Yamawaro

El yamawarawa, o yamawaro (japonés: 山童; niño de montaña), también conocido como seko, es la forma que adoptan los kappa cuando llega el frío y dejan los ríos para habitar en las montañas. En este estado, siguen siendo menudos como niños, pero su cuerpo se llena de pelo y sólo tienen un ojo en medio de la frente como los cíclopes. Conocen el idioma humano; imitan sonidos, como herramientas, animales, desprendimientos de rocas, etc; y se dice que cantan muy bien.

La leyenda de los yamawaro es común en la región de Kyushu, donde ayudan a los hombres con sus trabajos en la montaña. Como son yokai, su percepción de las normas humanas es inexistente y siguen las suyas propias, por lo que, cuando ayudan a alguien a cargar troncos, hay que depositarlos a la cuenta de dos en lugar de a la de tres, como se haría normalmente. Eso sí, hay que pagarles por sus servicios dándoles bolas de arroz, trigo tostado o sake del que se ofrece a las divinidades o se enfurecerán, pero siempre la cantidad acordada y después de que hayan realizado el trabajo, pues podrían tomar la comida y salir corriendo. Al igual que los hyosube, sus parientes más cercanos, se cuelan por la noche en las bañeras de los humanos y las dejan llenas de pelo.

Cuando llega la primavera, descienden de las montañas hacia los ríos para volver a convertirse en kappa, pero cuentan que aquellos que los ven cambiar de forma mueren por una terrible enfermedad. Si alguien ha construido su casa en la ruta que siguen estos yokai en sus migraciones, deberán dejar todas las puertas abiertas para que puedan pasar o la atravesarán agujereándola. Por suerte, como odian las cabezas de sardinas, bastaría con ofrecerselas para que se mantengan alejados.

Ilustración del Gazu Hyakki Yagyō - Toriyama Sekien

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