Melusina

Melusina es un hada encantada de la tradición francesa que cada sábado se veía transformada en una criatura mitad mujer y mitad serpiente. Fue la fundadora de la dinastía de los Lusignan y las primeras referencias de su leyenda se remontan al siglo XII, pero se conviertió en obra literaria entre los siglos XV y XVI a manos de Jean d'Arras y de Couldrette, que recopilaron todas las historias y cuentos relacionados con ella.

Elinas, rey  de Albania, perdió a su esposa y, para superar su dolor, se adentraba en el bosque para cazar. En una de sus batidas encontró a un hada llamada Pressine junto a una fuente, se enamoró de ella al instante y le pidió que se casara con él. Ella aceptó, pero le puso como condición que no asistiera al nacimiento de sus hijos. Tiempo después, alumbró a trillizas: Melusina, Melior y Palatine, pero el rey olvidó su promesa y entró en la habitación mientras el hada limpiaba a las recién nacidas, haciendo que Pressine huyera llevándose a sus hijas.

Al crecer las tres muchachas, Pressine les contó la afrenta de su padre, diciéndoles que de no haber sido por eso, podrían reinar en Albania. Melusina organizó una venganza contra su padre y, junto a sus hermanas, lo secuestraron ya anciano y lo encerraron en una montaña. Al decírselo a su madre, ésta las maldice porque aún estaba enamorada de él y condenó en particular a Melusina haciendo que cada sábado adoptara aspecto de serpiente de cintura para abajo. El único modo de librarse de esta maldición consistía en encontrar a un hombre que se casase con ella y nunca la viera con su aspecto de reptil. De esta manera, podría vivir y morir como el resto de los mortales, pero si se rompía la promesa, su condena duraría para toda la eternidad.

El descubrimiento del secreto de Melusina, de Le Roman de Mélusine - Guillebert de Mets
Melusina comenzó a vagar sin rumbo hasta que en Francia se encuentra al caballero Raymondin, descendiente de una familia bretona. La historia de Elinas se repite: los dos se enamoran y se casan con la condición de que Raymondin no viera nunca a Melusina en sábado. Melusina fundó la ciudad de Lusignan y construyó allí el castillo donde viviría. Con el tiempo, le dio multitud de hijos a Raymondin, pero cada uno de ellos, aunque hermosos y bien formados, estaban marcados con una malformación al ser su madre un ser sobrenatural: el primero era Urian, que tenía la cara ancha y corta, las orejas enormes y un ojo rojo y el otro azul; el segundo se llamó Odon, de buenas proporciones pero con una oreja mucho más grande que la otra; el tercero fue Guion, que tenía un ojo más alto que el otro; Antoine fue el cuarto, y tenía en la mejilla las marcas del arañazo de un león; el quinto fue Regnault, sólo tenía un ojo, pero podía ver claramente a veinte leguas de distancia; el sexto tenía un diente de gran tamaño que le sobresalía de la boca, por lo que fue llamado Geoffroy a la Grand' Dent (Geoffroy el del gran diente); el séptimo fue Froimond, cuyo único defecto consistía en una mancha velluda en la punta de la nariz; el octavo fue el último, y aunque no se conoce su nombre, fue grande y maravilloso, dotado de tres ojos, uno de ellos colocado en la frente.

A parte de estas anomalías, la familia vivía dichosa y feliz, pero un personaje que envidiaba su buena fortuna instigó dudas a Raymodin sobre la prohibición de su esposa, diciéndole que podría estar viéndose con un amante. Carcomido por la sospecha, espió a su esposa un sábado mientras se bañaba transformada en mujer-serpiente. Al romperse la promesa, Melusina sufre la maldición y se marcha de su hogar transformada con ese aspecto, apareciéndose sólo para anunciar la muerte de algún Lusignan, los descendientes de su hijo Geoffroy la Grand' Dent.

Melusina descubierta - Émile-Antoine Bayard

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