El hyōsube (japonés: 兵主部; onomatopeya de un grito de guerra) es una especie de yokai que se aparece en la isla de Kyushu, principalmente en la prefectura de Miyazaki. También se le conoce como hyōsue, hyōsubo, hyōsunbo o hyōsunbe. Pese a que son parientes de los kappa, son terrestres y tienen el aspecto de hombrecillos peludos de gran cabeza, poseen garras, son calvos y siempre están sonriendo maliciosamente. Si un humano se topa con ellos, puede que se le contagie su risa, que suena como «hyo, hyo», y acabe muriendo por ella.
Viven cerca de los ríos, donde capturan peces para comer, aunque su alimento favorito son las berenjenas. Una vez una mujer vio a un hyōsube arrasando todo un campo de estas plantas, por lo que, como castigo por su indiscreción, sufrió una terrible enfermedad que le volvió el cuerpo de color morado y acabó muriendo. También pueden producir fiebres muy contagiosas en aquellos que los vean.
La pelambrera que recubre a los hyōsube es sucia y mugrienta, lo que es un fastidio para los dueños de las bañeras a las que cogen cariño, ya que las usarán todas las noches y las dejarán llenas de pelo y agua fétida. Al igual que los kappa, guardan un profundo odio por los caballos y, si se les ofende, pueden tomar represalias contra estos animales. Una vez, un hombre vació la bañera donde solía lavarse un hyōsube, así que el yokai, totalmente irritado, mató a su caballo a la noche siguiente. Además, si este agua contaminada con sus pelos tocaba a un caballo, lo mataba instantaneamente.
Shigeru Mizuki dice en su Enciclopedia Yokai que en Takeo se venera a la familia Shibue como los amos de los kappa. Shimada-Maru, uno de sus antepasados, consiguió someter a un hyōsube que nació cuando un arquitecto, como una de sus tradiciones secretas, arrojó al río un muñeco tras construir el santuario sintoísta de Kasuga. Desde entonces, los kappa reciben el nombre de hyōsue en esa zona y se dice que son aprendices de los arquitectos.
Viven cerca de los ríos, donde capturan peces para comer, aunque su alimento favorito son las berenjenas. Una vez una mujer vio a un hyōsube arrasando todo un campo de estas plantas, por lo que, como castigo por su indiscreción, sufrió una terrible enfermedad que le volvió el cuerpo de color morado y acabó muriendo. También pueden producir fiebres muy contagiosas en aquellos que los vean.
La pelambrera que recubre a los hyōsube es sucia y mugrienta, lo que es un fastidio para los dueños de las bañeras a las que cogen cariño, ya que las usarán todas las noches y las dejarán llenas de pelo y agua fétida. Al igual que los kappa, guardan un profundo odio por los caballos y, si se les ofende, pueden tomar represalias contra estos animales. Una vez, un hombre vació la bañera donde solía lavarse un hyōsube, así que el yokai, totalmente irritado, mató a su caballo a la noche siguiente. Además, si este agua contaminada con sus pelos tocaba a un caballo, lo mataba instantaneamente.
Shigeru Mizuki dice en su Enciclopedia Yokai que en Takeo se venera a la familia Shibue como los amos de los kappa. Shimada-Maru, uno de sus antepasados, consiguió someter a un hyōsube que nació cuando un arquitecto, como una de sus tradiciones secretas, arrojó al río un muñeco tras construir el santuario sintoísta de Kasuga. Desde entonces, los kappa reciben el nombre de hyōsue en esa zona y se dice que son aprendices de los arquitectos.
Ilustración del Bakemono no e |
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