Aix es una cabra mitológica que dio la leche para amamantar a Zeus mientras éste estaba escondido en Creta. En algunas leyendas se confunde a la misma ninfa Amaltea, nodriza de Zeus, con la cabra Aix.
Un día la cabra se rompió uno de sus cuernos, que Amaltea llenó con flores y frutas antes de llevárselo a Zeus, quien lo subió entre las estrellas junto con la cabra, convirtiéndose ésta en la constelación Capricornio. El cuerno fue desde entonces llamado cornucopia. De acuerdo con otra historia, fue el mismo Zeus quien rompió accidentalmente el cuerno y se lo dio a Amaltea, prometiéndole que le proporcionaría en abundancia todo lo que deseara. Amaltea se lo entregó a Aqueloo para usarlo como trueque y recuperar su propio cuerno, que se había roto en la disputa con Heracles por la posesión de Deyanira. Según la mitología clásica, los dueños del cuerno fueron muchos y variados. En general, se le consideraba símbolo de riquezas inacabables y abundancia, y se convirtió en atributo de varias divinidades (Hades, Gea, Deméter, Cibeles, Hermes), y de los ríos (el Nilo) como fertilizantes de la tierra.
En algunas versiones, a la muerte de la cabra, Zeus habría tomado su piel para vestirse con ella, convirtiéndola en la égida (αἰγίς; aigis ‘piel de cabra’).
Un día la cabra se rompió uno de sus cuernos, que Amaltea llenó con flores y frutas antes de llevárselo a Zeus, quien lo subió entre las estrellas junto con la cabra, convirtiéndose ésta en la constelación Capricornio. El cuerno fue desde entonces llamado cornucopia. De acuerdo con otra historia, fue el mismo Zeus quien rompió accidentalmente el cuerno y se lo dio a Amaltea, prometiéndole que le proporcionaría en abundancia todo lo que deseara. Amaltea se lo entregó a Aqueloo para usarlo como trueque y recuperar su propio cuerno, que se había roto en la disputa con Heracles por la posesión de Deyanira. Según la mitología clásica, los dueños del cuerno fueron muchos y variados. En general, se le consideraba símbolo de riquezas inacabables y abundancia, y se convirtió en atributo de varias divinidades (Hades, Gea, Deméter, Cibeles, Hermes), y de los ríos (el Nilo) como fertilizantes de la tierra.
En algunas versiones, a la muerte de la cabra, Zeus habría tomado su piel para vestirse con ella, convirtiéndola en la égida (αἰγίς; aigis ‘piel de cabra’).
Jacob Jordaens - Infancia de Zeus |
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