El Minotauro (griego: Μινωταυρος; Toro de Minos) es un monstruo antropófago de la mitología griega que tenía cuerpo de hombre y cabeza de toro. Su nombre de nacimiento fue Asterión (griego: Αστεριον; El estrellado) y nació de la unión antinatural de Pasífae con el toro de Creta.
El origen de esta criatura tuvo lugar con la muerte de Asterión, príncipe cretense que se desposó con Europa y crió a los hijos que ésta tuvo con Zeus: Minos, Radamantis y Sarpedón. Como Asterión falleció sin descendencia propia, Minos quiso gobernar sobre Creta bajo el pretexto de que esa era la voluntad de los dioses. Como prueba de ello, afirmó que le entregarían lo que deseara y le pidió a Poseidón que hiciera surgir del mar un toro para inmolarlo en su honor. Ante su petición, el dios le envió un magnífico ejemplar y de esta manera Minos fue reconocido como nuevo rey de Creta. Desgraciadamente, en lugar de cumplir su promesa, prefirió quedarse el toro como semental para su ganado y sacrificó otro en su lugar.
Ante esta humillación, Poseidón infundió en Pasífae, la esposa de Minos, una pasión contra natura por el toro. Para poder unirse al animal, el arquitecto Dédalo construyó una vaca de madera en la que Pasífae se ocultaría esperando a que el toro la montara. De esta unión nació Asterión, el Minotauro o toro de Minos, el cual fue encerrado en un laberinto construido por Dédalo en la ciudad de Cnosos por advertencia de ciertos oráculos.
Por su parte, el toro que había iniciado todo esto se volvió salvaje y comenzó a devastar Creta hasta que Heracles se lo llevó a la Argólida por uno de los trabajos que le impuso Euristeo. Tras mostrárselo, el toro quedó libre y desató el caos en Maratón, por lo que pasó a ser conocido como el toro de Maratón. Androgeo, uno de los hijos de Minos, murió destrozado por este toro cuando Egeo, rey de Atenas, lo envió contra él por haber ganado todas las pruebas de los juegos Panatenaicos.
En represalia por el asesinato de su hijo, Minos atacó con su ejército a Atenas, pero como la guerra se prolongaba y no podía hacerse con la ciudad, le rogó a su padre Zeus que castigara a los atenienses y éste los afligió con enfermedades y hambruna. Un oráculo les dijo que para librarse de esa maldición debían otorgarle a Minos aquello que pidiera, así que se vieron obligados a entregarle como sacrificio siete muchachos y siete muchachas cada año como alimento para el Minotauro.
Teseo, el hijo putativo de Egeo, ya fuera porque se ofreció voluntario o porque fue designado por sorteo, partió hacia Creta al tercer año como tributo junto al resto de jóvenes en un navío de velas negras. Egeo le pidió a su hijo que, si regresaba con vida, cambiase las velas del barco por unas blancas para saber de antemano el destino que había tenido. Una vez en Creta, Ariadna, hija de Minos, se enamoró perdidamente de él y prometió ayudarle si la tomaba por esposa; para ello le preguntó a Dédalo cómo salir del laberinto y, siguiendo sus indicaciones, le dijo a Teseo que atara un hilo en la entrada y lo fuera soltando tras de sí para volver a encontrar la salida.
Finalmente, Teseo encontró al Minotauro al final del laberinto, donde lo mató con sus manos desnudas a puñetazos. Por desgracia para el héroe, a su vuelta olvidó cambiar las velas de su barco y, cuando Egeo vio que regresaba con las velas negras, se suicidó lanzándose al mar desde un acantilado.
El origen de esta criatura tuvo lugar con la muerte de Asterión, príncipe cretense que se desposó con Europa y crió a los hijos que ésta tuvo con Zeus: Minos, Radamantis y Sarpedón. Como Asterión falleció sin descendencia propia, Minos quiso gobernar sobre Creta bajo el pretexto de que esa era la voluntad de los dioses. Como prueba de ello, afirmó que le entregarían lo que deseara y le pidió a Poseidón que hiciera surgir del mar un toro para inmolarlo en su honor. Ante su petición, el dios le envió un magnífico ejemplar y de esta manera Minos fue reconocido como nuevo rey de Creta. Desgraciadamente, en lugar de cumplir su promesa, prefirió quedarse el toro como semental para su ganado y sacrificó otro en su lugar.
Ante esta humillación, Poseidón infundió en Pasífae, la esposa de Minos, una pasión contra natura por el toro. Para poder unirse al animal, el arquitecto Dédalo construyó una vaca de madera en la que Pasífae se ocultaría esperando a que el toro la montara. De esta unión nació Asterión, el Minotauro o toro de Minos, el cual fue encerrado en un laberinto construido por Dédalo en la ciudad de Cnosos por advertencia de ciertos oráculos.
Pasífae y Dédalo - Jean Lemaire |
En represalia por el asesinato de su hijo, Minos atacó con su ejército a Atenas, pero como la guerra se prolongaba y no podía hacerse con la ciudad, le rogó a su padre Zeus que castigara a los atenienses y éste los afligió con enfermedades y hambruna. Un oráculo les dijo que para librarse de esa maldición debían otorgarle a Minos aquello que pidiera, así que se vieron obligados a entregarle como sacrificio siete muchachos y siete muchachas cada año como alimento para el Minotauro.
Teseo, el hijo putativo de Egeo, ya fuera porque se ofreció voluntario o porque fue designado por sorteo, partió hacia Creta al tercer año como tributo junto al resto de jóvenes en un navío de velas negras. Egeo le pidió a su hijo que, si regresaba con vida, cambiase las velas del barco por unas blancas para saber de antemano el destino que había tenido. Una vez en Creta, Ariadna, hija de Minos, se enamoró perdidamente de él y prometió ayudarle si la tomaba por esposa; para ello le preguntó a Dédalo cómo salir del laberinto y, siguiendo sus indicaciones, le dijo a Teseo que atara un hilo en la entrada y lo fuera soltando tras de sí para volver a encontrar la salida.
Finalmente, Teseo encontró al Minotauro al final del laberinto, donde lo mató con sus manos desnudas a puñetazos. Por desgracia para el héroe, a su vuelta olvidó cambiar las velas de su barco y, cuando Egeo vio que regresaba con las velas negras, se suicidó lanzándose al mar desde un acantilado.
Obra de George F. Watts |
Fuentes
Apolodoro: Biblioteca mitológica. Gredos, Madrid (1985).Higino: Fábulas. Gredos, Madrid (2009).
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