Un cat sìth, también conocido como cat sidhe, cath sith o cait sidhe (gaélico: gato de las hadas), es una criatura feérica de la mitología celta, de la que se dice que tiene el aspecto de un gran gato negro con una mancha blanca en el pecho. Según las leyendas, estos animales espectrales embrujan las Tierras Altas de Escocia, tierras donde su mito está más activo, aunque en Irlanda también está presente. Una historia bastante común dice que los gato sìth no son seres feéricos, sino brujas que pueden transformarse en gato ocho veces, pero al hacerlo una novena vez no pueden regresar a su forma humana, de ahí que se crea que los gatos tienen nueve vidas. Posiblemente el mito de los cat síth se basara en los gatos salvajes de Escocia o en los gatos de Kellas.
Estos gatos son totalmente negros salvo por una mancha blanca que tienen en el pecho, son del tamaño de un perro y suelen aparecer con la espalda arqueada y el pelo erizado. Las gentes de las Tierras Altas de Escocia no confiaban en estos gatos, ya que creía que podían robarles el alma a los muertos al pasar sobre un cadáver antes de su entierro y de que los dioses la reclamaran. Por esto se llevaban a cabo unos velatorios llamados Feill Fadalach día y noche para mantener alejado a los cat Sith del cadáver antes de realizar el entierro. También se les podría distraer con juegos, acertijos, música o hierba gatera, y así mantenerlos alejados de la habitación donde reposaba el difunto. Además se procuraba no encender ningún fuego donde yacía el cadáver, ya que según las leyendas el calor atraía a los cat síth. También se creía que los cat sith bendecirían en Samhain cualquier casa que les dejara un cuenco de leche para beber, y maldecirían con vacas que no dieran leche a las que no les dieran dicha ofrenda.
En la leyenda popular británica El rey de los gatos, un hombre regresa a casa y le cuenta a su mujer que vio a nueve gatos negros con una mancha blanca en el pecho cargando un ataúd con una corona sobre él, cuando uno de los gatos se le acercó y le dijo: «Dile a Tom Tildrum que Til Toldrum está muerto». Entonces, el gato de la familia, Viejo Tom, al oír a su dueño exclamó: «¡¿Qué!? ¡El viejo Tim ha muerto! ¡Entonces yo soy el rey de los gatos!». Fue entonces cuando Viejo Tom se escabulló por la chimenea y no se le volvió a ver.
Stephanie Engel |
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