Sleipner

En la mitología nórdica, Sleipnir (nórdico antiguo: Resbaladizo o Deslizador) es un caballo de ocho patas. Aparece tanto en la Edda Poética como en la Edda Prosaica, escrita en el siglo XIII por Snorri Sturluson. Según estas fuentes, Sleipner es la montura de Odín e hijo de Loki y del caballo Svaðilfari. También es mencionado en un acertijo de la saga Hervarar, en la saga Völsunga, como ancestro del caballo Grani, y en el primer libro de la Gesta Danorum. Es descrito como el mejor de todos los corceles y ha llegado a cabalgar hasta Hel, el reino de la muerte. En la Edda Prosaica se dan todos los detalles sobre la concepción de Sleipnir y otras de sus características, como que su pelaje es gris.

El acertijo de la saga Hervarar dice así: «¿Qué criatura corre sobre diez patas, tiene tres ojos y una sola cola?». La respuesta sería Odín montado sobre Sleipner.

En la Edda Poética es mencionado en los poemas Grímnismál, Sigrdrífumál, Baldrs draumar y Hyndluljóð. En Grímnismál, Grimnir (Odín disfrazado) le relata en verso al joven Agnar que Sleipner es el mejor de los caballos: «De todos los dioses es Óðinn el más grande, y Sleipnir el mejor de los corceles». En Sigrdrífumál, la valkiria Sigrdrífa le dice al héroe Sigurðr que las runas están grabadas en los dientes de Sleipner. En Baldrs draumar, tras discutir sobre las pesadillas que estaba sufriendo el dios Balder, Odín monta sobre Sleipner y cabalga hasta Helheim, donde Garm les ladra al acercarse. En Völuspá hin skamma, un fragmento de Hyndluljóð, se dice que Loki engendró «al lobo» con Angrboða, luego a Sleipnir con Svaðilfari, y finalmente se menciona «un monstruo considerado el más funesto, descendiente del hermano de Býleistr».

En el Gylfaginning, texto perteneciente a la Edda Prosaica, Sleipnir es mencionado por primera vez en el capítulo 15, donde se dice que cada día los Æsir cruzan por el puente Bifröst, y se da una lista de los caballos de dichos dioses. La lista comienza con Sleipnir: «El mejor es Sleipnir, perteneciente a Odín, que tiene ocho patas».

Concept-art de Odín y Sleipnir para la película Thor
En el capítulo 42 se describen los orígenes de Sleipnir. Estos se remontan a los tiempos en que el mundo tomaba forma, cuando los dioses construían sus moradas y ya habían terminado Midgard y Valhalla. Un día llegó cierto artesano que ofreció construirles, en el espacio de tres medios años, unas murallas tan bien fortificadas que estarían perfectamente a salvo de las incursiones de cualquier jötun. Pero pidió como recompensa a la diosa Freya, junto al sol y la luna. Tras una larga deliberación, los dioses aceptaron sus condiciones, siempre y cuando terminase todo el trabajo solo, sin la ayuda de nadie, todo en el término de un invierno, pero si había algo inacabado el primer día del verano, perdía la recompensa convenida. Cuando le dieron estas indicaciones, el constructor estipuló que le fuera permitido utilizar su caballo  Svaðilfari, y gracias a la influencia de Loki, le fue concedido. Cuando comenzó a trabajar el primer día de invierno hizo arrastrar a su caballo piedras para la construcción durante la noche. Las enormes dimensiones de las piedras sorprendieron a los dioses, y vieron claramente que el caballo realizaba el doble de trabajo que el que hacía su amo. Llegados a este punto no podían echarse atrás, pues habían concertado el trato en presencia de testigos y bajo solemnes juramentos.

Cuando se acercó el fin del invierno, el edificio estaba muy adelantado, y las murallas eran lo suficientemente elevadas y macizas como para volver Asgard totalmente inexpugnable. Finalmente, cuando faltaban tres días para el verano, lo único que faltaba por construir era la puerta. Entonces los dioses se reunieron y deliberaron hasta llegar a la conclusión que el causante de esta desgracia era Loki, por haber permitido que empleara al caballo durante su trabajo, por lo que decidieron que sufriría una muerte cruel si no encontraba un medio para impedir que el constructor no acabara su tarea y obtuviese la recompensa acordada. Loki juró ante las amenazas que encontraría el modo en el que el misterioso hombre perdiera la apuesta. Esa misma noche cuando el constructor acompañaba a Svaðilfari para transportar las piedras, una yegua salió de repente de un bosque y se puso a relinchar. El caballo, así excitado, rompió sus ligaduras y corrió tras la yegua en el bosque, lo que obligó al hombre a correr también tras el caballo. Así perdió toda una noche de trabajo y su obra estaba incompleta al despuntar el alba. Al ver que apenas le quedaba tiempo, el constructor se deshizo de su disfraz y reveló que en realidad era un jötun, ante lo cual los dioses llamaron a Thor, que lo mató aplastándole la cabeza con su martillo Mjölnir, ignorando cualquier juramento anteriormente hecho. Tiempo más tarde, Loki alumbró a Sleipner, fruto de su unión con Svaðilfari.

En el capítulo 49 se narra la muerte del dios Balder. En este mito, el dios Hermóðr es el encargado de cabalgar hasta Hel para traer de vuelta a Blader, y para ello escogió a Sleipner como montura. Su viaje duró nueve noches en profundos y oscuros valles en los que Hermóðr no podía ver nada. Cruzaron el puente del río Gjöll, Gjallarbrú, que estaba cubierto de brillante oro. Allí se encontraron con Móðguðr, una doncella que guardaba el puente. Ésta le dijo que hace poco cinco tropas de hombres muertos cruzaron el puente, y le aseguró que hacían mucho menos ruido que el galopar que producían las ocho patas de Sleipner, pues ellos estaban vivos. Hermóðr prosiguió su camino al reino de la muerte, siempre «hacia abajo y al norte», hasta que llegó a las puertas de Hel. Hermóðr desmontó, ajustó las riendas y la montura de Sleipner, volvió a subirse a su grupa, lo espoleó y Sleipner galopó con tal fuerza que atravesó las puertas sin tocarlas. Finalmente llegó hasta el gran salón presidido por Hel, y allí le suplicó que devolviera a Balder al reino de los vivos.

Sleipner también aparece en el capítulo 17 de Skáldskaparmál. Odín monta a lomos de su caballo hasta el hogar del jötun Hrungnir, en Jötunheim. Hrungnir se pregunta: «¿Qué clase de persona es esta, que lleva un casco dorado, cabalga cielo y mar, y es dueño de un maravilloso corcel?». Una vez ante el gigante, Odín se jugó la cabeza a que no habría un caballo mejor en todo Jötunheimr, pero Hrungnir le respondió que, aunque era un buen corcel, su caballo Gullfaxi lo superaba. Para decidir qué caballo era mejor compitieron en una carrera, que finalmente ganó Sleipner.

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