salero al bolsillo y se despidió cortésmente poco después. Si se le negara la sal, el chonchón tomaría venganza por haberse burlado de él.

Diseño del chonchón para la saga de videojuegos Shin Megami TenseiKazuma Kaneko

Jinmenju

El jinmenju, o ninmenju (japonés: 人面樹; árbol de rostro humano), es un yokai del folklore japonés. Se trata de un árbol cuyas flores parecen cabezas humanas y, aunque no hablan, no dejan de reírse, llegando a caerse del árbol si lo hacen demasiado. Crece en valles situados en medio de montañas frondosas y apartadas. En el Wakan Sansai Zue (Diccionario enciclopédico ilustrado de los tres mundos) se dice que el jinmenju era oriundo de las tierras del sur, y sus frutos, llamados jinmenji, maduraban en otoño. En esta obra también se dice que sus frutos tienen sabor agridulce y que sus pepitas tienen por ambos lados ojos, orejas, nariz y boca, por lo que no debía haber mucha gente a la que le gustase comérselos.

Shigeru Mizuki dijo en su Enciclopedia yokai que solía usarse jocosamente la palabra jinmenju para referirse a la situación en la que se subían varias personas a un árbol para ver algún espectáculo y sólo se veían sus cabezas entre el follaje. Añade también que este yokai fue importado de China, y que seguramente guarde relación con el árbol wakwak, proveniente de la India y Persia, cuyos frutos eran seres humanos.

Jinmenju de Shigeru Mizuki

Dantalion

Dantalion es un demonio mencionado únicamente en el Ars Goetia, donde ocupa el septuagésimo primer puesto de su listado de espíritus. Es un gran y poderoso duque del infierno que aparece como un humano con muchas caras, tanto de hombres como de mujeres, y con un libro en su mano derecha. Se encarga de enseñar todas las artes y ciencias a quien sea; y declara los consejos legales secretos de cualquiera, ya que conoce los pensamientos de todos los hombres y mujeres y puede cambiarlos a su antojo. Puede provocar el amor y produce visiones con el aspecto de cualquier persona en aquella parte del mundo que se desee. Gobierna sobre treinta y seis legiones de demonios y debe usarse su sello para invocarlo.

Diseño de Dantalion para la saga de videojuegos Shin Megami Tensei - Kazuma Kaneko

Seere

Seere, también llamado Sear o Seir, es un poderoso príncipe del infierno que sólo es nombrado en el Ars Goetia, donde ocupa el septuagésimo puesto de su listado de demonios. Seere está bajo el poder de Amaimón, rey del este, y aparece como un hermoso hombre que cabalga a lomos de un caballo alado. Su oficio es el de ir y venir; trae cosas en abundancia en un instante y lleva o trae cualquier cosa a donde quieras. Puede recorrer el mundo en un abrir y cerrar de ojos; dice la verdad a todo lo relacionado con robos, tesoros escondidos y muchas otras cosas. Es de una buena naturaleza indiferente, y está dispuesto a hacer cualquier cosa que el exorcista desee. Rige sobre veintiséis legiones de demonios y debe usarse uno de sus sellos(1, 2) a la hora de invocarlo.

Seere en el Ars goetia ilustrada de Aleister Crowley

Decarabia

Decarabia es un demonio mencionado en diversos textos de ocultismo. En el Pseudomonarchia Daemonum también se le conoce como Carabia, donde se dice que es un gran rey y conde del infierno, mientras que en el Ars Goetia sólo recibe el titulo de marqués. Cuando se le invoca, aparece como una estrella de cinco puntas, pero adopta la forma de un hombre cuando se lo manda el exorcista. Se encarga de descubrir las virtudes de las aves y de las piedras preciosas, además de que hace que aparezca toda clase de pájaros ante el mago que lo ha invocado. El Ars Goetia dice que estos pájaros son falsos, pero que cantan y beben como si fueran reales; en el Pseudomonarchia Daemonum, los pájaros son reales y se acercan al mago como si los hubiera domesticado; y el Diccionario infernal añade que Decarabia en realidad da el talento de domesticar a las aves para que te sirvan. Gobierna sobre treinta legiones de demonios y debe usarse su sello durante su invocación.

