El Mbói Tu'i es el segundo hijo de Taú y Kerana y uno de los siete monstruos legendarios de la mitología guaraní. Mbói Tu'i se traduce literalmente por "víbora-loro".
Este ser tenía la forma de una enorme serpiente con una gran cabeza de loro y un pico descomunal. Tenía una lengua bífida roja como la sangre. Su piel es escamosa y veteada, con la cabeza emplumada. Tiene una mirada maléfica con la que asusta a todo aquel que tiene la mala suerte de encontrarse con él.
Ronda por los esteros y protege a los anfibios. Adora la humedad y las flores. Lanza terribles y potentes graznidos que se escuchan desde lejos y provocan terror en las personas que lo oyen. Se lo considera el protector de los animales acuáticos y los humedales.
Mboi-Tuí era un hermoso loro que habitaba en la Tierra sin mal, el paraíso guaraní custodiado por el dios Rupave. Mboi Tuí conocía un sendero secreto para entrar a este lugar sagrado, por eso unos mamelucos le hicieron beber miel lechiguana hasta que se emborrachó. El loro embriagado se puso a hablar sin control, desvelando la senda secreta hasta la tierra sin mal, por la cual pudieron colarse los malvados. Cuando Rupavé se dio cuenta de la entrada de extraños al paraíso Guaraní halló a este loro totalmente ebrio hablando sin cesar. Conociendo su falta, lo maldijo, condenándolo a perder la facultad de volar, sus alas se atrofiaron hasta convertirse en patas, convirtiéndose en un reptil, una serpiente con pico de loro, siendo su alimentación en adelante los frutos de la naranja agria, conocidas en Guaraní como Apepú.
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