La Historia Natural de Plinio el Viejo fue una de las obras más importantes de la antiguedad, un compendio de información sobre la naturaleza que influyó de gran manera en bestiarios posteriores. Entre bestias, insectos y aves, Plinio hizo un hueco para hablar de los famosos dragones de la India y de sus luchas contras los elefantes, además de relacionarlo con el origen del cinabrio en sus tomos sobre minerales. Aquí tenéis toda la información que dejó sobre ellos sacada de la edición de Gredos.
Libro VIII
11. Donde nacen los elefantes. Rivalidad entre ellos y los dragones
África produce elefantes más allá de los desiertos de las Sirtes; también los hay en Mauritania; los tienen también los etíopes y los trogloditas, como se ha dicho; pero los más grandes los produce la India, así como los dragones que luchan con éstos en continua rivalidad y son de tan gran tamaño también ellos mismos que los envuelven con una fácil rosca y los estrangulan con el lazo de su nudo. Esta lucha produce la muerte de ambos, pues el vencido, al derrumbarse, aplasta con su peso al que lo tiene abrazado.
12. La astucia de los animales
Cada animal tiene una habilidad innata sorprendente, como éstos la suya. El dragón tiene dificultad para subir a una altura tan grande y, por ello, tras vigilar el camino frecuentado por éstos hacia los pastizales, se arroja encima de ellos desde un árbol alto. El elefante sabe que la lucha contra las roscas es desigual para él y así busca despedazarlo contra los árboles o las rocas. Los dragones se precaven de esto y por ello entrelazan en primer lugar sus patas con su cola. Aquellos desatan los nudos con su trompa. Éstos, por su parte, meten su cabeza en las mismas narices y, al instante, obstruyen el paso del aire y desgarran sus partes más vulnerables. Cuando se encuentran de frente, se levantan contra sus adversarios y se lanzan especialmente contra los ojos; así ocurre que a menudo se encuentran elefantes ciegos y consumidos por el hambre y por la enfermedad de la tristeza. ¿Qué causa se podría aducir de tan gran odio sino la de que la naturaleza se amaña el espectáculo de tales parejas? Hay también otra descripción de esta lucha: dicen que la sangre del elefante es muy fría y que, por esto, el momento en que los dragones los buscan es especialmente cuando el verano es más caluroso; que, por ello, están al acecho sumergidos en los ríos cuando aquellos beben y que, enroscándose en su trompa atrapada, dan un mordisco a su oreja, porque solamente este punto no puede ser defendido con la trompa. Que los dragones son tan grandes que sorben toda su sangre y que, por ello, los elefantes, desangrados y consumidos por éstos, caen, y que los dragones, ebrios de sangre, son aplastados y mueren juntamente con ellos.
13. Los dragones
Etiopía los produce iguales a los de la India: de veinte codos (9 m). Lo más extraño es de dónde sacó Juba que tenían cresta. Se llaman etíopes asaqueos aquellos en cuyo territorio nacen en mayor cantidad; cuentan también que, en sus regiones marítimas, enlazados entre sí de cuatro en cuatro o de cinco en cinco a modo de cañizo, formando una vela con sus cabezas erectas, se dejan llevar por las olas hacia los pastos mejores de Arabia.
22. Un hombre reconocido y salvado por un dragón
Estos hechos dan crédito a Demócrito que cuenta que Toante fue salvado en Arcadia por un dragón. Lo había criado siendo niño con un extraordinario afecto, pero su padre, por miedo al tamaño y a la índole de la serpiente, la había llevado a un desierto y allí, cuando Toante había caído en la emboscada de unos ladrones, la serpiente, al reconocer su voz, lo socorrió. Realmente lo que se cuenta de los niños alimentados con leche de fieras tras haber sido abandonados, como de nuestros fundadores por una loba, yo opino que es más razonable pensar que sucedió por la grandeza de sus destinos que por el carácter de las fieras.
41. Remedios hallados a partir de los animales
[...] El dragón reprime la náusea primaveral con el jugo de la lechuga silvestre.
Libro X
72.Cuáles viven de venenos
Los corzos y, como hemos dicho, las codornices, animales muy tranquilos, engordan con venenos. Pero, por el contrario, las serpientes lo hacen con huevos. Y, en ello, ciertamente resulta digno de contemplarse el arte de los dragones, pues o bien se los tragan enteros, si su garganta tiene capacidad para ello, y después enroscadas en sí mismos, los rompen en su interior y así expectoran las cáscaras, o bien, si son serpientes aún demasiado jóvenes, los cogen con sus espiras y los aprietan tan paulatinamente y con tanta fuerza que, tras cortarse una parte como con un hierro, sorben la otra, que mantienen cogida. De manera similar, tras devorar aves enteras, expulsan su plumaje haciendo esfuerzos.
