Unicornio

El unicornio es un animal legendario que ha sido descrito desde la antigüedad como una bestia de aspecto equino con un gran cuerno en espiral saliendo de su frente.  Esta criatura fue mencionada por antiguos historiadores griegos como Ctesias, Estrabón y Plinio el Joven. En la Biblia también aparece un animal, el re'em (buey salvaje), que en algunas versiones fue traducido erróneamente por el término unicornio.
«¿Querrá el unicornio servirte a ti, ni quedar a tu pesebre? ¿Atarás tú al unicornio con su coyunda para el surco? ¿Labrará los valles en pos de ti? ¿Confiarás tú en él, por ser grande su fortaleza, y le fiarás tu labor? ¿Fiarás de él que te tornará tu simiente, y que la allegará en tu era?».
Job 39:9-12 (RVA)
La descripción del unicornio ha sido mezclada varias veces con la del monoceros, aunque algunas fuentes indican que se tratan del mismo animal, como hacen Plinio el Viejo o Claudio Eliano, otras dicen que se trata de dos bestias diferentes y las describen con ciertas diferencias. Posiblemente su mito surgió de las descripciones de los desconocidos rinocerontes indios, al igual que el karkadann. En China existe otro equino o cérvido de carácter puro o sagrado conocido como Qilin, al que también llaman «unicornio chino».

Los unicornios no aparecen en la mitología griega, aunque fueron mencionados por varios de sus historiadores, llegando a afirmar que existían realmente y que vivían en la India. Las primeras descripciones provienen de la obra de Ctesias, Índica, donde no sólo se limitó a describir su aspecto, sino que también detalla su agresivo comportamiento y las propiedades de su cuerno. Claudio Eliano transcribió dichos textos, llamando al unicornio «onagro» (asno salvaje):
«Me he enterado de que en la India se crían onagros tan grandes como caballos. Son blancos de cuerpo, menos la cabeza, que es parecida a la púrpura, y los ojos, que despiden un brillo azul oscuro. Tienen en la frente un cuerno que mide codo y medio (70 cm): la parte inferior del cuerno es blanca, la superior es bermeja y la del centro muy negra. Yo sé que en estos abigarrados cuernos beben los indios, pero no todos, sino sólo los indios más distinguidos, los cuales, a intervalos, los rodean de anillos de oro como si decoraran con brazaletes el gentil brazo de una estatua. Y dicen que el que bebe de este cuerno no conoce y se ve libre de enfermedades incurables: no se verá atacado por espasmos ni por la llamada «enfermedad sagrada» (epilepsia) ni será destruido por venenos. Y si antes hubiera bebido un líquido letal, lo vomitará y recuperará la salud.

Se cree que todos los demás asnos del mundo entero, así domésticos como salvajes, y todos los demás animales ungulados no tienen astrágalos ni bilis en el hígado; pero, según Ctesias, los asnos de la India que tienen cuerno tienen también astrágalos y poseen bilis. Dicen que los astrágalos son negros y, si se les tritura, se ve que también por dentro son negros. Estos onagros son mucho más veloces no sólo que los asnos, sino también que los caballos y los ciervos. Al comienzo caminan lentamente, más poco a poco aumentan la velocidad, como que alcanzarles es, según dicen los poetas, perseguir lo inalcanzable. Cuando la hembra pare y acompaña a sus recién nacidas crías, los machos, juntamente con ellas, las vigilan. Estos asnos habitan las llanuras más yermas de la India. Cuando los indios van a cazarlos, los padres hacen que sus crías, aún tiernas y jóvenes, pasten detrás de ellos, mientras luchan por ellos y se enfrentan con los jinetes a quienes atacan con sus cuernos. Tan grande es la robustez de éstos, que nada puede resistir a sus golpes, sino que cede y se parte, y a veces, queda hecho añicos e inutilizado. En algunas ocasiones han caído sobre los flancos de los caballos, los han rajado y les han sacado las entrañas. Los jinetes temen acercarse a ellos, porque el pago de acercarse es una muerte lamentabilísima para ellos y para los caballos. Dan también terribles coces. Además, sus dientes, al morder, penetran tan profundamente, que arrancan todo aquello en lo que hacen presa. Un onagro adulto no puede cogerse vivo; por eso, son atacados con jabalinas y flechas y, cuando están muertos, les quitan los cuernos, que luego decoran como he dicho. La carne de los asnos de la India no es comestible; el motivo es que es amarguísima por naturaleza».
Historia de los animales Vol. II, Claudio Eliano
Rinoceros y Monoceros en De omnium animalium natura - Candido, D. Pietro
Cosmas Indicopleustes, un comerciante de Alejandría que vivió en el siglo VI, hizo un viaje a la India y posteriormente escribió varias obras sobre cosmografía. Este autor dio una descripción de un unicornio en base a cuatro figuras de bronce en el palacio del rey de Etiopía. En sus textos afirma que «es imposible tomar esta bestia feroz con vida; toda su fuerza reside en su cuerno. Cuando es perseguido y se encuentra en peligro de captura, se lanza desde un precipicio y se gira tan acertadamente al caer que recibe todo el impacto en el cuerno, escapando así sano y salvo».

