En la mitología griega, las Keres (en singular, Ker) eran espíritus femeninos de la muerte. Según Hesíodo, las Keres eran hijas de Nix y, como tales, hermanas del Destino (las Moiras), la Condenación (Moros), la Muerte y el Sueño (Tánatos e Hipnos), la Discordia (Eris), la Vejez (Geras), la Venganza (Némesis), Caronte y otras personificaciones. Algunos también han dicho que las Keres eran hijas de Érebo y Nix. Mientras que el toque de Tánatos era suave, produciendo muertes serenas, la muerte violenta era el dominio de sus hermanas las Keres, asiduas al campo de batalla y amantes de la sangre.
Eran descritas como seres oscuros, con dientes y garras rechinantes, sedientos de sangre humana. Sobrevolaban el campo de batalla buscando hombres moribundos o heridos. Una descripción de las Keres se encuentra en el Escudo de Heracles (248-57):
Las negras Fatalidades rechinando sus dientes blancos, ojos severos, fieras, sangrientas, aterradoramente se enfrentaron a los hombres agonizantes, pues estaban deseosas de beber su sangre oscura. Tan pronto como agarraban a un hombre que había caído o acababa de ser herido, una de ellas apretaba sus grandes garras en torno a él y su alma bajaba al Hades, al frío Tártaro. Y cuando había satisfecho sus corazones con sangre humana, arrojaban a ése tras ellas y se apresuraban de vuelta a la batalla y el tumulto.
El término Keres también se ha usado para describir el destino de una persona. Un ejemplo de esto puede hallarse en la Ilíada cuando Aquiles tiene que hacer la elección (o Keres) entre una larga y anónima vida en su hogar o la muerte en Troya y la gloria eterna. También, cuando Aquiles y Héctor van a enfrentarse en una pelea a muerte, Zeus pesa las keres de ambos guerreros para determinar quién morirá. Como la ker de Héctor se consideró más pesada, se le destinó a morir.
Durante el festival conocido como Antesteria, las Keres eran ahuyentadas. Sus equivalentes romanas eran Letum (‘muerte’) o las Tenebrae (‘sombras’).
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