Ubume

La ubume (japonés: 姑獲鳥; Mujer parturienta) es el espectro en el que se convierte una mujer que ha muerto antes o durante el parto. Es un fantasma conocido a lo largo de todo Japón, por lo que también se le conoce con otros nombres como Obo, Unme, Ugume, Ubame Tori, etc.

La preocupación de la difunta madre por el posible destino de su hijo hace que su espíritu no descanse en paz si no se le realizan los rituales funerarios adecuados, por lo que se sigue apareciendo en este mundo como una mujer con las faldas teñidas por la sangre del parto y sosteniendo un bebé en brazos. Es común verla llorando en noches lluviosas allá donde dio a luz junto a puentes, caminos o cerca del mar, lugares asociados al otro mundo. Si alguien desprevenido le pregunta qué le pasa, le implorará que coja a su bebé en brazos mientras se lo ofrece; poco a poco, el infante irá aumentando de peso hasta que es imposible seguir sosteniéndolo, es entonces cuando la víctima se da cuenta de que el niño se ha convertido en una gran roca. Este modo de actuar es similar al de otros yokai, como la nure onna, el konaki jijii o el obariyon.

Shigeru Mizuki dijo en su Enciclopedia Yokai que en la prefectura de Yamaguchi, para evitar que una mujer embarazada que ha fallecido se convierta en ubume, se debe extraer el feto de su interior y enterrarlos por separado. También menciona que, en algunas regiones, si uno logra aguantar el peso del bebé hasta el final y luego reza para que el espíritu de la ubume alcance la paz budista, se verá recompensado con una fuerza sobrenatural.

Hay leyendas en las que, si el bebé sobrevive a la madre, el espíritu de la mujer intenta mantenerlo con vida acercándose a los vivos en busca de alimentos y ayuda. Esto fue lo que le ocurrió al vendedor de una tienda de golosinas a cuyo negocio acudía todas las noches una mujer de aspecto desaliñado que le pagaba con hojas secas. Un día, lleno de curiosidad, decidió seguir a la mujer hasta que llegó a un cementerio y vio cómo desapareció sin dejar ni rastro; fue entonces cuando cerca de allí oyó el llanto de un bebé. Al parecer, dicha mujer fue enterrada estando encinta y dio a luz post mortem.

El hombre adoptó al bebé y cada cierto tiempo recibía la visita del espíritu de la madre que acudía para ver a su hijo. Esta ameya no yurei (japonés: fantasma que cría niños) acabó ayudando al vendedor de golosinas revelándole secretos que podían serle de ayuda, por lo que su negocio prosperó y el niño creció hasta convertirse en un monje de alto rango.

Ilustración de Shigeru Mizuki

Fuentes

Meyer, Matthew: El desfile nocturno de los cien demonios. Quaterni, Madrid (2019).
Mizuki, Shigeru: Enciclopedia yokai Vol. 2. Satori, Gijón (2018).
Sekien, Toriyama: Guía ilustrada de monstruos y fantasmas de Japón. Quaterni, Madrid (2014).

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