El ya-te-veo es un árbol carnívoro descrito en Sea and Land, de J. W. Buel. Según esta obra, el ya-te-veo crece en África central y en Sudamérica y, no contento con los insectos que atrapa, también se alimenta de humanos. Su tronco es corto y grueso y de él nacen grandes ramas estrechas y flexibles cuyos bordes estaban cubiertos de púas o dientes en forma de puñal. En lugar de crecer hacia arriba, como ocurre con las plantas normales, sus ramas se doblaban hacia el suelo con tanta gracia que el tronco parecía un asiento verde. Los viajeros desafortunados que no conociesen esta planta y se acercaban para examinarla o sentarse sobre ella veían cómo las ramas se avalanzaban sobre ellos como grandes serpientes, los arrastraban hasta el tocón y los aplastaban hasta sacarles la última gota de sangre. Una vez saciada, desechaba los cuerpos desangrados y volvía a colocarse como antes.
Según J. W. Buel, un caballero que vivió en Centroamérica le confirmó que allí crecía esta misma planta, pero sus ramas, en lugar de reposar en el suelo, se movían constantemente en el aire como tentáculos o serpientes, dando latigazos aleatorios como si golpease a un enemigo invisible. Cuando una presa se le acerca, extiende sus ramas con gran sagacidad y la atrapa con una fuerza inquebrantable. Sólo suelta a su víctima cuando le ha extraído todos los jugos. El brutal método de alimentación que usa este árbol hace que Buel lo compare con un antiguo método de tortura conocido como "la doncella de hierro".
Viajando hasta Colombia, el Dr. Antonio José Márquez, distinguido caballero de Barranquilla, le informó a J. W. Buel que este árbol recibe su nombre debido al sonido que hacen sus ramas cuando se raspan en su violento agitar, produciendo un siseo semejante a las palabras españolas "ya te veo". Además, asegura que sus púas son tan venenosas que, cuando rasguñan la piel de cualquier animal, le producen una úlcera muy agresiva que acaba produciéndole la muerte rápidamente.
Según J. W. Buel, un caballero que vivió en Centroamérica le confirmó que allí crecía esta misma planta, pero sus ramas, en lugar de reposar en el suelo, se movían constantemente en el aire como tentáculos o serpientes, dando latigazos aleatorios como si golpease a un enemigo invisible. Cuando una presa se le acerca, extiende sus ramas con gran sagacidad y la atrapa con una fuerza inquebrantable. Sólo suelta a su víctima cuando le ha extraído todos los jugos. El brutal método de alimentación que usa este árbol hace que Buel lo compare con un antiguo método de tortura conocido como "la doncella de hierro".
Viajando hasta Colombia, el Dr. Antonio José Márquez, distinguido caballero de Barranquilla, le informó a J. W. Buel que este árbol recibe su nombre debido al sonido que hacen sus ramas cuando se raspan en su violento agitar, produciendo un siseo semejante a las palabras españolas "ya te veo". Además, asegura que sus púas son tan venenosas que, cuando rasguñan la piel de cualquier animal, le producen una úlcera muy agresiva que acaba produciéndole la muerte rápidamente.
Ilustración de Sea and Land, de J.W. Buel |
No hay comentarios:
Publicar un comentario