En la mitología griega, la Hidra de Lerna (griego antiguo: Λερναία Ὕδρα; serpiente acuática de Lerna) era un antiguo y despiadado monstruo acuático con forma de serpiente policéfala cuya cabeza central era inmortal. Heracles la mató en el segundo de sus doce trabajos. La Hidra poseía la virtud de regenerar dos cabezas por cada una que perdía o le era amputada, y su guarida era el lago de Lerna, en el golfo de la Argólida (cerca de Nauplia), si bien los arqueólogos han confirmado que este lugar sagrado es anterior incluso a la ciudad micénica de Argos, pues Lerna fue el lugar del mito de la Danaides. Bajo sus aguas había una entrada al Inframundo que la Hidra guardaba.
La Hidra era hija de Tifón y Equidna y fue criada por Hera bajo un plátano (según Pausanias) cerca de la fuente Amimone en Lerna:
«Y fue retenida en el país de los Árimos, bajo la tierra, la funesta Equidna ninfa inmortal y exenta de vejez, por todos los siglos. Con ella cuentan que el terrible, violento y malvado Tifón tuvo contacto amoroso, con la joven de vivos ojos. Y preñada, dio a luz a feroces hijos [...] En tercer lugar engendró a la perversa Hidra de Lerna, a la que alimentó Hera, diosa de blancos brazos, irritada terriblemente con el fornido Heracles. La aniquiló el hijo de Zeus con su implacable bronce, el Anfi triénida Heracles, con ayuda del belicoso Yolao, seg un los planes de Atenea amiga de botín».
En la Biblioteca Mitológica, Apolodoro describió el aspecto de la hidra y su enfrentamiento con Heracles:
Higinio decía que Atenea guió y aconsejó a Heracles durante su tarea de matar a la hidra, mencionando también que esta criatura poseía un aliento mortal:
«Como segundo trabajo (Euristeo) le ordenó matar a la Hidra de Lerna. Ésta, criada en el pantano de Lerna, salía al llano y asolaba los rebaños y la comarca. Tenía la hidra un cuerpo enorme con nueve cabezas, ocho mortales y la del medio inmortal. Heracles subió al carro, guiado por Yolao, y se presentó en Lerna; detuvo los caballos y encontró a la hidra en una colina junto a las fuentes de Amimone, en donde se hallaba su madriguera, y la obligó a salir lanzándole flechas incendiadas, y al hacerlo la agarró fuertemente y la sometió. Pero ella se enrolló en uno de sus pies y se aferró a él. Nada podía conseguir golpeando las cabezas con la maza, pues de cada cabeza golpeada crecían de nuevo otras dos. Entonces vino en socorro de la hidra un cangrejo enorme (Carcinos) que le mordió un pie, pero Heracles lo mató y llamó en auxilio a Yolao, que incendiando parte de un bosque cercano abrasó con tizones las cabezas que brotaban, impediéndolas salir. De esta manera quedó vencedor de las cabezas que renacían, y luego de cortarla que era inmortal, la enterró y puso encima una pesada piedra junto al camino que lleva a través de Lerna hacia Eleunte. Además abrió el cuerpo de la hidra y bañó las flechas en la bilis. Sin embargo Euristeo le dijo que este trabajo no cabía contarlo entre los diez, porque no se había impuesto a la hidra solo sino con ayuda de Yolao».Estas famosas flechas impregnadas con la sangre o bilis de la hidra aparecen en más de una de las aventuras de Heracles, siendo éstas las que acabaron por error con la vida del centauro Folo, amigo del héroe, de Neso, el centauro que intentó violar a Deyanira, y que hirieron al inmortal Quirón, produciéndole un horrible dolor crónico hasta que entregó su vida e inmortalidad para liberar al titán Prometeo.
Higinio decía que Atenea guió y aconsejó a Heracles durante su tarea de matar a la hidra, mencionando también que esta criatura poseía un aliento mortal:
«Mató a la Hidra de Lerna, hija de Tifón, con sus nueve cabezas, junto a la fuente de Lerna. Ésta tenía un veneno tan letal que era capaz de matar a los hombres con su hálito y, si alguien pasaba junto a ella mientras dormía, inhalaba su rastro, y moría con el mayor tormento. La mató gracias a las indicaciones de Minerva, la destripó e impregnó sus flechas en la hiel de la Hidra. Así pues, nada que en lo sucesivo fuera tocado con sus flechas, podía esquivar la muerte».Tras su lucha con Heracles, como recompensa por sus servicios, Hera puso la imagen de la hidra y de Carcinos entre las estrellas como las constelaciones de Hidra y Cáncer. Ptolomeo Queno, en su Historia Nueva, añadió un detalle al aspecto de la hidra, asegurando que la cabeza central era de oro.
Fabulas, Higinio.
El segundo trabajo de Heracles: matar a la Hidra de Lerna - Cornelis Cort |
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