Joan Amades i Gelats fue un destacado etnólogo y folclorista español que recogió en su obra capital, Costumari Català, las tradiciones y costumbres de las tierras catalanas. En dos de sus cinco tomos, Amades habló brevemente sobre las leyendas que había en Cataluña a cerca del basilisco.
Libro II
Nuestra gente cree que los tesoros enterrados crían un reptil, calificado de basilisco, que tiene la misión de guardar el oro y los tesoros en general. Posee la propiedad de matar con la mirada. Quienes van a buscar tesoros deben ir siempre escudados por un espejo que los guarde de la mirada de la bestia, la cual, al verse reflejada, se matará ella misma con su propia vista.
Libro IV
Los gallos que llegan a los siete años a medianoche, dicen en Bot, que ponen un huevo, lo empollan y nace un basilisco, un tipo de bicho terrible que mata con la mirada y que corre a esconderse en lugar oscuro y húmedo. Si en la casa hay alguna jarra u olla enterrada llena de onzas de oro, se apresura a ir a fin de guardar el tesoro. Así que cuando siente el rumor de alguien acercándose o removiendo la tierra para desenterrar la olla, dirige su mirada hacia el origen del ruido; al ver a alguien, éste queda muerto por efecto del veneno que le tira; pero si es el hombre quien primero ve el basilisco, entonces es él el que queda muerto al instante.
Se cree que del oro también nacen los basiliscos, del que no se apartan para impedir que nadie pueda robar a su madre, es decir, el oro que les ha dado origen. Quienes van a descubrir tesoros y a robar riquezas se cubren con un grueso espejo a fin de no ser heridos por la mirada del basilisco, que muere al verse reflejado cuando su veneno topa con el espejo y rebota. Es entonces cuando uno puede apoderarse del tesoro sin peligro.
En Ripoll creen que el basilisco es como una especie de lagartija o de salamandra pequeña, dorada y reluciente como si fuera de oro; en Vic se lo imaginan como una culebrilla con melena y en Barberá del Vallés, como una especie de reineta o de rana pequeña.
Ilustración de The Mythological Zoo, obra de Oliver Herford |
No hay comentarios:
Publicar un comentario