Diseño de Decarabia para la saga de videojuegos Shin Megami Tensei - Kazuma Kaneko

Etxajaun

El etxajaun (euskera: señor de la casa; plural: etxajaunak) es un genio nocturno o duende de la mitología vasca que representa a los antepasados. José Miguel de Barandiaran recogió en su Diccionario de mitología vasca que estos genios se aparecen en el hogar por la noche después de que sus moradores se hayan ido a dormir, entrando en la cocina a través de la chimenea. Son guardianes de la casa y bienhechores, pero se enfadan si encuentran apagado el fuego del hogar o sucios los platos de la cena. En algunos casos también se ofenden si no reciben alguna ofrenda. Si esto llegara a suceder, mostrarían su enfado pellizcando o molestando a los dueños de la casa mientras duermen por vagos y perezosos.

Estos genios se conocen con este nombre en Domezain, pero se les llama de diferentes maneras según la región. A veces se les llama Maide; en Mendive reciben el nombre de Saindi-Maindi (Santo Maide), donde se le atribuyen la construcción de los dólmenes de la región. En Oyarzun, donde se dice que son constructores de crómlechs, se llaman Intxixu. También podría tratarse de la misma criatura conocida como Mairi, o Mairu, en Baja-Navarra, una raza antigua de fuerza colosal que cargaban con una sola mano enormes peñascos de la montaña de Arradoy para construir castillos, dólmenes, etc. Las leyendas cuentan que las rocas con las que se construyó el dólmen Mairietxe (casa de Mairi) fueron transportadas por una Mairi sobre su cabeza mientras tenía las manos ocupadas hilando. Cerquand decía que estos genios, sea cual sea su nombre, eran todos masculinos, pero que sus correspondientes femeninas eran las lamias, con las que solían reunirse en el campo de Mendi, aunque se dice que fueron desterrados de aquellas regiones por Roldán.

Etxajaun ilustrado en la Guía de los seres mágicos de España: Duendes, de Jesús Callejo - Ricardo Sánchez

Nurarihyon

El nurarihyon (japones: ぬらりひょん) es un yokai de la mitología japonesa. A este espíritu se le conoce como el jefe de los yokai, aunque no se sabe exactamente si lo es realmente o de dónde recibe ese título. En ocasiones aparece con el aspecto de un monje, pero lo normal es que se presente vestido como un comerciante; también presenta una manera de andar reposada, como la de los señores de las familias adineradas. Shigeru Mizuki recogió en su Enciclopedia Yokai que el nurarihyon, sin saber muy bien por donde, se cuela al atardecer en casas para acomodarse en el salón y servirse un té mientras todo el mundo está ocupado o ausente. Cuando se cuela en alguna gran mansión, aprovecha para coger la boquilla de metal del señor de la casa y se fuma su tabaco; luego se marcha del lugar sin que nadie se percate.

En la prefectura de Okayama existe un yokai con este mismo nombre: este ente aparece flotando en el mar como una pelota del tamaño de una cabeza. Cuando un marinero se acerca con su barco para intentar recogerlo, se le escurre de las manos, se hunde en el mar y luego vuelve a salir a flote. Es posible que este nurarihyon de Okayama se trate en realidad de una clase de umi-bozu (monje del mar) y no tenga relación con el jefe de los yokai.

Ilustración de Shigeru Mizuki

Destalonado

El destalonado es un ser mitológico perteneciente al folklore chileno. Se cree que puede tener aspecto humanoide, pero nadie ha llegado a verlo nunca porque se manifiesta dentro de un remolino de polvo que gira y se mueve a gran velocidad. De esta manera secuestra y devora a los niños y animales que encuentra en su camino. El único rastro que deja es una huella en el suelo carente de talón, de ahí que reciba el nombre de «destalonado».

Julio Vicuña Cifuentes deja otra versión de este ser en su Mitos y supersticiones recogidos de la tradición oral chilena, donde dice que en Talagante se cree que es un hombre melenudo que tiene una gran barba, lleva un zurrón colgado del cuello y se dedica a entrar de noche en las casas para saquear los gallineros. La huella que deja tras su paso no presenta talón.

Escena de En los límites de la realidad

Belial

Belial (hebreo: בְּלִיַעַל‎) es un poderoso rey del infierno que era adorado, según el Diccionario infernal, en Sidón, Babilonia y Sodoma entre otras regiones. En el Tratado de brujería vasca, Pierre de Lancre decía que su nombre significaba «sin yugo/rebelde/desobediente» y era el jefe de los demonios de la tercera jerarquía llamados «vasos de ira», que se encargaban de inventar todos los males y las malas artes. A veces se utiliza su nombre como sinónimo para referirse al Diablo.

