Lucano describió en su obra Farsalia cómo nació toda una clase de hórridas serpientes al caer la sangre de la cabeza decapitada de Medusa en el desierto de Libia cuando el héroe Perseo lo sobrevoló cuando regresaba a casa tras su misión de matar a la gorgona. La última de la que hace mención es el basilisco, tan mortal que espanta al resto de serpientes.
Libro IX
Con todo, aquella tierra estéril y sus campos que no fecunda ninguna buena semilla, absorben el virus de la Medusa que gotea a modo de podre y las siniestras rociadas de su sangre fiera, a las que el calor dio fuerzas y recoció en la arena desmoronada. Entonces, la primera ponzoña que movió su cabeza de entre el polvo puso en pie al áspid somnífero de hinchado cuello [...] y el que emite silbidos que aterran a todas las plagas anteriores, mata antes de inocular su veneno, ahuyenta a su paso, en una gran extensión, a toda la turbamulta de reptiles y reina en las arenas desiertas: el basilisco.
[...]
¿De qué sirve que un basilisco fuera atravesado por la punta de la lanza del desdichado Murro? Veloz corre el veneno por el astil y le invade la mano; la hiere él al punto, desenvainando la espada, y de un tajo la separa totalmente del brazo; contemplando el vivo retrato de lo que hubiera sido su muerte, queda a salvo mientras perece su mano.
Serpientes naciendo de la cabeza de Medusa - Rubens |
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