El Nurikabe (ぬりかべ; pared lacada) es un yōkai o espíritu, del folklore japonés. Se manifiesta como un muro que impide el paso a los viajeros o desvía las rutas que escogen durante la noche, siendo inútil el intento de rodearlo ya que se extiende infinitamente. La forma de hacerlo desaparecer es golpearlo en la zona inferior izquierda del muro.
Originalmente este yokai era descrito como un ser invisible, pero durante el período Edo los artistas comenzaron a ilustrar esta criatura, dándole una apariencia similar a un híbrido entre una bestia grotesca y una pared blanca y plana. Una de las más famosas representaciones de estos yokais proviene de un pergamino de Kanō Tōrin Yoshinobu, pintado en el 1802. Las representaciones modernas del nurikabe lo muestran como un muro gris, bípedo y con vagos rasgos faciales.
Según las historias, el nurikabe aparece misteriosamente en las carreteras y caminos a altas horas de la noche. Mientras un viajero está caminando, justo ante sus ojos, una enorme pared invisible se materializa ante él y le corta el camino. No hay manera de sortear este yokai ya que se extiende infinitamente tanto a izquierda como a la derecha. Tampoco hay manera de derribarlo, sin embargo se dice que si uno lo golpea en la base con un palo se desvanecerá, permitiéndole al viajero proseguir con su camino.
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