Airavata es el mitológico elefante blanco que sirve de montura al dios hindú
Indra. También es conocido como abhra-Matanga (elefante de las nubes), Naga-malla (elefante de combate) y Arkasodara (hermano del sol). Tiene cuatro colmillos y siete trompas, aunque a veces se le representa con tres o cinco cabezas, además de ser de un blanco inmaculado. También es conocido como Erawan en Tailandia, y está casado con la elefante Abhramu. En el
Mahabharata es nombrado como una de las
grandes serpientes.
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Indra y su esposa Sachi sobre Airavata |
Según el
Ramayana, la madre de los elefantes fue Iravati, pero según el
Matangalila, Airavata nació cuando
Brahma cantó himnos sagrados sobre las dos mitades de la cáscara del huevo del que nació
Garudá, seguido de otros siete elefantes macho y ocho elefantes hembra. Un mito dice que las ocho deidades que guardan los puntos cardinales están sentadas sobre estos ocho elefantes macho, los cuales eran usados para proteger y defender cada zona.
Prithu convirtió a Airavata en el rey de todos los elefantes. Según otra leyenda, Airavata surgió del
batido del océano de leche y se dice que se encuentra en la entrada de Svarga, el palacio de Indra. Su nombre significa «el que une o teje las nubes», ya que el mito dice que estos elefantes eran capaces de producir nubes y lluvias. En la mitología de Indra se hace hincapié en la conexión de los elefantes con el agua y la lluvia, pues Indra montaba sobre Airavata cuando derrotó a
Vritra. Este poderoso elefante llega con su trompa hasta el acuoso inframundo, absorbe el agua y la rocía en las nubes, lo que provoca que Indra haga llover agua dulce, vinculando así las aguas del cielo con la de los infiernos.
En el
Bhagavad-gītā podemos encontrar una referencia a Airavata:
«Entre los caballos, me conocen como Uchaisravam, el nacido del néctar, entre los señoriales elefantes soy Airavata y entre los hombres soy el monarca».
Bhagavad-gītā, capítulo 10, verso 27.
En el
Mahabharat,
Kuntí, madre de los
Pándavas, vio el reflejo de Airavata en el maravilloso suelo del palacio de
Indraprastha, deseó poder verlo y adorarlo en persona. Para satisfacer el deseo de su madre,
Bhima alcanzó los cielos, derrotó a las fuerzas que protegían al elefante divino y con orgullo bajó a Airavata de los cielos. Para esto creó un camino de flechas entre el cielo y la tierra para el elefante pudiera bajar. Esta historia servía para ejemplificar que los hijos debían satisfacer los deseos de sus padres.
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