Amazonas

Amazona (en griego antiguo: ἈΑμαζόνες) es, en la mitología clásica, gente de un antiguo pueblo conformado y gobernado íntegramente por mujeres guerreras.

Entre los griegos clásicos, la palabra recibía una etimología popular según la cual procedía del a-privativo y mazos ("sin pecho"), relacionado con la tradición etimológica que decía que las amazonas se cortaban o quemaban el pecho derecho, para poder ser capaces de usar el arco con más libertad y arrojar lanzas sin la limitación y obstrucción física. No hay indicios de esta práctica en obras de arte, en las que las amazonas siempre son representadas con ambos pechos, aunque con el derecho frecuentemente cubierto.
No tienen pechos derechos, pues cuando aún son bebés sus madres ponen al rojo un instrumento de bronce fabricado para este único fin y lo aplican al pecho derecho para cauterizarlo, de forma que su crecimiento se detiene, y toda su fuerza y volumen se desvía al hombro y el brazo derechos.
Heródoto las llamó Andróctonas (‘asesinas de varones’) y afirmaba que en lengua escita eran llamadas Oiorpata, que habría tenido este significado. Mientras que, en la Ilíada, se nombra a las amazonas como Antianiras (las que luchan como varones). Llevaban arcos de bronce y cortos escudos en forma de media luna; sus yelmos, ropas y ceñidores estaban hechos con pieles de fieras salvajes.

Anselm Feuerbach - Die Amazonenschlacht
Lisipe (Λυσίππη), hija de Ares y la náyade Harmonía, fue la primera reina de las Amazonas e instituyó numerosos preceptos y costumbres en su pueblo. Una de las más importantes fue dividir a los hombres de las mujeres. Los primeros estarían encargados de las tareas domésticas, por lo que eran lisiados desde pequeños. A las niñas les correspondía la gobernanza, la caza y la guerra. Durante su reinado, la tribu de las amazonas vivía junto al río Amazonia. Lisipe rechazaba la idea del amor y el matrimonio, por lo que Afrodita, ofendida, infundió en Tanais, el hijo de Lisipe, una pasión incestuosa por su madre, y él se quitó la vida tirándose al río. Lisipe, atormentada por el ánima de su hijo, abandonó junto a su pueblo el río que llamarían Tanais en su honor y emigró hacia la costa del mar Negro hasta aposentarse el la desembocadura del río Termodonte, donde fundaría la gran capital de las Amazonas: Temiscira.

En algunas versiones del mito, ningún varón tenía permiso para mantener relaciones sexuales o residir en el país de las amazonas; sin embargo, una vez al año, para evitar la extinción de su raza, éstas visitaban a los gargarios, una tribu vecina. Los niños varones que resultaban de estas visitas eran sacrificados, enviados de vuelta con sus padres o abandonados a su suerte; los que se quedaban con ellas les amputaban un miembro o los dejaban ciegos para que fueran sus sirvientes. Las amazonas conservaban a las niñas, quienes eran criadas por sus madres y adiestradas en las labores del campo, la caza y el arte de la guerra.

Otrera, también llamada Hipo (caballo) sucedió a su madre, la reina Lisipe y co-reinó con sus hermanas Marpesia y Lampedo. Era hija de Euro (dios del viento del este) y consorte de Ares. Con él tuvo a Hipólita, Melanipa, Antíope y Pentesilea.

En la cultura griega las amazonas aparecen invariablemente como antagonistas de los griegos. Los relatos mitológicos frecuentemente narran los enfrentamientos entre los héroes griegos y las reinas amazonas, por ejemplo el duelo de Aquiles contra Pentesilea en la Guerra de Troya, o el combate de Heracles contra Hipólita, hermana de la anterior, como parte de uno de sus doce trabajos. En la escultura, las amazonas eran representadas batallando con guerreros griegos en amazonomaquias, o heridas como producto de dicho encuentro.

El noveno trabajo de Heracles fue conseguir para Admete, la hija de Euristeo, el cinturón de oro de Ares que llevaba Hipólita, la reina de las amazonas de por aquel entonces. En una versión de la historia, Hipólita se enamora de Heracles y le da el cinturón voluntariamente, pero Hera, disfrazada de amazona, fue esparciendo rumores de que Heracles y sus hombres habían llegado a sus tierras para secuestrar a Hipólita. El resto de amazonas cargaron contra ellos, por lo que Heracles se vio obligado a matar a Hipólita y robarle el cinturón.

Otras fuentes dicen que Teseo secuestró a Hipólita y le dio su cinto a Heracles, que en recompensa le permitió quedarse con Antíope como esclava. En otra versión de la historia, Heracles secuestra a una de las hermanas de Hipólita, Melanipa, exige el cinturón como rescate y libera a la amazona cuando lo obtiene.

Cuando las amazonas invadieron Licia, Yóbates, el rey de este país, envió a Belerofonte con la esperanza de que encontrase la muerte a manos de las mujeres guerreras. Sin embargo, Belerofonte, que montaba el caballo alado Pegaso, resultó triunfador.

El poema perdido Etiópida narra la breve participación de las amazonas durante la Guerra de Troya. Los aqueos llevaban diez años sitiando la ciudad y su principal guerrero, Aquiles, había matado a Héctor, el héroe de los troyanos. Bajo el mando de su reina Pentesilea «tracia de nacimiento», las amazonas desafían a los aqueos. Sin embargo, Aquiles mata a Pentesilea en combate y las amazonas se retiran derrotadas. El episodio también es referido brevemente por dos autores latinos posteriores: el poeta Virgilio y el historiador Justino.

Kazuma Kaneko - Diseño para el videojuego Megami Tensei 

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