Niños verdes de Woolpit

Cuentan las crónicas que, en el siglo XII, aparecieron un par de hermanos, niño y niña, dentro de una trampa para lobos en Woolpit, localidad inglesa de Suffolk. Lo maravilloso y anómalo de este hallazgo fue que los chiquillos, pese a contar con el aspecto y proporciones de un humano normal, tenían la piel verde y hablaban en un idioma desconocido que nadie entendía. Los habitantes de la localidad los llevaron a la casa del caballero Sir Richard de Calne, donde les ofrecieron pan y todo tipo de alimentos que rechazaban pese a que no dejaban de gimotear de hambre.

Por casualidad, trajeron a la casa unas judías recién cortadas, ante las cuales reaccionaron los niños haciendo gestos para que se las dieran. Al tenerlas delante, abrieron los tallos en lugar de las vainas en busca de las judías, pero al no encontrarlas volvieron a echarse a llorar. Los presentes tuvieron que enseñarles que lo que buscaban estaba dentro de las vainas. Durante un tiempo se alimentaron únicamente de judías y, pese a que la chica gozaba de buena salud, su hermano, que era más joven que ella, acabo languideciendo y muriendo al poco tiempo. Poco a poco, la hermana superviviente comenzó a acostumbrarse a otras comidas y perdió el color verde de su piel. También aprendió inglés y fue bautizada, viviendo muchos años al servicio del caballero que la alojó cuando la encontraron por primera vez.

Cuando le preguntaban por el país del que provenía, siempre contestaba que todos sus habitantes tenía la piel verde y que nunca veían el sol, sino que en el cielo lucía un tenue brillo como el del crepúsculo. Al parecer, ella y su hermano llegaron al mundo humano cuando penetraron en una cueva siguiendo un rebaño que estaban cuidando. Dentro de la cueva oyeron el tañido de unas campanas y, siguiéndolas embelesados por su sonido, acabaron saliendo al exterior, donde quedaron inconscientes por el excesivo brillo de nuestro sol y la inusual temperatura del aire. Cuando los encontraron, intentaron huir de vuelta a su hogar, pero la entrada de la cueva por la que llegaron había desaparecido. William of Newbridge añade a la historia que la chica acabó casándose con un hombre de Lenna, que el mundo del que procedía era conocido como la Tierra de San Martín, santo al que mostraban gran veneración pues sus gentes eran cristianas y tenían iglesias.

Ilustración de Brian Froud

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