Allá en las playas de Asturias y Galicia, en las frías aguas del mar Cantábrico, se puede encontrar al horrible home marín (asturiano: hombre marino). Se trata de una raza de criaturas de dientes verdes, tienen el cuerpo escamoso, algas en lugar de cabellera y son mitad hombre y mitad pez. Jerónimo del Hoyo los describe como seres cubiertos de escamas, tienen la boca y la nariz grandes, las patas torcidas por nadar como ranas y están cubiertos de espinas negras a modo de pelos en cabeza, pecho y espalda. En Tapias se decía que un home marín vivía en una cueva de la playa de Las Furadas, a la que los niños del lugar solían asomarse para probar su valor gritando: «Home Marín, sal da cova xa cómeme a mín».
Evaristo Casariego los menciona en Tierra de Tineo, donde dice que en las noches de tormenta salían a quemar los pajares y matar el ganado. También rompían los aparejos y redes de los pescadores, aunque eso no era lo peor que hacían, ya que además violaban a las mujeres con sus enormes penes. Sin ir más lejos, Antonio de Torquemada menciona en su Jardín de flores curiosas que en el reino de Galicia hay un linaje de hombres llamados Mariños que afirman descender de uno de estos tritones. Según cuentan, una mujer que caminaba por la ribera del mar fue asaltada por un hombre marino que se adentró a tierra y la tomó por la fuerza. Tras dejarla preñada, volvió al mar y, aunque solía volver a tierra en su búsqueda, dejó de aparecer al notar que intentaban darle caza. El niño que dio a luz era humano y resultó totalmente racional, aunque presentaba características del padre.
Evaristo Casariego los menciona en Tierra de Tineo, donde dice que en las noches de tormenta salían a quemar los pajares y matar el ganado. También rompían los aparejos y redes de los pescadores, aunque eso no era lo peor que hacían, ya que además violaban a las mujeres con sus enormes penes. Sin ir más lejos, Antonio de Torquemada menciona en su Jardín de flores curiosas que en el reino de Galicia hay un linaje de hombres llamados Mariños que afirman descender de uno de estos tritones. Según cuentan, una mujer que caminaba por la ribera del mar fue asaltada por un hombre marino que se adentró a tierra y la tomó por la fuerza. Tras dejarla preñada, volvió al mar y, aunque solía volver a tierra en su búsqueda, dejó de aparecer al notar que intentaban darle caza. El niño que dio a luz era humano y resultó totalmente racional, aunque presentaba características del padre.
Ilustración de Alberto Álvarez Peña |
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