Las nereidas (griego: Νηρειδες; hijas de Nereo) fueron las cincuenta ninfas que tuvo el dios marino Nereo con Doris, una de las oceánides. Se encuentran agrupadas dentro de las halias, las ninfas marinas, representaban las riquezas del mar y eran divinidades protectoras de marineros y pescadores. Vivían junto a su padre en las profundidades del mar Egeo y se les representaba como hermosas doncellas acompañadas de animales marinos, como delfines o hipocampos. Entre ellas destacaba Tetis, líder de sus hermanas y madre del héroe Aquiles; también estaba Anfítrite, esposa de Poseidón, que tenía el poder de calmar el oleaje junto a Cimódoca y Cimatolega.
Tetis, la más importante de ellas, fue criada por Hera y le guardaba gran respeto, por eso evitó a toda costa los intentos de Zeus por acostarse con ella. También fue pretendida por Poseidón, pero cuando fue profetizado que el hijo que ella tuviera sería más poderoso que su padre, los dioses la dejaron en paz y decidieron que sería mejor casarla con un hombre mortal contra su voluntad. Fue entonces cuando el centauro Quirón informó a Peleo de cómo poder hacerse con ella: debía agarrarla con todas sus fuerzas y no soltarla sin tener en cuenta qué forma adoptase, pues al igual que su padre tenía el don de metamorfosearse. Pese a convertirse en fuego, agua y diversas bestias, Peleo la mantuvo firmemente aferrada hasta que volvió a su forma original y así logró casarse con ella.
Todos los dioses asistieron a su boda, pero Eris, la diosa de la discordia que no fue invitada, se presentó y lanzó una manzana dorada diciendo que sería para la diosa más bella. Todo este hecho acabaría desembocando en la guerra de Troya. De su matrimonio con Peleo tuvo al bello Aquiles, al cual, para hacerlo inmortal, lo metía en el fuego por la noche para destruir la mortalidad que había heredado de su padre, mientras que por el día lo untaba con ambrosía. Una noche fue descubierta por Peleo y, al ver frustrados sus planes, abandonó a su familia para volver con las nereidas.
Esta ninfa fue de gran importancia para los dioses, pues les prestó socorro en diferentes ocasiones. Acogió a Hefesto cuando Hera lo arrojó del Olimpo debido a su fealdad, siendo recompensada por éste con las joyas que fabricaba; de igual modo cuidó de Dioniso cuando huyó de Licurjo. En una ocasión, Hera, Atenea y Poseidón ataron a Zeus para destronarlo, pero temiendo una guerra civil entre los dioses, Tetis envió al hecatónquiro Briareo para que lo liberara; debido a esto, intentó ganar su apoyo durante la guerra de Troya para que favoreciese a su hijo Aquiles.
Como protectoras de los marineros, las nereidas fueron de gran ayuda a los argonautas durante su viaje, pues guiados por ellas pudieron sortear las rocas Planctas, ardientes peñascos que flotaban a la deriva y que podrían haber aplastado su nave. Desgraciadamente también tenían su lado vengativo, como todas las deidades, y fueron las que instigaron a Poseidón a que afligiera Etiopía con una inundación y un monstruo marino, ya que Casiopea, la esposa del rey Cefeo, se había jactado de ser más hermosa y mejor que todas ellas. Un oráculo reveló que la única manera de librarse de este castigo sería ofreciendo a su hija Andrómeda como sacrificio para el monstruo. Obligado por su propio pueblo, Cefeo encadenó a su hija a una roca, pero cuando el héroe Perseo volvía de decapitar a Medusa, se enamoró de ella y se ofreció a matar al monstruo a cambio de la mano de la princesa. Con la mirada mortal de la cabeza cercenada de la gorgona consiguió petrificar al ceto y así salvó a Andrómeda.
Este es el listado de nereidas que proporcionó Hesíodo en su Teogonía, aunque el número y los nombres difieren según el autor, como las referidas por Pseudo-Apolodoro, Homero o Higino:
Tetis, la más importante de ellas, fue criada por Hera y le guardaba gran respeto, por eso evitó a toda costa los intentos de Zeus por acostarse con ella. También fue pretendida por Poseidón, pero cuando fue profetizado que el hijo que ella tuviera sería más poderoso que su padre, los dioses la dejaron en paz y decidieron que sería mejor casarla con un hombre mortal contra su voluntad. Fue entonces cuando el centauro Quirón informó a Peleo de cómo poder hacerse con ella: debía agarrarla con todas sus fuerzas y no soltarla sin tener en cuenta qué forma adoptase, pues al igual que su padre tenía el don de metamorfosearse. Pese a convertirse en fuego, agua y diversas bestias, Peleo la mantuvo firmemente aferrada hasta que volvió a su forma original y así logró casarse con ella.
