Kasha

Los kasha son un tipo de bakeneko, un gato-monstruo. Son felinos bípedos tan grandes o más que un ser humano y suelen estar acompañados de llamas infernales o rayos. Les gusta aparecer durante las tormentas, y con mayor frecuencia de noche.

Los kasha, siendo bakenekos, suelen vivir entre los humanos, disfrazados de gatos domésticos ordinarios o callejeros. Ahora bien, revelan sus verdadera forma durante los servicios funerarios, cuando saltan desde los tejados para sacar los cadáveres de sus ataúdes. A veces cumplen el trabajo de mensajeros o siervos del infierno, en cuyo caso tienen la tarea de recoger los cadáveres de los humanos malvados para llevar sus espíritus con ellos al infierno como castigo. Otras veces roban cadáveres para su propio uso, ya sea para animar sus cuerpos como marionetas con necromancia o para comérselos.

Es casi imposible recuperar los restos de una persona si un Kasha se los ha llevado. Esto dificulta el paso del alma humana al otro mundo, por lo que se han desarrollado algunas técnicas de defensa en los templos donde se dice que merodean los kasha. En Yamagata los sacerdotes llevan a cabo dos ceremonias funerarias, la primera es falsa, en la que el ataúd sólo está lleno de rocas, así que si un kasha intenta robar el cadáver se irá con las manos vacías. La ceremonia real tiene lugar después, cuando disminuye el riesgo de que aparezca un kasha.

En Ehime colocan una cuchilla de afeitar en la parte superior del ataúd como protección contra los kasha. En Miyazaki los sacerdotes cantan "baku ni wa kuwasen, kasha ni wa kuwasen" ("Que no te coma un baku, que no te coma un Kasha") dos veces en la procesión fúnebre con el fin de mantener alejados los espíritus malignos. En Okayama los sacerdotes tocan unos myōhachi, un tipo de platillos utilizados en ceremonias religiosas, con el fin de mantener el kasha a distancia.

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