El Mishipeshu, también conocido como Mishibijiw en ojibwa o "pantera subacuática", es uno de los seres acuáticos más importantes de las leyendas de las tribus nativas de los Grandes Lagos y los bosques del noreste de Norte América. Para los algonquinos, la pantera subacuática era la criatura más poderosa del inframundo, y los Ojibwa lo consideraban el dueño y señor de todas las criaturas acuáticas, incluidas las serpientes.
El término Mishipeshu significa "el gran lince". Este ser tiene la cabeza y las patas de un gigantesco felino, similar a un puma o lince, tenía astas de ciervo o bisonte, estaba cubierto de escamas y tenía espinas como dagas recorriendo su espalda y su larga y serpentina cola. Su rugido suena como una tormenta o unos rápidos. Las panteras subacuáticas, como seres del agua, vivían en eterno conflicto con los Thunderbird, o "pájaros del trueno", aves que eran dueñas del aire.
Según se dice, los Mishipeshu viven en las zonas más profundas de lagos y ríos, desde donde pueden causar tormentas. Algunas tradiciones creían que las panteras subacuáticas ayudaban a los humanos, eran criaturas protectoras, pero eran vistos más comúnmente como bestias malévolas que traen la muerte y la desgracia, y debían ser aplacados atravesando un lago como ritual.
Un misionero jesuíta llamado Claude Dablon contó una historia en la que cuatro nativos Ojibwa fueron a la guarida del Mishipeshu para recuperar algo de cobre y usarlo para hervir agua. En cuanto subieron a su canoa y se adentraron en el agua, la misteriosa voz de la pantera subacuática los rodeó. El Mishipeshu salió rugiendo detrás ellos, acusándolos de haber robado los juguetes de sus hijos. Los cuatro indios fueron maldecidos y murieron en el camino de regreso a su pueblo; el último de ellos sobrevivió el tiempo suficiente para contar la historia de lo que había sucedido.
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