Fantasma de Saucedilla

Saucedilla, un pequeño municipio de la provincia de Cáceres, fue el lugar de aparición de una figura espectral en octubre de 1983. El periodista Gonzalo Pérez Sarró pudo entrevistar y recoger el testimonio de Mari Carmen Ramos, una joven de catorce años que se topó de frente con este misterioso ser cuando regresaba a casa por la avenida González Amézqueta.

Según la joven, apareció de pronto frente a ella, a unos veinte metros de distancia, una mujer de casi tres metros de alto que iba vestida con una túnica negra. Mari Carmen fue incapaz de discernir ningún rostro en lo que era la cabeza del espectro ya que lo llevaba oculto con una capucha y la oscuridad del anochecer le impedía distinguir cualquier facción en su cara. Tampoco pudo asegurar si tenía brazos, porque de tenerlos, los llevaba muy pegados al cuerpo, casí indistinguibles de este, aunque sí destacó que parecía llevar una especie de bolsa colgando en la que debía guardar objetos.

Lo más terrorífico de su descripción es que la figura se desplazaba flotando sobre el suelo muy lentamente, como una torre humana montada en un patín; además no parecía tener pies, pues los faldones de su vestimenta caían a plomo y se agitaban como si un viento soplase hacia arriba justo bajo ella. Parecía que no había un cuerpo bajo esos ropajes.

Antes de llegar hasta Mari Carmen, a unos escasos cinco metros de distancia, el fantasma cambió su rumbo y se metió en una callejuela que había entre los dos. La adolescente se asomó para espiar al extraño personaje, pero en los pocos segundos que tardó en doblar la esquina, había desaparecido por completo en un lugar el que no había sitio donde esconderse, pues en la nueva vía sólo había un pequeño callejón sin salida que la muchacha examinó en el acto.

Cuatro días más tarde, Mari Carmen volvió a encontrarse con el fantasma cuando salió en su búsqueda con par de amigos más jóvenes que ella. Esta vez sí pudo ver su cara, redonda, blanquecina y resplandeciente, cuando se asomó desde una esquina para contemplarlos. Todos huyeron en el acto y, según cuentan, los perros de la localidad no dejaron de ladrar en toda la noche.

Por si fuera poco, otros niños que no guardaban ninguna relación con Mari Carmen ni conocían su historia fueron testigos de esta aparición a la que se conoció como el «Fantasma de Saucedilla». Tal fue el caso de la joven Mariví de once años, que dos días después del primer suceso corrió horrorizada hacia sus amigos gritando que había visto a una persona muy grande y vestida de negro.

Por último tenemos lo que contó María del Mar Mariscal, otra chica del pueblecito que vio al fantasma dos veces en la misma noche: primero pudo ver al espectro cruzando la carretera por un tramo cercano a su casa y, más tarde, cuando bajó la basura aquella noche, lo contempló estático delante de unos de los postes de ladrillos que tenía la entrada del jardín de su vivienda. Esta fue la última vez que se supo del Fantasma de Saucedilla, el cual dejó de nuevo a los perros del vecindario ladrando asustados por su presencia.

Portada de la revista Éxtasis, editada en Cáceres en febrero de 1985

Fuentes

Jiménez, Íker: El paraíso maldito. Editorial EDAF, Madrid (2003).
Pérez Sarró, Gonzalo: Revista Éxtasis nº 19. Cáceres (1985).

No hay comentarios:

Publicar un comentario