El hombre de las narices (catalán: home dels nassos) es una figura fantástica presente en el folklore de Cataluña. Joan Amades lo menciona en su Costumari català como un personaje destinado a engañar a los niños, pues los adultos les cuentan que se trata de un hombre que tiene tantas narices como días tiene el año y que sólo aparece el 31 de diciembre. Los niños, ante esta descripción, creen que el home dels nassos tendría trescientas sesenta y cinco narices, pero la broma reside en que el 31 de diciembre al año sólo le queda un día, por lo que sería como una persona normal. Era común preguntarle a los chiquillos si habían visto al home dels nassos cuando entraban en alguna casa o tienda; cuando decían que no, les contestaban que justo se acababa de ir y que, si hubieran llegado un poco antes, lo habrían visto. Por el Pirineo oriental francés explicaban a los niños que el hombre de las narices vivía dentro de la cepa de un árbol; al amanecer del día 31 de diciembre salía de su escondite, se vestía con el follaje de doce árboles diferentes y de cuatro colores, y se ponía en camino desde Francia, donde vivía, hacia Cataluña. Por estas tierras también se hablaba del árbol de las narices (catalán: arbre dels nassos), que tiene tantas narices como días tiene el año. Estas narices tienen forma de hoja y, cuando el árbol se suena al mediodía, traquetea todas sus hojas y produce un tremendo estruendo.
Amades sigue diciendo que este sujeto era de un país lejano y pintoresco y que llegaba por mar a Barcelona para llegar a la Pla del Palau justo al mediodía, donde se subía a un tablado para que todos pudieran ver cómo se sonaba las narices, acto con el que llegaba a ensuciar una docena de sábanas. Este personaje no era exclusivo de Barcelona, también aparecía en Girona, donde dicen que se le puede encontrar a medianoche en el Pont de Pedra, y el que quiera verlo debe tener la camisa mojada y llevar una caña verde en la mano. En Lleida contaban que estaba alojado en el hostal y que se mostraba por dos cuartos a los que querían verlo. Si alguien llegaba a pagar, lo metían en una habitación totalmente oscura donde no se podía ver nada y al salir le aplaudían y se reían de él. A veces los adultos metían a todos los chiquillos en un cuarto porque iba a llegar el home dels nassos. Cuando pasaba el tiempo y los niños se inquietaban, los adultos daban alaridos o hacían ruidos extraños para que pensaran que era este estrafalario personaje. Al rato, los sacaban de la habitación y les daban galletas, frutos secos y golosinas diciendo que los había dejado el home dels nassos para ellos, pero que se había tenido que ir sin poder verlos.
En Seres míticos y personajes fantásticos españoles se mencionan personajes similares a este en otras partes de España. En País Vasco y Navarra está el Ujanco, que tiene tantos ojos como días tiene el año. A partir del 1 de enero va perdiendo uno por día, pero en Nochevieja los recupera todos de nuevo. En Cabezuela del Valle, municipio de Cáceres, se embroma a los niños con el hombre de los ojos, que tenía más ojos que días tiene el año. Se les decía que este hombre llegaba al pueblo el día 31 de diciembre y que se alojaría en la posada del lugar. Cuando se les llevaba allí para verlo, les decían que se acababa de ir. Cuando crecían ya les revelaban que el 31 de diciembre, cualquiera que tuviera dos ojos, ya tenía más que días tiene el año.
Amades sigue diciendo que este sujeto era de un país lejano y pintoresco y que llegaba por mar a Barcelona para llegar a la Pla del Palau justo al mediodía, donde se subía a un tablado para que todos pudieran ver cómo se sonaba las narices, acto con el que llegaba a ensuciar una docena de sábanas. Este personaje no era exclusivo de Barcelona, también aparecía en Girona, donde dicen que se le puede encontrar a medianoche en el Pont de Pedra, y el que quiera verlo debe tener la camisa mojada y llevar una caña verde en la mano. En Lleida contaban que estaba alojado en el hostal y que se mostraba por dos cuartos a los que querían verlo. Si alguien llegaba a pagar, lo metían en una habitación totalmente oscura donde no se podía ver nada y al salir le aplaudían y se reían de él. A veces los adultos metían a todos los chiquillos en un cuarto porque iba a llegar el home dels nassos. Cuando pasaba el tiempo y los niños se inquietaban, los adultos daban alaridos o hacían ruidos extraños para que pensaran que era este estrafalario personaje. Al rato, los sacaban de la habitación y les daban galletas, frutos secos y golosinas diciendo que los había dejado el home dels nassos para ellos, pero que se había tenido que ir sin poder verlos.
En Seres míticos y personajes fantásticos españoles se mencionan personajes similares a este en otras partes de España. En País Vasco y Navarra está el Ujanco, que tiene tantos ojos como días tiene el año. A partir del 1 de enero va perdiendo uno por día, pero en Nochevieja los recupera todos de nuevo. En Cabezuela del Valle, municipio de Cáceres, se embroma a los niños con el hombre de los ojos, que tenía más ojos que días tiene el año. Se les decía que este hombre llegaba al pueblo el día 31 de diciembre y que se alojaría en la posada del lugar. Cuando se les llevaba allí para verlo, les decían que se acababa de ir. Cuando crecían ya les revelaban que el 31 de diciembre, cualquiera que tuviera dos ojos, ya tenía más que días tiene el año.
Caricatura del home dels nassos publicada en L'Esquella de la Torratxa (1891) |
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