Los shinigami (死神, dios de la muerte) son dioses o espíritus sobrenaturales que incitan a los humanos a morir, y están presentes en diferentes aspectos de la religión y cultura japonesa. Son otra representación de La Muerte.
En el budismo existe un Mara relacionado con la muerte, el Mrtyu-mara. Es un demonio que hace que los humanos quieran morir, y se dice que el que es poseído por él comete suicidio, por lo que es considerado un shinigami. En el Yogacarabhumi-sastra, un escrito de los Yogacara, Mrtyu-mara es un demonio que decide la hora de la muerte de los humanos. Tanto Enma, el rey del Inframundo, como Cabeza de buey y Cara de Caballo, son considerados shinigamis, al igual que la diosa sintoísta Izanami, que lleva la muerte a los humanos.
La palabra «shinigami» no suele aparecer en la literatura clásica japonesa y no hay muchos escritos sobre ellos, pero al adentrarnos en el período Edo, la palabra «shinigami» se puede apreciar en las obras ningyō joruri de Chikamatsu Monzaemon y en otras obras clásicas que trataban suicidios dobles.
En la literatura clásica del periodo Edo se mencionan shinigami que poseen a los seres humanos. En el Ehon Hyaku Monogatari de Tenpō 12 (1841) hubo una historia titulada Shinigami, pero en esta ocasión era el espíritu malvado de un difunto que actuaba alimentando las emociones negativas que ya había dentro de las personas que acechaba. Provocaba repetidos accidentes en los lugares en los que hubo previamente un asesinato, por ejemplo, inducía a la gente a suicidarse en lugares donde otras personas ya lo habían hecho ahorcándose, por lo que este shinigami era algo así como una posesión que hacía que la gente quisiera morir.
El ensayo Shozan Chomón Kishu de Miyoshi Shozan tiene una historia titulada La posesión de un shinigami dificulta el habla o facilita las mentiras, en la que una prostituta poseída por un shinigami invita a un hombre a suicidarse con ella, y en la obra kabuki Mekuranagaya Umega Kagatobi, de Kawatake Mokuami, un shinigami entra en los pensamientos de la gente y les hace recordar las cosas malas que hicieron a lo largo de su vida, haciendo que quieran morir. En estos casos, más que dioses, son fantasmas, yurei o malos espíritus.
Los shinigami también aparecen en la religión popular de después de la guerra. Según las costumbres de Miyajima, Prefectura de Kumamoto, aquellos que van y vienen por la noche para atender a alguien deben beber té de leche o comer un bol de arroz antes de dormir, ya que si no les visitaría un shinigami. En Hamamatsu, Prefectura de Shizouka, se dice que un shinigami puede poseer a los humanos y los pierde en montañas, mares y vías del tren en los que ya han muerto varias personas. En estos lugares, los muertos tendrían un «regreso de la muerte» (shiniban), y hasta que no aparezca otra persona para reemplazarlos no podrán ascender, aunque les hagan ritos funerarios. Cualquier vivo que pase cerca será incitado por los muertos para ser el siguiente.
En Japón es común visitar las tumbas de los fallecidos al mediodía o al ocaso durante la ceremonia budista Higan, pero, según las costumbres de la prefectura de Okayama, visitar una tumba en Higan durante el amanecer haría que un shinigami te poseyese. Además, una vez que has visitado una tumba al anochecer, es necesario visitar la misma tumba al amanecer, si no, sería poseído por un shinigami igualmente. También se cree que los espíritus de los fallecidos que no tienen a nadie que les honre buscan compañeros invitando a la gente a unirse a ellos.
La palabra «shinigami» no suele aparecer en la literatura clásica japonesa y no hay muchos escritos sobre ellos, pero al adentrarnos en el período Edo, la palabra «shinigami» se puede apreciar en las obras ningyō joruri de Chikamatsu Monzaemon y en otras obras clásicas que trataban suicidios dobles.
En la literatura clásica del periodo Edo se mencionan shinigami que poseen a los seres humanos. En el Ehon Hyaku Monogatari de Tenpō 12 (1841) hubo una historia titulada Shinigami, pero en esta ocasión era el espíritu malvado de un difunto que actuaba alimentando las emociones negativas que ya había dentro de las personas que acechaba. Provocaba repetidos accidentes en los lugares en los que hubo previamente un asesinato, por ejemplo, inducía a la gente a suicidarse en lugares donde otras personas ya lo habían hecho ahorcándose, por lo que este shinigami era algo así como una posesión que hacía que la gente quisiera morir.
El ensayo Shozan Chomón Kishu de Miyoshi Shozan tiene una historia titulada La posesión de un shinigami dificulta el habla o facilita las mentiras, en la que una prostituta poseída por un shinigami invita a un hombre a suicidarse con ella, y en la obra kabuki Mekuranagaya Umega Kagatobi, de Kawatake Mokuami, un shinigami entra en los pensamientos de la gente y les hace recordar las cosas malas que hicieron a lo largo de su vida, haciendo que quieran morir. En estos casos, más que dioses, son fantasmas, yurei o malos espíritus.
Los shinigami también aparecen en la religión popular de después de la guerra. Según las costumbres de Miyajima, Prefectura de Kumamoto, aquellos que van y vienen por la noche para atender a alguien deben beber té de leche o comer un bol de arroz antes de dormir, ya que si no les visitaría un shinigami. En Hamamatsu, Prefectura de Shizouka, se dice que un shinigami puede poseer a los humanos y los pierde en montañas, mares y vías del tren en los que ya han muerto varias personas. En estos lugares, los muertos tendrían un «regreso de la muerte» (shiniban), y hasta que no aparezca otra persona para reemplazarlos no podrán ascender, aunque les hagan ritos funerarios. Cualquier vivo que pase cerca será incitado por los muertos para ser el siguiente.
En Japón es común visitar las tumbas de los fallecidos al mediodía o al ocaso durante la ceremonia budista Higan, pero, según las costumbres de la prefectura de Okayama, visitar una tumba en Higan durante el amanecer haría que un shinigami te poseyese. Además, una vez que has visitado una tumba al anochecer, es necesario visitar la misma tumba al amanecer, si no, sería poseído por un shinigami igualmente. También se cree que los espíritus de los fallecidos que no tienen a nadie que les honre buscan compañeros invitando a la gente a unirse a ellos.
Shinigami del Ehon Hyaku Monogatari - Shunsensai Takehara |
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