Ankou

El Ankou es un personaje legendario de la mitología popular de la Baja Bretaña, en Francia. Es la personificación de la muerte.

El Ankou no es la muerte en sí misma, sino su servidor. Se ocupa de recoger las almas de los difuntos recientes en su viejo carro (karr an Ankoù, "carro del Ankou" en bretón). Se dice que cuando un vivo escucha el sonido chirriante del carro (wig ha wag) es señal de que él mismo o alguien próximo a él no tardará en morir. También se dice que todo aquel que vea al Ankou morirá en el transcurso de ese año.

El escribano y folklorista bretón Anatole Le Braz describió así al Ankou:

El Ankou es el obrero de la muerte (oberour ar maro). El último fallecido del año en una parroquia cualquiera se convierte en el Ankou de esa parroquia durante el año siguiente. Si en un año determinado hay más defunciones de lo habitual, se dice del Ankou: 

-War ma fé, heman zo eun Anko drouk / "Cielo santo, éste es un Ankou cruel".

Muchos describen al Ankou como un hombre muy viejo y delgado, con los cabellos largos y blancos y un gran sombrero de fieltro negro. Otros aseguran que tiene la forma de un esqueleto envuelto en un sudario, cuya cabeza gira constantemente sobre sí misma en lo alto de la columna vertebral a fin de poder otear de un solo vistazo toda la región que se le ha encomendado recorrer.
En uno u otro caso, el Ankou tiene en la mano una guadaña, que difiere de las guadañas normales en que su hoja está vuelta hacia afuera y no hacia dentro. De este modo el Ankou no la hace regresar a él cuando siega; contrariamente al uso de todos los segadores de heno y cosechadores de trigo, él la arroja hacia adelante.

El Ankou aparece representado en algunas iglesias como la de La Martyre, bajo la forma de un esqueleto armado con una flecha o una guadaña. También existen dos esculturas suyas, una de madera policromada en la iglesia de Saint Milliau de Ploumilliau (Côtes-d'Armor) y otra en el Musèe des Jacobins de Morlaix (ambas datan del siglo XVII).

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