Un golem (/ˈɡoʊləm/ goh-ləm; Hebreo: גולם) es, en el folclore medieval y la mitología judía, un ser animado fabricado a partir de materia inanimada (normalmente barro, arcilla o un material similar). En hebreo moderno, el nombre proviene de la palabra guélem (גלם), "materia"; por otra parte, en dicho idioma, la expresión jómer guélem (חומר גלם) a su vez significa "materia prima".
La palabra golem se da en la Biblia (Salmos 139:16) y en la literatura talmúdica para referirse a una sustancia embrionaria o incompleta. Como motivo, la figura del golem forma parte del imaginario hebraico del centro europeo y pertenece por consiguiente al arte asquenazí.
El golem habría sido creado en varias ocasiones y por diversos rabinos ilustres a lo largo de toda la Edad Media. Es más, la primera existencia del golem se remontaría a los orígenes mismos de la humanidad, donde un golem habría sido creado por una persona creyente y cercana a Dios. Como Adán, el golem habría sido creado a partir del barro, insuflándole después una chispa divina que le habría dado la vida. Así, la creación de Adán es en principio inspiradora y referente de la creación de todo golem. Desde este punto de vista, mediante el mencionado acto, toda persona con un cierto grado de santidad y acercamiento a Dios podría adquirir algo de la sabiduría y el poder divinos e insuflarle vida a la materia inerte. Crear un golem es entonces expresión patente de sabiduría y santidad, pero el ser creado nunca sería más que una sombra de aquél creado por Dios, ya que, significativamente y por definición, todo golem carece de alma.
Según sostiene una leyenda, la incapacidad principal del golem era que no podía hablar. Además, para hacerlo funcionar había que meterle un papel con una orden por la boca u otro orificio. Otra manera de hacerlo funcionar era inscribiendo alguno de los Nombres de Dios (shem) o bien escribiendo la palabra Emet (אמת—"verdad" en hebreo) en su frente, en un papel o en un amuleto que debería llevar el golem. Al borrar la primera letra de Emet (alef) de su frente y quedar en ella solo met (מת—"muerte" en hebreo), el golem podía ser desactivado y volvía a ser una masa de barro inerte.
La descripción más antigua de la creación de un golem se le atribuye al rabino Eliyahu de Chełm (1550-1583). Un cabalista polaco informó entre 1630 y 1650 de este hecho: «Y he oído, de manera explícita de varias personas respetables, que un hombre de nuestro tiempo, cuyo nombre es R. Eliyahu, creó una criatura a partir de la materia (hebreo: Golem) y la forma (hebreo: tzurah) y durante mucho tiempo realizó las tareas más arduas para él, y el nombre de emet fue colgado en su cuello, hasta que finalmente el nombre de su cuello se cayó por cierta razón y se convirtió en polvo».
El rabino Jacob Emden (fallecido en 1776) publicó una historia en 1748: «En un aparte, voy a mencionar aquí lo que escuché de la santa boca de mi padre con respecto al Golem creado por su antecesor, el Sabio R. Eliyahu Baal Shem, de bendita memoria. Cuando el Sabio vio que el Golem crecía más y más, comenzó a temer que su obra destruyese el universo, por lo que retiró el Santo Nombre que tenia incrustado en la frente, lo que provocó que se desintegrarse y volviera a ser polvo. Desafortunadamente, mientras él borraba el Santo Nombre de su creación, el Golem le hirió, dejándole cicatrices en la cara».
El relato folclórico más famoso relativo al golem involucra al ilustre Rabino Judah Loew, conocido como el Maharal de Praga, un famoso rabino del siglo XVI. Se le atribuye la creación de un golem para defender el gueto de Praga de ataques antisemitas, así como para atender también el mantenimiento de la Sinagoga Vieja-Nueva (Altneuschul). Dependiendo de la leyenda, los judíos en Praga iban a ser expulsados o asesinados por el gobierno de Rodolfo II del Sacro Imperio Romano Germánico. Para proteger a la comunidad judía, el rabino construyó el Golem con el barro de las orillas del río Moldava, y lo trajo a la vida a través de rituales y conjuros hebreos. El Golem se llamó Josef, también conocido como Yossele. Se decía que podía hacerse invisible y convocar a los espíritus de los muertos. El único cuidado que requería el Golem era que no podía permanecer con vida en el día de reposo (Sabbath). El rabino Loew lo desactivaba los viernes por la noche quitándole el shem de su boca antes de que comenzara el día de reposo, con el fin de dejarlo descansar en sábado. Un viernes por la noche el rabino Loew se olvidó de borrar el shem, y temió que el Golem profanase el Sabbath. Tras perseguirlo, el rabino logró sacar el shem de su boca, inmovilizándose y cayéndose a pedazos delante de la sinagoga. El cuerpo del Golem se almacena en el geniza de la Sinagoga Vieja-Nueva, donde sería devuelto a la vida de nuevo si fuese necesario.
Hay que advertir que un golem es un arma de doble filo. El golem es fuerte, pero no inteligente, y si se le ordena llevar a cabo una tarea la llevará a cabo al pie de la letra, sin cuestionamiento ninguno. Famosa es la anécdota en la que la esposa del rabino le pidió al golem que fuera "al río a sacar agua", a lo que el golem accedió literalmente: fue al río, y comenzó a sacar agua del mismo sin parar, hasta que terminó por inundar la ciudad.
Philippe Semeria |
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