El Trauco, Chauco, Thrauco o Huelle es una criatura con características de íncubo presente en la mitología chilota y, dentro de esta mitología, uno de sus personajes más conocidos.
El Trauco es un ser con el aspecto de un hombre de facciones desagradables como un Ogro, de baja estatura, no midiendo más de 90 cm, y sus piernas tienen sólo muñones (termina en los tobillos), por lo que no tiene pies.
El Trauco se pasea por los bosques de Chiloé, llevando un bastón retorcido llamado pahueldún y una pequeña y mágica hacha de piedra, con la cual se dice que es capaz de cortar cualquier árbol con tan solo tres golpes. Su vestimenta es un sombrero cónico que al igual que el resto de su ropa está hecho de quilineja, una planta trepadora.
Los habitantes de Chiloé cuentan en sus leyendas que esta criatura se caracteriza por poseer una fuerza descomunal y de poder hacer daño a distancia, siendo capaz de deformar la cara o quebrar los huesos de un hombre con sólo mirarlo. El Trauco se conoce por seducir a las mujeres lanzándoles su aliento que aunque el sea feo las enamoraba dejándolas embarazadas.
Su origen es incierto, aunque se dice que sería un hijo bastardo de la serpiente mítica Caicai, nacido de la unión de la rabia que sintió esta serpiente hacia los seres humanos, y de la ingratitud que muchos hombres tienen hacia el mar, por todo lo que nos ofrece. El Trauco vive junto a su esposa llamada la Fiura quien también es su hija, la cual nació de una relación que tuvo el Trauco con la Condená. Con la Fiura tendría varios hijos, que tienen las mismas características del trauco si son machos, y de la fiura si son hembras, los cuales conservan los mismos nombres de sus padres.
Esta criatura viviría junto a su mujer, la Fiura, en los troncos huecos de los árboles o en pequeñas cavernas y sólo se alimenta de naranjitas, los frutos de la planta quilineja.
El Trauco igualmente cuando está interesado en una mujer, pero no puede tomarla, ya que como precaución las mujeres nunca salen solas al bosque, actuaría primeramente comunicando su presencia a la muchacha, al depositar sus excrementos amarillos frente a la puerta de su casa. Posteriormente le anunciaría a la joven su visita a la casa de ella, enviándole sueños libidinosos en los que se transformaría en un joven apuesto para así convencerla mágicamente. Si la familia de la muchacha se da cuenta de estos hechos, deben tomar precauciones, ya que el Trauco podría entrar furtivamente a la casa transformado en un manojo de quilineja junto al resto de las ramas, carbón o leña usada en la casa; de esta forma esperaría la noche para tomar a su víctima.
El Trauco no actuaría frente a testigos, y por ello está siempre alerta. Pero si alguien molesta al Trauco, y no es una mujer es capaz de matarlo mediante el uso de su mirada, o quebrándole los huesos mediante su mágico aliento del cual se dice que puede torcerle la boca, dejar jorobado, atontado, mudo, y condenado a morir en poco tiempo a su víctima.
En algunas zonas de Chiloé, es costumbre de las madres, cuando sospechan de la presencia de este ser maligno, dejar sobre la mesa al acostarse un puñado de arena seca. Como el perverso personaje se siente atraído a contar los granos de arena, se olvida de las muchachas; y con las primeras luces del alba desaparece por temor a ser sorprendido por muchas personas. Otra forma de alejar al Trauco sería colocar excrementos en el cuerpo de la mujer, ya que el Trauco es muy limpio en relación a todo lo que toca, así que cuando ve cosas sucias se aleja y ya no codicia a su enamorada. También puede ser alejado mediante la quema de sus excrementos, pero hay que tener cuidado ya que sus excrementos si se pisan o tocan ocasionarían al poco tiempo la muerte de las personas. El hombre si es sorprendido por el Trauco, y si tiene suerte y una pequeña posibilidad de actuar, debe dar golpes o azotes al Pahueldún del Trauco, ya que esto afectaría intensamente a este ser. Así, el hombre puede tener una oportunidad de escapar, y si el hombre consigue atraparlo siendo este uno de los hijos del Trauco original, puede tener la posibilidad de atrapar a este Trauco y colgarlo sobre un fogón, donde se convierte en un palo que destila cierto aceite mágico y de esta forma lograr matarlo. Este aceite sería un remedio de excelentes resultados que debe ser frotado en las víctimas de los maleficios del Trauco.
Producto de la conducta que el Trauco presentaría, en la sociedad de Chiloé cuando una joven quedaba embarazada y no se sabía quién era el padre de la criatura, se cubría la deshonra de sus hijas atribuyendo este acto al Trauco, en este contexto, se aduce que la población chilota masculina se apodera de este mito, utilizándolo no sólo como explicación a aquellos "nacimientos milagrosos", sino como advertencia a las jóvenes a que por temor conservaran su virginidad, situación por cierto no exigida hacia los varones.
El embarazo y el nacimiento del hijo, al ser atribuido al Trauco, no sería un hecho que afectaría socialmente a la madre ni al niño, ya que de esta forma se haría creer que ambos estarían relacionados con la magia de un ser mágico, y por ello protegidos.
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