Se dice que fue creado inmediatamente después de Lucifer y que fue el primero en caer entre los ángeles más dignos y sabios antes de la creación de Miguel y otros seres celestiales. Además, fue él quien arrastró a otros muchos ángeles consigo al instigarles para que se revelaran. Es el sexagésimo octavo demonio mencionado en el Ars Goetia, donde se dice que el mago que lo invoque podrá hacerle sacrificios, ofrendas u holocaustos para que responda con la verdad a sus preguntas, pero pasada una hora comenzará a mentir a no ser que se le conjure por el nombre de Dios. Se aparece como un hermoso ángel sentado en un carro de fuego, habla con voz agradable y se encarga de proporcionar excelentes espíritus familiares, de conseguir el favor de amigos y enemigos y el de distribuir senados. Gobierna sobre ochenta legiones de demonios y debe usarse su sello cuando se le invoque.

El Pseudomonarchia Daemonum especifica que una parte de sus legiones pertenecía al coro de las Virtudes y la otra a la de los ángeles. Hará lo que sea para asistir a sus súbditos y a los que se le someten; y si no lo hiciera es muy fácil castigarle, como hizo Salomón que le encerró en una botella con todas sus legiones, que, según el Diccionario infernal, estaban formadas por un ejército de quinientos veinte y dos mil doscientos ochenta diablos. Junto a él también fueron encerrados setenta y dos reyes, de los cuales primero estaba Bileth, luego Belial y por tercero Asmodeo. Al parecer, Salomón los encerró por el orgullo de Belial, al que llegó a adorar influenciado por el amor que profesaba por una de sus concubinas. Salomón arrojó la botella con los demonios al fondo de un lago, pero los babilonios, sabiendo de lo ocurrido y creyendo que estaba llena de tesoros, rompieron el sello que la mantenía cerrada y liberaron a los espíritus. Todos volvieron a su lugar de origen salvo Belial, que temiendo ser atrapado de nuevo se ocultó dentro de la estatua de un ídolo y comenzó a dar oráculos desde ella a los que le adoraban y hacían sacrificios.

Belial en el Ars Goetia ilustrado por Aleister Crowley

Camphruch

El camphruch, llamado también camphurch, es una bestia similar al unicornio que fue descrita por primera vez por André Thévet en el tomo XII de su Cosmografía universal. Este animal podía encontrarse en las islas Molucas y vivía tanto en tierra firme como en el agua, donde se alimentaba exclusivamente de peces. Tiene el tamaño de una cierva y un cuerno móvil en la frente de tres pies y medio de largo (1 m), con un diámetro máximo como el brazo de un hombre. Tiene mucho pelo alrededor del cuello, de un color grisáceo, las patas traseras están adaptadas para nadar tanto en agua dulce como salada, similares a las de una oca, y las delanteras son como las de un ciervo. Su cuerno, como el del unicornio, servía de antídoto contra cualquier veneno. Parecer ser tan importante que el rey de las islas Molucas se impone de buen grado el mismo nombre que este animal, mientras que los que le siguen en rango toman el nombre de otras bestias o frutas.

Camphruch en la Cosmografía universal de André Thévet

Pyrassouppi

El pyrassouppi es una bestia descrita por André Thevet en el tomo V de su Cosmografía universal.  Esta criatura se halla en la zona que está a lo largo del río Plate en una isla llamada por los árabes Cademoth, la cual se encuentra junto al Mar Rojo, yendo a lo largo de la costa de Arabia.

Tiene el tamaño de un mulo, con la cabeza similar a la de estos animales, es peludo como un oso, aunque de un color un poco más vivo, tirando a leonado, y con las pezuñas hendidas como un ciervo. El pyrassouppi tiene en la cabeza dos cuernos muy largos, sin ramificaciones, que recuerdan a los tan estimados de los unicornios: los salvajes de la zona, cuando sufren picaduras de animales venenosos, ponen los cuernos de estas bestias en agua durante seis o siete horas, y se la hacen beber al paciente, el cual sana de inmediato.

Pyrassouppi ilustrado en la Cosmografía Universal de André Thevet.