Kappa

Los kappa (japonés: 河童; niño de río) son uno de los yokai más famosos y conocidos del folklore japonés junto a los kitsune, los tanuki, los tengu o los oni. Se pueden encontrar en los lagos y ríos de todo el archipiélago nipón con diferentes nombres o descripciones, pero por lo general se muestran como seres anfibios del tamaño de un niño de diez años, tienen pico y caparazón como las tortugas y los dedos de pies y manos palmeados. Suelen llevar el pelo cortado a lo tazón y, en medio de la cabeza, tienen una hoquedad llena de agua que les permite adentrarse en tierra firme. Si el agua de su cabeza se derrama o se seca, pierden las fuerzas o incluso pueden morir. La piel de los kappa es muy resbaladiza y siempre desprenden un fétido olor a pescado. Además, sus brazos están unidos por los hombros dentro del caparazón, por lo que si tiras de uno, éste se alarga y el otro se encoge, aunque son fáciles de arrancar según algunos relatos.

Se dice que los primeros kappa llegaron a Japón desde el mar del este de China en una bandada conformada por nueve mil de estos seres, por eso se llamó al líder de este primer clan como Kuzenbo (japonés: 九千坊; el de los 9000). El primer lugar al que llegaron los kappa fue la ciudad de Yatsuhiro, en la prefectura de Kumamoto, donde se erigió el Kappa-toraino-hi (japonés: 河童渡来之碑) para conmemorarlo.

Índice



Variedades de kappa

Al kappa también se le conoce como komahiki (japonés: 駒引き, empuja caballos) o kawataro (japonés: 川太郎; chico de río). Su nombre en la prefectura de Shimane es kawako, mientras que en la prefectura de Hyogo es gataro. En Chugoku y Shikoku se le llama enko En la ciudad de Nankoku se celebra el festival enko-matsuri dedicado a esta criatura a primeros de año, donde se dejan los alimentos predilectos del enko junto a la orilla del río para pedir protección contra inundaciones y otros desastres. En las islas del sur, como Amami Oshima o el archipielago de las Tokara, existe el garappa o gawappa, una especie de kappa de cuerpo esbelto y de extremidades alargadas. Tiene las piernas tan largas que las rodillas le superan la cabeza al sentarse en cuclillas. En la prefectura de Miyazaki hay un tipo de kappa volador al que se llama hyozumbo o hyosubo; como todos los kappa, pasan la primavera en los ríos y en otoño migran a la montaña. Cuando realizan esta marcha, lo hacen volando en bandada y graznando un sonido similar a hyon-hyon.

El kappa de Hokkaido no tiene cuenco en su cabeza y se le llama mintsuchi, mintsuchi kamui o mintsuchi tono. Otro kappa con una peculiaridad distinta es el kenmon o kenmun de la isla Amami Oshima, que en lugar de agua tienen una especie de aceite en el platillo de su cabeza que utilizan para encender antorchas y acudir por la noche a la playa; en el caso de que pierdan este aceite, morirían. Por otra parte, los kappa de la prefectura de Gifu se conocen como kawaero o kawairo y tienen una sustancia en su cabeza que al entrar en contacto con el agua se vuelve viscosa y atrapa a quien esté nadando.

En las aguas del lago Kamo, que se encuentra en la isla de Sado, está el Ichimoku Nyudo (japonés: 一目入道; monje de un ojo), llamado así porque tenía un ojo en lo alto de su cabeza. Una vez intentó ahogar un caballo, pero el dueño lo atrapó in fraganti y al ver que no podía escapar suplicó por su vida. El hombre aceptó y le perdonó a cambio de que le diese peces todos los días. Al día siguiente, cuando volvió al lago, encontró el pescado prometido colgando de un gancho. Muy contento, se llevó la pesca y volvió a lanzar el gancho al lago. En una ocasión se olvidó de devolverlo al agua, por lo que, a partir de ese día, no sólo dejó de recibir los peces, sino que el Ichimoku Nyudo comenzó a asaltar y destrozar su casa el decimoquinto día del año nuevo.

