Los ningyo (japonés: 人魚; pez humano) son criaturas acuáticas del folklore japonés similares a las sirenas. Toriyama Sekien dijo de estos seres que podrían ser las gentes del País de las profundidades marinas. Al describirlos los plasmó con aspecto humano por encima del pecho y con el resto del cuerpo como el de un pez. A veces surgían del mar algunas criaturas con atributos humanos y de pez similares a los ningyo que daban predicciones y profecías, como la amabie, jinja-hime o la hōnengame, cuyas imágenes servían de amuleto contra las plagas y enfermedades que habían vaticinado.
En todas las ilustraciones de estos seres, tal y como indica Shigeru Mizuki en su Enciclopedia yokai, aparecen con una boca alargada, parecida al hocico de un mono, con dientes pequeños como los de los peces, escamas brillantes de color dorado y con una voz de sonido suave y aflautado. En otras representaciones su cuerpo es totalmente de pez y el único elemento humano que conservan es la cabeza, que es similar al de una mujer. Podían vivir tanto en el mar como en el agua dulce y, aunque podían llorar como los humanos, no podían articular palabras. Sus cuerpos desprendían un fragante olor y, si se comía su carne, se conseguía una vida larga y duradera, como se puede ver en la historia de Yao Bikuni (japonés: 八百比丘尼; la sacerdotisa budista de 800 años). En esta historia, una joven comió sin saberlo un trozo de carne de ningyo y obtuvo una inusual longevidad; mientras todos sus maridos envejecían y morían, ella se mantenía siempre joven hasta que un día decidió convertirse en sacerdotisa y murió cuando alcanzó los ochocientos años de edad.
Se pensaba que era más fácil que un ningyo quedase atrapado en las redes de los pescadores cuando estaba a punto de soplar un viento fuerte. Si se mataba a una de estás criaturas, sucedería una desgracia, por eso los pescadores solían liberarlos cuando caían en sus redes. Cuando eran arrastrados hasta la costa por las olas, las gentes de antaño lo consideraban como un mal presagio y acudían a templos y santuarios para rezar pidiendo protección, aunque no pasó lo mismo con el caso más antiguo de la aparición de un ningyo: éste ocurrió en el año 27 del reinado de la emperatriz Suiko (año 619), siendo la criatura avistada en la costa de Gamo, en Omi, actual prefectura de Shiga, y las gentes del lugar consideraron este hecho como algo digno de celebración.
En todas las ilustraciones de estos seres, tal y como indica Shigeru Mizuki en su Enciclopedia yokai, aparecen con una boca alargada, parecida al hocico de un mono, con dientes pequeños como los de los peces, escamas brillantes de color dorado y con una voz de sonido suave y aflautado. En otras representaciones su cuerpo es totalmente de pez y el único elemento humano que conservan es la cabeza, que es similar al de una mujer. Podían vivir tanto en el mar como en el agua dulce y, aunque podían llorar como los humanos, no podían articular palabras. Sus cuerpos desprendían un fragante olor y, si se comía su carne, se conseguía una vida larga y duradera, como se puede ver en la historia de Yao Bikuni (japonés: 八百比丘尼; la sacerdotisa budista de 800 años). En esta historia, una joven comió sin saberlo un trozo de carne de ningyo y obtuvo una inusual longevidad; mientras todos sus maridos envejecían y morían, ella se mantenía siempre joven hasta que un día decidió convertirse en sacerdotisa y murió cuando alcanzó los ochocientos años de edad.
Se pensaba que era más fácil que un ningyo quedase atrapado en las redes de los pescadores cuando estaba a punto de soplar un viento fuerte. Si se mataba a una de estás criaturas, sucedería una desgracia, por eso los pescadores solían liberarlos cuando caían en sus redes. Cuando eran arrastrados hasta la costa por las olas, las gentes de antaño lo consideraban como un mal presagio y acudían a templos y santuarios para rezar pidiendo protección, aunque no pasó lo mismo con el caso más antiguo de la aparición de un ningyo: éste ocurrió en el año 27 del reinado de la emperatriz Suiko (año 619), siendo la criatura avistada en la costa de Gamo, en Omi, actual prefectura de Shiga, y las gentes del lugar consideraron este hecho como algo digno de celebración.
Ilustración del Konjaku Hyakki Shūi - Toriyama Sekien |
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