El súcubo (latín: succubus, de succubare, «yacer debajo»), según las leyendas medievales occidentales, es un demonio que toma la forma de una mujer atractiva para seducir a los varones, sobre todo a los adolescentes y a los monjes, introduciéndose en sus sueños y fantasías. En general son mujeres de gran sensualidad y de una extrema belleza incandescente. Su contraparte masculina es el íncubo. La tradición religiosa asegura que mantener relaciones sexuales prolongadas con un súcubo puede deteriorar la salud e incluso matar a la víctima.
El mito del súcubo pudo haber surgido como explicación del fenómeno de las poluciones nocturnas y la parálisis del sueño. Según otras perspectivas, las experiencias de visitas sobrenaturales claras pueden ocurrir por la noche en forma de alucinación hipnogógica.
En el siglo XVI, una talla o escultura de un súcubo fuera de una posada, indicaba que también funcionaba como burdel.
Según el Zohar y el Alfabeto de Ben Sira, Lilit fue la primera esposa de Adán, quien más tarde se convirtió en un súcubo. Abandonó a Adán y se negó a regresar al Jardín del Edén después de que ella se emparejara con el arcángel Samael. Según la Cábala de Zohar había cuatro súcubos que se emparejaron con el arcángel Samael: Lilit, Eishbet, Agrat Bat Mahlat, y Naamah. Un súcubo puede adoptar la forma de una hermosa joven, pero si se la observa bien se pueden apreciar deformidades en sus cuerpos, como garras de pájaro o colas serpentinas. En el folclore se describe el acto de penetrar sexualmente a un súcubo como algo similar a entrar en una caverna de hielo, y hay informes de súcubos que obligaban a los hombres a realizarles cunnilingus mientras sus vaginas goteaban orines y otros fluidos.
A lo largo de la historia, sacerdotes y rabinos, incluidos Hanina Ben Dosa y Abaye, trataron de frenar el poder de los súcubos sobre los humanos. Sin embargo, no todos los súcubos eran malévolos. Según Walter Map en De Nugis Curialium (Bagatelas de cortesanos), el Papa Silvestre II (999-1003) tuvo relaciones con un súcubo llamado Meridiana, que le ayudó a alcanzar su alto rango en la Iglesia Católica. Antes de su muerte, confesó sus pecados y murió arrepentido.
Según la Cábala y la escuela de Rashba, las tres reinas originales de los demonios, Agrat Bat Mahlat, Naama, Eisheth Zenunim, y todas sus cohortes pueden dar a luz, excepto Lilit. Según otras leyendas, los hijos de Lilit se llaman Lilin, y está condenada a ver cómo cada día mueren cien de ellos.
En el Malleus Maleficarum, escrito por Heinrich Kramer en 1486, un súcubo recoge el semen de los hombres que seduce. Los íncubos, a continuación, utilizaban este semen para fecundar a las mujeres, lo que explicaría cómo los demonios aparentemente podían engendrar hijos a pesar de la creencia tradicional de que eran incapaces de reproducirse. Se decía que los niños engendrados por un demonio nacerían deformes o más susceptible a las influencias sobrenaturales, ya que la concepción no fue natural.
En la mitología árabe, el qarînah (قرينة) es un espíritu similar al súcubo, cuyo origen esté posiblemente en la antigua religión egipcia o en las creencias animistas de la Arabia preislámica. Un qarînah «yace con una persona y tiene relaciones mientras duerme, como sabe por los sueños». Se dice que son invisibles, pero una persona con «percepción extrasensorial» podría verlos, a menudo con forma de gato, perro, u otro animal doméstico del hogar. En Omdurman es un espíritu que posee a las personas, y quien sufre esa posesión no puede contraer matrimonio o la qarina les hará daño.
Fritz Schwimbeck |
No hay comentarios:
Publicar un comentario