Ichimoku Nyudo ilustrado por Shigeru Mizuki

Maldades de los kappa

Los kappa, aunque son personajes muy populares actualmente en cuentos y leyendas japoneses, también tienen un lado negativo y peligroso. Odian fervientemente a los caballos y a las vacas, por lo que si ven a uno de estos animales cerca de donde habitan intentarán ahogarlo. Los humanos tampoco están a salvo, pues, si no se contentan con arrastrar a los bañistas hasta las profundidades del agua, podrían atacarle para sacarle la shiriko-dama o vesícula biliar, un órgano mítico que contiene el alma de una persona y que se encuentra dentro del ano. Las mujeres además corrían el riesgo de ser violadas o poseídas por estos seres (japonés: kappa-tsuki; posesión kappa). En Kumamoto se advertía a las jóvenes que no vistieran de manera provocativa si pasaban cerca de donde habitaban los kappa, ya que se excitarían y podrían poseerlas. Las que han sido poseídas por un kappa se vuelven lascivas. En Kusu se dice que sienten predilección por las vírgenes y, cuando las poseen, pierden toda su energía y podrían llegar a morir por el agotamiento. Para librarse del kappa había que atar a la víctima con una soga a una columna y luego encargar que le recen un conjuro de exorcismo. Si la víctima poseida o la soga se mojan o humedecen, el kappa absorbe nuevas fuerzas, rompe sus ataduras y se escapa.

Kappa extrayendo la shiriko-dama de su víctima por el ano - Shigeru Mizuki
Kappa ahogando a un muchacho - Gojin Ishihara
Kappa violando a una ama - Kitagawa Utamaro

Aficionados al sumo

A los kappa les encanta el sumo y pueden ser muy pesados cuando se topan con un humano y le piden luchar. Shigeru Mizuki recogió en su Enciclopedia yokai que en Chikuzen Meinohama, la actual Fukuoka, vivía un hombre llamado Kyuzo que presumía de su fuerza. Una noche tuveo que pasar junto al río y fue entonces cuando se le apareció un kappa que le pedía luchar al sumo muy insistentemente. Kyuzo intentó declinar las peticiones del kappa, pero éste le persiguió hasta su casa pidiéndole una y otra vez que se enfrentaran, así que le dijo que aceptaba pero sólo si esperaba hasta que amaneciera. Cuando Kyuzo acudió al río al día siguiente vio sorprendido que ahora había cinco kappa esperándolo, pero les dijo que lucharía con ellos sólo de uno en uno. Aunque Kyuzo era muy fuerte, los kappa eran pringosos y resbaladizos, y además desprendían muy mal olor, por lo que la lucha se le presentaba complicada. Cuando consiguió derrotar al primero dándole la vuelta pasándole el brazo por la entrepierna, los demás kappa vieron que no tenían posibilidades y huyeron. Se cuenta, además, que los vecinos que acudieron a ver el encuentro dijeron que sólo vieron a Kyuzo luchando solo y que lo único que percibieron fue un chapoteo en el agua cuando los kappa se fueron.

Algo similar le ocurrió en Bungo, actual prefectura de Oita, a un hombre llamado Shokichi, hijo del luchador de sumo Shiraito Kaemon. Cuando fue al río a bañarse por la noche se topó con unos kappa que le pidieron luchar al conocer la fama de su padre. Shokichi aceptó, pero cuando derrotó a dos de ellos se dio cuenta de que ahora estaba rodeado de una decena de ellos y se sintió incapaz de seguir. Entonces apareció su padre y, al igual que en la historia anterior, sólo vio a su hijo forcejeando con el aire.

Kappa retando a luchar a sumo
Utagawa Kuniyoshi
Kappa luchando a sumo mientras observa Shirafuji Genta
Tsukioka Yoshitoshi

Protección contra los kappa

Al igual que otras criaturas mágicas, como las hadas, odian los objetos metálicos, así que se aconseja taparse el trasero con uno cuando se vaya a nadar en el río para evitar que te saquen las entrañas en busca de la shiriko-dama. También sirve como protección comer el arroz que se ha servido como ofrenda a los espíritus de los muertos, ya que se dice que los que han comido ésto tienen los ojos fulgurantes y eso espanta a los kappa. En algunas regiones dicen que odian las calabazas de peregrino, así que beber su jugo también sirve para ahuyentarlos. Tampoco te atacan si al cruzar un río se recita lo siguiente: «Aquella promesa que hiciste en tiempos antiguos, no la olvides; el hombre de los ríos es también vasallo de Sugawara», posiblemente basado en la leyenda en la que Sugawara no Michizane atrapó a un kappa y, tras reprenderlo por su comportamiento, lo devolvió al río.

