Behemot (/ bɨhiːməθ / o /biː.əməθ/, también /beɪ.əmɔːθ/; hebreo: בהמות, behemot) es una bestia mencionada en Job 40: 15-24. Se cree que esta criatura mitológica fue inspirada por grandes animales que por aquel entonces eran desconocidos, como los elefantes, los hipopótamos, los rinocerontes o los cocodrilos. Algunos creacionistas atribuyen su descripción a la de un saurópodo, debido a su cola, que se describe como el tronco de un cedro. Metafóricamente, su nombre ha llegado a ser usado para connotar algo extremadamente grande o poderoso.
En El diccionario infernal, Behemot aparece como un elefante humanoide con una gran barriga. Según este texto, Behemot es un gran soldado de Satán y vigilante del infierno. También preside los banquetes y festines de los glotones. Tiene cierto renombre por su voz, por lo que es considerado el cantante oficial del infierno.
En Job 40:15-24 se describe al Behemot y al Leviatán para demostrarle a Job la futilidad de cuestionar a Dios, el único que ha creado a estos seres y el único que puede doblegarlos. Estas dos criaturas aparecen como fuerzas colosales de la naturaleza que los seres humanos jamás podrían controlar, pero ambos son reducidos a la condición de animales domésticos ante Dios, con la nariz anillada o con correa:
En El diccionario infernal, Behemot aparece como un elefante humanoide con una gran barriga. Según este texto, Behemot es un gran soldado de Satán y vigilante del infierno. También preside los banquetes y festines de los glotones. Tiene cierto renombre por su voz, por lo que es considerado el cantante oficial del infierno.
En Job 40:15-24 se describe al Behemot y al Leviatán para demostrarle a Job la futilidad de cuestionar a Dios, el único que ha creado a estos seres y el único que puede doblegarlos. Estas dos criaturas aparecen como fuerzas colosales de la naturaleza que los seres humanos jamás podrían controlar, pero ambos son reducidos a la condición de animales domésticos ante Dios, con la nariz anillada o con correa:
«He aquí ahora behemot, el cual hice como a ti; Hierba come como buey. He aquí ahora que su fuerza está en sus lomos, Y su vigor en los músculos de su vientre. Su cola mueve como un cedro, Y los nervios de sus muslos están entretejidos. Sus huesos son fuertes como bronce, Y sus miembros como barras de hierro. El es el principio de los caminos de Dios; El que lo hizo, puede hacer que su espada a él se acerque. Ciertamente los montes producen hierba para él; Y toda bestia del campo retoza allá. Se echará debajo de las sombras, En lo oculto de las cañas y de los lugares húmedos. Los árboles sombríos lo cubren con su sombra; Los sauces del arroyo lo rodean. He aquí, sale de madre el río, pero él no se inmuta; Tranquilo está, aunque todo un Jordán se estrelle contra su boca. ¿Lo tomará alguno cuando está vigilante y horadará su nariz?».
En textos apócrifos judíos y pseudoepígrafos, como el Libro de Enoc (siglo II), Behemot es el monstruo primordial de la tierra, al igual que el Leviatán y el Ziz son las criaturas primigenias del mar y el aire. Según este texto, el Leviatán vive en "el abismo", mientras que Behemot vive en un desierto al este del Jardín del Edén (Enoc 60: 7-8). Las dos bestias son monstruos caóticos que fueron destruidos por la deidad en el momento de la creación, aunque estos hechos no aparezcan en el relato de la creación del Génesis. En una leyenda rabínica se describe que el final de estas bestias llegará tras una gran batalla entre ellos al final de los tiempos, en la que morirán a manos de Dios:
«Se entrelazarán entre sí y entablarán combate, con sus cuernos el Behemot cornea con fuerza, el pez [Leviatán] emergerá a su encuentro con sus aletas, con poder. Su creador se acercará a ellos con su poderosa espada y matará a ambos. De la hermosa piel del Leviatán, Dios construirá toldos para albergar a los justos, que se comerán la carne del Behemot y del Leviatán en medio de gran alegría y regocijo».
Sidur, p. 719.
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