Mokumokuren

Cuando una vieja casa japonesa queda abandonada, es normal que las puertas corredizas de papel conocidas como shōji acaben deteriorándose y llenándose de agujeros. Es en estas condiciones cuando aparecen en dichos agujeros infinidad de ojos que observan a los intrusos. Este fenómeno o yokai es conocido como mokumokuren (japonés: 目目連; multitud de ojos) y no se sabe exactamente cuál es su origen.

Toriyama Sekien explicó en el tercer volumen de su Konjaku Hyakki Shūi (japonés: 今昔百鬼拾遺; Suplemento de los cien demonios del presente y el pasado) que, si por toda la casa hay ojos, es porque seguramente allí vivía un jugador de go. Tal vez aprovechó este yokai para crear un juego de palabras, ya que las intersecciones que hay en las cuadrículas de un tablero de go y que recuerdan a las de una puerta corrediza se llaman moku, término que también significa «ojo».

Shigeru Mizuki añadió en su Enciclopedia yokai una historia en la que Hanzawaya Gosuke, el dueño de un aserradero, fue a Tsugaru a comprar madera. Como consideraba un despilfarro alojarse en una posada, decidió colarse en una vieja casa abandonada para pasar la noche. Cuando se dio cuenta, vio que en todos los recuadros de las puertas de papel había un par de ojos observándole. Al preguntar enfurecido que qué hacían mirándole, los ojos salieron flotando y rodearon a Hanzawaya, pero éste, en vez de acobardarse, los atrapó todos y los guardó en un saco. Cuando regresó a su hogar, acabó vendiéndolos a un oculista.

Ilustración de Shigeru Mizuki

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