También temen el fuego: en una historia cómica, un niño muy agraciado se presentó durante muchos días ante mujer pidiéndole fuego, pero ésta rechazaba su petición alegando que era peligroso que un niño pequeño andase con fuego. Como esto se repetía todos los días, la mujer se lo comentó a su marido, que concluyó que seguramente se trataría de un kappa y que probase a darle el fuego que le pedía. Al día siguiente, cuando apareció el niño, la mujer le ofreció una antorcha y le dijo: «Eh, kappa, ahí tienes tu fuego». Ante su visión, el niño pidió perdón y huyó a toda prisa. Al parecer, lo que el kappa decía era «deme su culo» en lugar de «deme fuego», ya que en japonés suenan muy parecido.

Aun con todas estas indicaciones, lo más sencillo para librarse de un kappa era saludándolo con una reverencia, ya que estas criaturas son muy educadas, te devolverán el saludo y se les caerá el agua de su cabeza cuando se inclinen, perdiendo así sus fuerzas.

Ganarse sus favores

A veces, cuando se atrapaba un kappa haciendo fechorías y se le perdonaba la vida, éste podía agradecerte el gesto ofreciéndote su ayuda o entregándote algo. En Amakuso un kappa le pidió algo de sake a un hombre que estaba bebiendo junto al río. El hombre se negó, pero el kappa fue tan insistente que acabó dándole su botella de sake si al día siguiente le ayudaba a plantar arroz. Cuando el hombre acudió a su arrozal al amanecer, contempló maravillado que todos sus campos habían sido ya plantados por el kappa tal y como prometió.

Neneko gappa era un kappa hembra jefa de todos los de su clase en Kanto. Cometía toda clase de actos vandálicos a lo largo del río Tonegawa: robaba peces, ahogaba caballos, asaltaba plantaciones de pepinos o mataba niños zambulléndolos en el agua. Una vez que intentó arrancarle las tripas a un caballo por el ano, el samurái que era dueño del animal la atrapó con gran fuerza por el cuello. Como no podía huir, Neneko pidió perdón y suplicó por su vida, prometiéndole al samurái que le enseñaría cómo preparar un medicamento que curaba las heridas si le dejaba ir.

El alimento favorito de los kappa era el pepino, así que era común usarlos como ofrenda para aplacar o ganarse el favor de estas criaturas. Arrojar un pepino en el que se hubiera escrito el nombre de una persona bastaba para apaciguar a un kappa y asegurarse de que no le atacarían. En Tokio, por ejemplo, se puede encontrar un pequeño templo llamado Kappa-dera dedicado a estos seres donde la gente puede dejarles pepinos como ofrenda.

Alfabeto kappa

Se conoce al alfabeto utilizado por los kappa como kappa-moji. Según Shigeru Mizuki parecen garabatos carentes de sentido. En algunas leyendas se dice que, si se sumerge en agua la hoja de un árbol en la que aparentemente no hay nada escrito, aparecerían unas letras escritas por los kappa. Un cuento bastante común narra como un hombre de la prefectura de Kumamoto se topó con un extraño en plena noche que le pidió entregar una carta a un hombre de Tanoura. Al decirle esto, le entregó una hoja totalmente en blanco que ni siquiera tenía destinatario. Al ver lo extraño que resultaba todo, sospechó que podría tratarse de la carta de un kappa, por lo que la sumergió en agua y pudo leer el siguiente mensaje: «Encárgate de eliminar a este hombre». Entonces, el hombre cambió el mensaje y escribió: «Encargate de entregar algo de valor a este hombre». Cuando llegó a Tanoura, se presentó ante él el destinatario de la carta que, al leerla, se quedó extrañado, pero al rato le entregó un montón de pescado. El hombre vendió el pescado y ganó mucho dinero.

Del agua a la montaña

Durante los meses cálidos de primavera y verano, los kappa infestan ríos y lagos, manteniéndose muy activos, pero cuando llega el frío se cree que se van a las montañas y se convierten en otro yokai, el yamawaro (japonés: 山童; niño de montaña), también conocido en Kyushu y en el archipiélago de Oki como seko. Parten su marcha a las montañas en el equinoccio de otoño y regresan a los ríos como kappa en el equinoccio de primavera. Los aldeanos que tengan su hogar construido en medio de estas rutas de migración descubrirán horrorizado que los yamawaro han agujereado sus casas para atravesarla.

Familia de kappa - Gojin Ishihara

2 comentarios :

  1. Gran entrada. Yo creo haber leído que lo que le pasaba a un kappa si perdía el agua de la cabeza era que se convertía en piedra. Por eso para derrotar a un kappa había que conseguir que hiciera una reverencia dentro de una cueva (para evitar que se le volviese a llenar el hueco de la cabeza con la lluvia).

    ResponderEliminar