Abraxas

Abraxas (griego: ΑΒΡΑΞΑΣ), también llamado Abrasax (griego: ΑΒΡΑΣΑΞ), es el nombre de un ente difícil de clasificar, pues hay ciertas semejanzas y diferencias entre los textos donde aparece, como las enseñanzas basilideanas, antiguos textos gnósticos, la tradición mágica grecorromana y el esoterismo moderno. Abraxas ha sido considerado tanto como una deidad egipcia como un demonio, y Carl Jung, psiquiatra suizo, escribió un pequeño tratado sobre gnosticismo llamado Siete sermones a los muertos, donde califica a Abraxas como el poder supremo de la existencia, transcendiendo tanto a Dios como al Diablo y uniendo los opuestos en un solo ser. Su nombre aparece en textos gnósticos tales como El Santo Libro de los grandes espíritus invisibles, además de ser mencionado en invocaciones en textos de magia en papiros griegos. Este  término se grababa en ciertas piedras antiguas, llamadas Piedras Abraxas, que solían usarse como talismán.

Como deidad hereje fue demonificado y apareció en el Diccionario Infernal de Collin de Plancy, donde el autor lo describió así:

«Abraxas o Abracax, el primer dios de muchas teogonías asiáticas cuyo nombre procede de la filacteria abracadabra. Abraxas es representado en amuletos con la cabeza de un gallo, pies de dragón y un látigo en la mano. Los demonólogos lo han convertido en un demonio que tiene la cabeza de un rey y serpientes por pies. Los basilideanos, herejes del siglo II, lo vieron como su dios supremo. Ya que descubrieron que al sumar las siete letras griegas que componen su nombre (isopsefía) obtienen 365, el número de días que tienen un año, pusieron bajo su comando varias órdenes de genios que presidieron sobre 365 cielos, a los que atribuyeron 365 virtudes, una por día. Los basilideanos también clamaban que Jesucristo no era más que una aparición benévola enviada a la Tierra por Abraxas».
Ilustración del Diccionario Infernal - Louis Le Breton John Augustus Knapp

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