Tailypo es una criatura del folclore de América del Norte, sobre todo en los Apalaches. También conocido como Taileybones, Tailbones, Taily Po, Tally Po, Taileypo, Tailey Po and Tailipoe.
Generalmente se describe al tailypo como un animal del tamaño de un perro. Dependiendo de la cultura nativa del narrador, se dice que el Tailypo tiene los ojos de color amarillo o rojo, destacando de él sus largas orejas y una cola larga. En algunas versiones del cuento popular, el Tailypo tiene orejas peludas similares a los de un gato montés. La criatura está cubierta de pelo negro o marrón oscuro y como sólo aparece por la noche, es aún más difícil de ver.
Aunque pueda que careza de inteligencia, el Tailypo puede hablar, repitiendo siempre la misma frase, exigiendo que le devuelvan su cola, que en inglés vendría a ser:
"Taily-po, Taily-po... all I want is my Taily-po..."
La historia que involucra a esta criatura casi siempre ocurre de noche, en una zona rural boscosa. Los hechos se producen en una cabaña en ruinas en medio del bosque, donde un ermitaño y sus tres perros viven.
Durante malos tiempos en los que el hambre se cebaba con ellos, el hombre se vio obligado a buscar algo de comida por la noche y se las arregló para cazar una pequeña liebre que comparte con sus perros. El pequeño animal obviamente no pudo saciar su hambre, por lo que el hombre volvió a salir en busca de comida y descubrió un ser extraño con los ojos brillantes y una larga cola. El ermitaño cortó rápidamente la cola y, gritando, la criatura se escapó en la oscuridad. El ermitaño se llevó la cola y se la comió en un guiso.
Ya en la cama, al borde del sueño, un crujido y el ruido de unos arañazos despiertan al hombre. Incorporándose, el ermitaño vio los brillantes ojos del Tailypo a los pies de su cama, mirándole perturbadamente. Con una voz de otro mundo, la criatura le exigió la devolución de su cola ("tailypo"). Aterrorizado, el hombre llamó a sus perros, que acudieron inmediatamente en su ayuda, persiguiendo a la bestia por la noche.
Tras perseguir a la criatura por el bosque sólo dos de los perros vuelven, pero falta uno. El hombre trata de dormir, pero el Tailypo vuelve pronto, insistiendo con más fuerza que le devuelva su cola. De nuevo el hombre llama a sus sabuesos y tras perseguirlo de nuevo sólo vuelve uno de ellos. Incapaz de dormir, el hombre agarra su arma (por lo general un hacha o escopeta) y espera al amanecer con el último perro que le queda cerca de él. Cuando el Tailypo aparece por tercera vez, el hombre vuelve a enviar al perro para que ataque al Tailypo. Como era de esperar, el perro persigue a la criatura y no vuelve.
El hombre, ahora sin la protección de sus perros, se encoge bajo sus sábanas, rezando por la llegada del amanecer. Horas antes de la llegada del día, el hombre oye un crujido familiar, teniendo la esperanza de que sea uno de sus perros. Por desgracia, el hombre estaba siendo acechado por el Tailypo, y esta vez estaba indefenso al dejar caer su arma por el miedo. La bestia estaba ahora cara a cara con el hombre, exigiendo una vez más el regreso de su cola.
El hombre, asustado hasta la muerte, encontró el suficiente valor para empujar a la criatura y gritar: "¡Yo no tengo tu cola!", con la esperanza de que la criatura se fuera. Sin embargo, la criatura, más furiosa que antes le gritó: "¡SÍ LA TIENES! ¡SÍ LA TIENES!", saltó sobre la cama y mutiló brutalmente al hombre, destruyendo después toda la cabaña.
Tras perseguir a la criatura por el bosque sólo dos de los perros vuelven, pero falta uno. El hombre trata de dormir, pero el Tailypo vuelve pronto, insistiendo con más fuerza que le devuelva su cola. De nuevo el hombre llama a sus sabuesos y tras perseguirlo de nuevo sólo vuelve uno de ellos. Incapaz de dormir, el hombre agarra su arma (por lo general un hacha o escopeta) y espera al amanecer con el último perro que le queda cerca de él. Cuando el Tailypo aparece por tercera vez, el hombre vuelve a enviar al perro para que ataque al Tailypo. Como era de esperar, el perro persigue a la criatura y no vuelve.
El hombre, ahora sin la protección de sus perros, se encoge bajo sus sábanas, rezando por la llegada del amanecer. Horas antes de la llegada del día, el hombre oye un crujido familiar, teniendo la esperanza de que sea uno de sus perros. Por desgracia, el hombre estaba siendo acechado por el Tailypo, y esta vez estaba indefenso al dejar caer su arma por el miedo. La bestia estaba ahora cara a cara con el hombre, exigiendo una vez más el regreso de su cola.
El hombre, asustado hasta la muerte, encontró el suficiente valor para empujar a la criatura y gritar: "¡Yo no tengo tu cola!", con la esperanza de que la criatura se fuera. Sin embargo, la criatura, más furiosa que antes le gritó: "¡SÍ LA TIENES! ¡SÍ LA TIENES!", saltó sobre la cama y mutiló brutalmente al hombre, destruyendo después toda la cabaña.
En versiones menos violentas se dice que el Tailypo se limitó a amenazar al hombre con que si no le devolvía su cola le atacaría con tal violencia que al amanecer sólo quedaría en pie la chimenea de la cabaña.
Durante las noches más oscuras, se puede ser oír a esta criatura susurrando, pidiendo de vuelta su cola. Otra versión de la folclorista S.E. Schlosser se limita a decir que nunca se volvió a ver al ermitaño y que ahora el Tailypo susurra: "¡Ya tengo mi cola!".
One less common version takes place in a small city in the Southern United States and is about a young boy (usually named Kenny Ray). In this version, the creature comes through the boy's window and sheds his tail, instead of it getting chopped off or shot.
Una versión menos común toma lugar en una pequeña ciudad al sur de los Estados Unidos en la que el protagonista es un joven chico, normalmente llamado Kenny Ray. En esta versión, la criatura entra por la ventana en la habitación del chico y se le cae la cola, sin necesidad de que se la corte o robe.
Necesitado de dinero, el niño vendió la cola en lugar de comérsela. Esa noche el Tailypo regresó pidiendo de vuelta su cola, pero el chico gritó que él no la tenía y espantó al animal, que salió huyendo, a diferencia de la historia del leñador, en la que lo mata.
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