Para Isidoro de Sevilla el unicornio y el monoceros eran la misma criatura, y escribió sobre ésta en su obra Etimologías: «La palabra griega rinoceros, que significa "con un cuerno en la nariz", se refiere a la misma bestia con los nombres monoceros o unicornio. Hay una bestia cuadrúpeda que tiene un solo cuerno en su frente; es muy fuerte y perfora todo aquello que ataca. Lucha con los elefantes y los mata hiriéndoles el vientre. El unicornio es difícil de capturar a no ser que se le engañe: si una joven virgen aparece en frente de un unicornio y descubre sus pechos ante él, toda su fiereza desaparecerá y posará su cabeza en su busto, siendo así fácil de capturar».

Ilustración de un elefante enfrentado contra un unicornio - Salterío de la Reina María

En la Edad Media y el Renacimiento se describía al unicornio como una pequeña cabra, asno o caballo con un solo cuerno en medio de su frente, recto, largo y que crecía en espiral. El unicornio era fiero, fuerte y veloz, y ningún cazador podía atraparlo o darle caza. Para domar a esta bestia y así poder capturarla, una chica virgen debía ponerse ante él. El unicornio, al ver a la doncella, acude a ella y pone su cabeza en su regazo hasta quedarse dormido. Los cazadores pueden entonces capturarlo o matarlo fácilmente. Algunas versiones dicen que la joven debe desnudar su pecho y permitir que el unicornio mame de ella. Si se capturaba al unicornio, debía llevarse al palacio del rey.

El predecesor del bestiario medieval, compilado en la Antigüedad tardía y conocido como Physiologus (Griego: Φυσιολόγος), popularizó una elaborada alegoría en la que un unicornio, atrapado por una doncella (la Virgen María), representaba la Encarnación. El unicornio representa a Cristo, que fue encarnado en el vientre de María, fue capturado por los Judíos y condenado a muerte. La fiereza salvaje del unicornio muestra la incapacidad del infierno para retener a Cristo. Su único cuerno representa la unidad de Dios y de Cristo y el pequeño tamaño del unicornio es un símbolo de la humildad de Cristo como ser humano.

El unicornio también sirvió como figura alegórica en el amor cortés. Para algunos autores franceses del siglo XIII, como Teobaldo I de Navarra o Richard de Fournival, el amante se siente atraído por su dama como el unicornio por la virgen. Con el surgimiento del humanismo, el unicornio también adquirió significados más seculares, siendo emblema del amor casto y el matrimonio fiel.

Se creía que el cuerno del unicornio, conocido como alicornio, poseía capacidades mágicas. Ctesias ya dijo que los indios lo utilizaban como copa para eliminar cualquier veneno o enfermedad. En el Physiologus también se hace referencia a esta capacidad purificadora en un relato en el que varios animales se reúnen para beber agua de un lago:
«Pero antes de que se reunieran, la serpiente llegó y lanzo su veneno en el agua. Muchos animales se percataron del veneno y no se atrevieron a beber, así que esperaron al unicornio. Llegó y se dirigió inmediatamente al lago, y haciendo con su cuerno la señal de la cruz tornó inofensivo el veneno. Así pudo beber el resto de animales».
Unicornio purificando las aguas con su cuerno - Antonio Tempesta
En esta historia la serpiente simboliza al Diablo y el unicornio a Cristo redentor. En el arte del sigl pXVI y XVII es común representar a un unicornio junto a un lago o río mientras otros animales esperan a que termine de beber.

Al alicornio, con el paso del tiempo, se le adjudicó otras muchas otras propiedades curativas. A parte de purificar el agua y servir como antídoto contra venenos como el del escorpión o la víbora también podía ser un remedio contra la rubéola, el sarampión, la fiebre y los dolores, además de ayudar a la cicatrización de heridas si se usaba en forma de polvo. A todas estas cualidades se le añadió un factor afrodisíaco, y tan codiciado llegó a ser este artículo que se vendían cuernos de toro, rinoceronte o colmillos de narval como falsos alicornios mágicos.

La dama y el unicornioDomenico Zampieri

No hay comentarios:

Publicar un comentario