Libro XXV
5. Los primeros autores griegos que escribieron sobre plantas
Janto, autor de ciertos trabajos históricos, nos cuenta, en el primero de ellos, que un joven dragón fue devuelto a la vida por sus padres gracias a una planta que recibe el nombre de ballis, y que un tal Tilón, que había sido asesinado por un dragón, fue devuelto a la vida por medios similares.
Libro XXIX
20. Remedios derivados del dragón
El dragón es una serpiente desprovista de veneno. Se dice que su cabeza, colocada en el umbral de la puerta, siendo los dioses apropiadamente venerados, asegurará buena fortuna a la casa. Sus ojos, secados y molidos con miel, forman un linimento que previene eficazmente contra los terrores y las apariciones de los espectros de la noche, incluso en los más temerosos. La grasa adherida al corazón, unida al brazo con los tendones de un ciervo en la piel de una gacela, asegurará el éxito en los pleitos; y la primera vértebra asegurará un fácil acceso a personas de alto cargo. Los dientes, unidos al cuerpo con un tendón de ciervo en la piel de un corzo, tienen el efecto de volver indulgentes a tus superiores y ayuda a caerles en gracia.
Pero lo más destacable de todo es un compuesto, con la ayuda del cual, los mentirosos magos proclaman que pueden hacer invencibles a las personas. Toman la cola y la cabeza de un dragón, los pelos de la frente de un león y el tuétano de este animal, la espuma de un caballo ganador y las garras de los pies de un perro: atan juntos estos elementos en la piel de un ciervo y la cierran alternativamente con los tendones de un ciervo y una gacela...
La grasa del dragón repele a las criaturas venenosas; un efecto similar a este es el que se produce al quemar la grasa de la mangosta (ichneumon). También se darán a la fuga ante la proximidad de una persona que se haya frotado con ortigas descoloridas en vinagre.
29. Remedios derivados de varios insectos
El estiércol de las aves de corral es bueno como ungüento para la picadura del escorpión, al igual que el hígado de dragón.
38. Remedios para los males de los ojos
Según se dice, aquel que haya comido polluelos de cigüeña no sufrirá de oftalmía durante muchos años; y lo mismo cuando una persona lleve encima la cabeza de un dragón: está establecido que la grasa de este animal, aplicada con miel y aceite añejo, dispersará las incipientes películas de los ojos.
Libro XXXIII
38. El cinabrio
No es de sorprender que este color haya sido tomado en tan alta estima; en los tiempos de la guerra de Troya, la tierra roja era muy valiosa, tal y como parece por el testimonio de Homero, que particularmente destaca las naves pintadas con ésta, a diferencia de otros colores y pinturas que raramente menciona. Los griegos llaman a esta tierra roja miltos, y le dieron al minio el nombre de cinabrio, y por lo tanto se causó un error debido a dos significados de la misma palabra: el verdadero cinabrio es la gruesa materia dejada por un dragón cuando es aplastado por el moribundo elefante, mezclada la sangre de los dos animales, como ya describimos. De hecho, este es el único color que en pintura da una representación adecuada de la sangre. Este cinabrio también es extremadamente útil como ingrediente en antídotos y varios medicamentos. Pero, ¡por Hércules! Nuestros médicos, debido a que el minio también recibe el nombre de cinabrio, usan este como sustituto del otro, por lo que emplean un veneno tal y como vamos a ver.
Libro XXXVII
57. La draconita o dracontia
La draconita o dracontia es una piedra producto del cerebro del dragón; pero a no ser que la cabeza del animal sea cortada mientras esté con vida, la piedra no adoptará la forma de una gema, ya que cuando la serpiente se encuentre a punto de morir, será cuando se vea acabada la vil naturaleza de ésta: por consiguiente, se deberá cortar su cabeza mientras duerma. Sótaco, quien asegura que una vez vio una piedra de esta clase en la posesión de un rey, dice que la gente va en busca de ella en un carro tirado por dos caballos; y que, en el momento en el que ven a la serpiente, lanzan narcóticos en su camino, y entonces cortan su cabeza mientras duerme. Según él, esta piedra es blanca y translúcida, y no admite pulido ni grabado alguno.
Dragones cazando elefantes - Giovanni Stradano |