En la mitología griega, Equidna (griego: Ἔχιδνα; Víbora), también conocida como Murena Tartesia (griego: Μυραινα Ταρτησια; Anguila del Tártaro) o Drakaina Delfine (griego: Δρακαινα Δελφυνη; Vientre de serpiente/dragón) era un monstruo mitad mujer, mitad serpiente, y consorte del temible Tifón, conocida principalmente por ser la madre de los monstruos más famosos de los mitos griegos.
Su genealogía varía según el autor. Hesíodo, en su Teogonía, no era del todo claro y decía que Equidna nació de «ella», refiriéndose posiblemente a la diosa marina Ceto, siendo su padre, por lo tanto, Forcis. Ferécides de Leros decía que Equidna era hija de Forcis, sin mencionar el nombre de la madre. Por otro lado, Pausanias menciona en el libro VIII de su Descripción de Grecia que Epiménides tenía a Equidna por hija de la oceánide Estigia y de un tal Pirantes, mientras que Apolodoro decía que era la hija de Tártaro y Gea en su Biblioteca mitológica.
Hesíodo nos describe en su Teogonía el aspecto de Equidna, dónde habitaba con Tifón y la monstruosa descendencia que tuvo con él:
En el libro IV de las Historias de Heródoto, Equidna coaccionó a Heracles para mantener relaciones con él. Cuando el héroe transitaba por las tierras que serían conocidas como Escitia tras robar los bueyes de Gerión, fue sorprendido por una tempestad y buscó refugio para pasar la noche. A la mañana siguiente descubrió que sus yeguas habían desaparecido y partió en su búsqueda. En la región de Hilea se encontró con una mujer serpiente que bien podría ser la Equidna a la que aquí nos referimos. Ésta le dijo que encontró a sus yeguas y les dio cobijo, y si las quería devuelta tendría que tener trato carnal con ella. Heracles accedió y la dejó encinta de tres hijos llamados Agatirso, Gelono y Escites. La mujer serpiente le dijo: «¿Qué será de los tres hijos que llevo ahora en mi seno? Cuando lleguen a la virilidad, ¿he de dejarlos aquí, donde soy la dueña, o quieres que los mande contigo?». A lo que Heracles respondió: «Cuando crezcan, observa cuidadosamente, y si alguno de ellos dobla este arco como yo lo doblo ahora, y se ciñe con este cinturón como yo me ciño, elígelo como gobernante de tu país». Dicho esto, le dio uno de sus dos arcos y el cinturón que tenía una copa de oro colgando de su broche, y luego prosiguió su camino. Los dos mayores fueron incapaces de realizar las tareas que había indicado su padre, por lo que ella los apartó de su lado; pero Escites consiguió lograr ambas hazañas y le permitió quedarse con ella, convirtiéndose así en el antepasado de todos los reyes escitas.
Aunque Hesíodo decía que era inmortal, Apolodoro narró en su Biblioteca Mitológica que la mató Argos Panoptes mientras dormía en una cueva, ya que atacaba a todos los que pasaban ante ella, aunque podría tratarse de otra mujer serpiente.
Su genealogía varía según el autor. Hesíodo, en su Teogonía, no era del todo claro y decía que Equidna nació de «ella», refiriéndose posiblemente a la diosa marina Ceto, siendo su padre, por lo tanto, Forcis. Ferécides de Leros decía que Equidna era hija de Forcis, sin mencionar el nombre de la madre. Por otro lado, Pausanias menciona en el libro VIII de su Descripción de Grecia que Epiménides tenía a Equidna por hija de la oceánide Estigia y de un tal Pirantes, mientras que Apolodoro decía que era la hija de Tártaro y Gea en su Biblioteca mitológica.
Hesíodo nos describe en su Teogonía el aspecto de Equidna, dónde habitaba con Tifón y la monstruosa descendencia que tuvo con él:
«Otro monstruo extraordinario, en nada parecido a los hombres mortales ni a los inmortales dioses, tuvo ella en una cóncava gruta: la divina y astuta Equidna, mitad ninfa de ojos vivos y hermosas mejillas, mitad en cambio monstruosa y terrible serpiente, enorme jaspeada y sanguinaria, bajo las entrañas de la venerable tierra. Allí habita una caverna en las profundidades, bajo una oronda roca, lejos de los inmortales dioses y de los humanos mortales; allí entonces le dieron como parte los dioses habitar ilustres mansiones. Y fue retenida en el país de los Árimos, bajo la tierra, la funesta Equidna ninfa inmortal y exenta de vejez, por todos los siglos. Con ella cuentan que el terrible, violento y malvado Tifón tuvo contacto amoroso, con la joven de vivos ojos. Y preñada, dio a luz a feroces hijos: primero parió al perro Orto para Gerión. En segundo lugar tuvo un prodigioso hijo, indecible, el sanguinario Cerbero, perro de broncíneo ladrido de Hades, de cincuenta cabezas, despiadado y feroz. En tercer lugar engendró a la perversa Hidra de Lerna, a la que alimentó Hera, diosa de blancos brazos, irritada terriblemente con el fornido Heracles. La aniquiló el hijo de Zeus con su implacable bronce, el Anfitriénida Heracles, con ayuda del belicoso Yolao, según los planes de Atenea amiga de botín».Estos hijos de Tifón y Equidna procrearon entre ellos y engendraron otras muchas otras criaturas según Hesíodo, pero para otros autores eran hijos directos de Equidna.
HIJOS QUE TUVO CON TIFÓN
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AUTOR Y FUENTE
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Higinio, Fábulas
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Higinio, Fábulas
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Higinio, Fábulas
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En el libro IV de las Historias de Heródoto, Equidna coaccionó a Heracles para mantener relaciones con él. Cuando el héroe transitaba por las tierras que serían conocidas como Escitia tras robar los bueyes de Gerión, fue sorprendido por una tempestad y buscó refugio para pasar la noche. A la mañana siguiente descubrió que sus yeguas habían desaparecido y partió en su búsqueda. En la región de Hilea se encontró con una mujer serpiente que bien podría ser la Equidna a la que aquí nos referimos. Ésta le dijo que encontró a sus yeguas y les dio cobijo, y si las quería devuelta tendría que tener trato carnal con ella. Heracles accedió y la dejó encinta de tres hijos llamados Agatirso, Gelono y Escites. La mujer serpiente le dijo: «¿Qué será de los tres hijos que llevo ahora en mi seno? Cuando lleguen a la virilidad, ¿he de dejarlos aquí, donde soy la dueña, o quieres que los mande contigo?». A lo que Heracles respondió: «Cuando crezcan, observa cuidadosamente, y si alguno de ellos dobla este arco como yo lo doblo ahora, y se ciñe con este cinturón como yo me ciño, elígelo como gobernante de tu país». Dicho esto, le dio uno de sus dos arcos y el cinturón que tenía una copa de oro colgando de su broche, y luego prosiguió su camino. Los dos mayores fueron incapaces de realizar las tareas que había indicado su padre, por lo que ella los apartó de su lado; pero Escites consiguió lograr ambas hazañas y le permitió quedarse con ella, convirtiéndose así en el antepasado de todos los reyes escitas.
Aunque Hesíodo decía que era inmortal, Apolodoro narró en su Biblioteca Mitológica que la mató Argos Panoptes mientras dormía en una cueva, ya que atacaba a todos los que pasaban ante ella, aunque podría tratarse de otra mujer serpiente.
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