André Thevet, un cosmógrafo del siglo XVI, describió en su obra La Cosmographie Universelle a un extraño pez venenoso que habita en las aguas del golfo Pérsico. Este animal, conocido como Caspilly por los árabes y Neemora por los persas, es del tamaño de una carpa, de unos dos pies de largo (60 cm) y es casi tan largo como ancho. Es posible que se trate de una exageración o amalgama de otros animales reales de la zona como el pez león, el pez erizo o el pez escorpión.
Su cuerpo carece de escamas, pero tiene la piel áspera como la de los escualos y está cubierto de múltiples aguijones. Lo que más destaca de este animal es que posee en medio de la frente una larga espina de unos 45 cm que suele llevar replegada contra el cuello. Cuando tiene hambre, emplea su espina a modo de cuerno y ensarta en el estómago al primer pez que encuentra hasta que muere desangrado.
Por si fuera poco, sus afilados dientes son venenosos y las heridas que inflige, si no se tratan con prontitud, se acabarán convirtiendo en pustulas incurables y mortales. Cuando muerde, los dientes del caspilly se quedan enganchados a su presa y es fácil capturarlo, lo cual es bastante beneficioso, pues el propio pez sirve como remedio contra su mordedura y curará en menos de cuatro horas la herida si se aplica en seguida sobre ella.
Unos pocos años después de la obra de Thevet se publicaron los discursos de Ambroise Paré, en los que el cirujano y naturalista francés también trató sobre el caspilly exagerando aún más sus rasgos. En este texto se dice que el cuerno que posee mide cuatro pies de largo (unos 120 cm) y que se dedica a atacar en el vientre a las ballenas cuando las ve pasar. Para cazarlo, los árabes lo atraen con carne de camello u otra bestia y, cuando muerde el anzuelo, lo sacan a la superficie para abatirlo con flechas después de agotarlo. La carne la emplean como comida y guardan su cuerno como remedio contra los venenos al igual que se hace con el cuerno del unicornio.
Para finalizar, Ulise Aldrovani incluyó a este animal en su Monstrorum historia entre los peces que habitan en las aguas del golfo Pérsico bajo el nombre de erizo árabe (latín: herinaceum arabum). En esta obra se dedicó a describir las ilustraciones de las obras anteriores de Thevet y Ambroise Paré de la siguiente manera: «es un animal de aspecto horrible y tiene una boca parecida a la del cerdo con dientes aserrados. Después, desde el inicio de la cabeza hasta el final de la cola, tiene seis aguijones duros y grandes que ciertamente son idóneos para luchar y herir. Los tres que tiene cerca de la cabeza son más grandes, sin duda parecidos a cuernos, mientras el resto son más pequeños y están separados entre ellos por la misma distancia; el último más cercano a la cola se curva un poco hacia atrás. La cola es bífida y la parte superior, dotada de espinas, es más grande que la inferior. Alrededor del vientre está lleno de aletas con las que nada».
Su cuerpo carece de escamas, pero tiene la piel áspera como la de los escualos y está cubierto de múltiples aguijones. Lo que más destaca de este animal es que posee en medio de la frente una larga espina de unos 45 cm que suele llevar replegada contra el cuello. Cuando tiene hambre, emplea su espina a modo de cuerno y ensarta en el estómago al primer pez que encuentra hasta que muere desangrado.
Por si fuera poco, sus afilados dientes son venenosos y las heridas que inflige, si no se tratan con prontitud, se acabarán convirtiendo en pustulas incurables y mortales. Cuando muerde, los dientes del caspilly se quedan enganchados a su presa y es fácil capturarlo, lo cual es bastante beneficioso, pues el propio pez sirve como remedio contra su mordedura y curará en menos de cuatro horas la herida si se aplica en seguida sobre ella.
Unos pocos años después de la obra de Thevet se publicaron los discursos de Ambroise Paré, en los que el cirujano y naturalista francés también trató sobre el caspilly exagerando aún más sus rasgos. En este texto se dice que el cuerno que posee mide cuatro pies de largo (unos 120 cm) y que se dedica a atacar en el vientre a las ballenas cuando las ve pasar. Para cazarlo, los árabes lo atraen con carne de camello u otra bestia y, cuando muerde el anzuelo, lo sacan a la superficie para abatirlo con flechas después de agotarlo. La carne la emplean como comida y guardan su cuerno como remedio contra los venenos al igual que se hace con el cuerno del unicornio.
Para finalizar, Ulise Aldrovani incluyó a este animal en su Monstrorum historia entre los peces que habitan en las aguas del golfo Pérsico bajo el nombre de erizo árabe (latín: herinaceum arabum). En esta obra se dedicó a describir las ilustraciones de las obras anteriores de Thevet y Ambroise Paré de la siguiente manera: «es un animal de aspecto horrible y tiene una boca parecida a la del cerdo con dientes aserrados. Después, desde el inicio de la cabeza hasta el final de la cola, tiene seis aguijones duros y grandes que ciertamente son idóneos para luchar y herir. Los tres que tiene cerca de la cabeza son más grandes, sin duda parecidos a cuernos, mientras el resto son más pequeños y están separados entre ellos por la misma distancia; el último más cercano a la cola se curva un poco hacia atrás. La cola es bífida y la parte superior, dotada de espinas, es más grande que la inferior. Alrededor del vientre está lleno de aletas con las que nada».
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Ilustración de La cosmographie universelle d'André Thevet |
Fuentes
A Book of Creatures: Caspilly.Aldrovandi, Ulisse: Monstrorum historia cum Paralipomenis historiae omnium animalium. Bononiae (1642).
Paré, Ambroise: Discours d’Ambroise Paré. Gabriel Buon, Paris (1582).
Paré, Ambroise: Les oeuvres d'Ambroise Paré. Nicolas Buon, Paris (1579).
Thevet, André: La cosmographie universelle d'André Thevet (vol. I). Guillaume Chaudiere, Paris (1575).
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