El triunfo de Anfítrite - Charles-Joseph Natoire |
Esta ninfa fue de gran importancia para los dioses, pues les prestó socorro en diferentes ocasiones. Acogió a Hefesto cuando Hera lo arrojó del Olimpo debido a su fealdad, siendo recompensada por éste con las joyas que fabricaba; de igual modo cuidó de Dioniso cuando huyó de Licurjo. En una ocasión, Hera, Atenea y Poseidón ataron a Zeus para destronarlo, pero temiendo una guerra civil entre los dioses, Tetis envió al hecatónquiro Briareo para que lo liberara; debido a esto, intentó ganar su apoyo durante la guerra de Troya para que favoreciese a su hijo Aquiles.
Como protectoras de los marineros, las nereidas fueron de gran ayuda a los argonautas durante su viaje, pues guiados por ellas pudieron sortear las rocas Planctas, ardientes peñascos que flotaban a la deriva y que podrían haber aplastado su nave. Desgraciadamente también tenían su lado vengativo, como todas las deidades, y fueron las que instigaron a Poseidón a que afligiera Etiopía con una inundación y un monstruo marino, ya que Casiopea, la esposa del rey Cefeo, se había jactado de ser más hermosa y mejor que todas ellas. Un oráculo reveló que la única manera de librarse de este castigo sería ofreciendo a su hija Andrómeda como sacrificio para el monstruo. Obligado por su propio pueblo, Cefeo encadenó a su hija a una roca, pero cuando el héroe Perseo volvía de decapitar a Medusa, se enamoró de ella y se ofreció a matar al monstruo a cambio de la mano de la princesa. Con la mirada mortal de la cabeza cercenada de la gorgona consiguió petrificar al ceto y así salvó a Andrómeda.
Este es el listado de nereidas que proporcionó Hesíodo en su Teogonía, aunque el número y los nombres difieren según el autor, como las referidas por Pseudo-Apolodoro, Homero o Higino:
OCEÁNIDE | ETIMOLOGÍA |
Ploto | La de la navegación |
Eucranta | La de pesca y viajes exitosos |
Sao | La de los viajes seguros y el rescate de marineros |
Anfítrite | La que rodea tres veces (el mundo) |
Eudora | La de los finos regalos |
Tetis | La que genera los peces |
Galena | La de los mares calmados |
Cimótoa | La de las olas en movimiento |
Espeo | La de las cuevas marinas |
Toa | La de viajes u olas rápidas |
Halía | La del agua salada |
Pasítea | La toda divina |
Erato | La encantadora/agradable |
Eunica | La de buena victoria en la pesca |
Melita | La de mares calmados |
Eulímena | La de buen puerto |
Ágave | La ilustre |
Doto | La que da buenos viajes y pesca abundante |
Proto | La del primer viaje |
Ferusa | La que porta peces o marineros rescatados |
Dinámena | La de los poderes del mar |
Nesea | La de las islas |
Actea | La de las costas |
Protomedea | La primera reina |
Doris | La de la generosidad del mar |
Pánope | La del panorama del mar |
Galatea | La de la espuma blanca como la leche |
Hipótoa | La de veloces caballos (olas del mar) |
Hipónoa | La que sabe de caballos (olas del mar) |
Cimódoca | La que estabiliza las olas |
Cimatolega | La que pone fin a las olas |
Cimo | La de las olas |
Égone | La de las playas |
Halimeda | La señora del agua salada |
Glaucónoma | La que doma el glauco mar |
Pontoporea | La que cruza el mar |
Leágora | La que reúne los bancos de peces |
Evágora | La de buenos bancos de peces o naves |
Laomedea | La líder del grupo |
Polínoa | La de rica mente |
Autónoa | La de propia mente |
Lisiánasa | La de entregas reales |
Evarna | La bien nacida |
Psámata | La diosa de la arena |
Menipa | La de fuertes caballos (olas) |
Neso | La de las islas |
Eupompa | La de la buena procesión |
Temisto | La de las leyes costumbristas del mar |
Prónoa | La previsora |
Nemertes | La de consejo infalible |
Nereidas - Gaston Bussière |
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