Leucrota

La leucrota (griego: Λευκροκοττας) es un animal fabuloso y quimérico descrito por antiguos historiadores. Su origen podría estar en la descripción errónea o exagerada de algunas especies de hienas. También es conocida como crocota, aunque mencionaban a estos animales como dos criaturas diferentes. El nombre científico de la hiena moteada (Crocuta crocuta) proviene de este animal.

En el libro XVI de Geografía de Estrabón se dice que el crocota es la progenie mestiza de un lobo y un perro, y así le llama Ctesias en su obra Índica (kynólykos; perro lobo): «En Etiopía hay un animal llamado crocota, vulgarmente conocido como kynólykos, de asombrosa fuerza. Se dice que imita la voz humana para atraer a los hombres por su nombre en plena noche y devorar a los que se acercan. Es tan bravo como un león, tan rápido como un caballo y tan fuerte como un toro. No puede ser vencido por ningún arma de metal». Del mismo modo lo menciona Plinio el Viejo en el libro VIII de su Historia Natural, aunque un par de frases más adelante comienza a hablar de la leucrota como si se tratara de otro animal:
«Etiopía produce muchos animales semejantes a monstruos [...] los crocotas, concebidos como de perro y lobo que quiebran cualquier cosa con sus dientes y que inmediatamente digieren en su vientre lo que han devorado [...] la leucrocota, fiera muy veloz, del tamaño del asno salvaje, las ancas de ciervo, el cuello, la cola y el pecho de león, la cabeza de tejón, las pezuñas hendidas, la boca abierta hasta las orejas y un hueso seguido en lugar de dientes. Cuentan que esta fiera imita la voz humana. [...] La leona de Etiopía, tras el apareamiento con esta especie (la hiena), pare la corocota, que imita igualmente las voces de los hombres y de los animales domésticos. Su mirada es fija y en ambas partes de su boca carece de encías, con una dentadura continua: para que ésta no se embote por el roce con la opuesta, se cierra a modo de una caja. Juba atestigua que en Etiopía la mantícora también imita la voz humana».
Claudio Eliano también habla de este animal en su Historias de los animales (libro VII), donde aparece en pareja con la hiena:
«También la hiena, así como el animal que dicen korokótta, son seres detestables [...] Debo contar ahora la malignidad del korokótta, de la que también he oído hablar. Se oculta en la espesura del bosque, y escucha las voces de los leñadores que se llaman unos a otros por su nombre y las conversaciones que mantienen entre sí. Después imita sus voces y habla (aunque esto parezca fábula) con una voz que parece humana, pronunciando el nombre que ha oído. Y el que ha sido nombrado se acerca. El animal se aleja un poco y vuelve a llamarle. Y el hombre sigue acercándose a la voz. Y cuando lo lleva lejos de los que trabajan con él y se queda solo, se apodera de él y lo mata, convirtiendo en su alimento al que había atraído con su voz».
Arvalis

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