En la mitología griega, los lestrigones (Griego: Λαιστρυγόνες; Laestrygónes) son un pueblo de gigantes antropófagos. La tradición sitúa Lestrigonia en Sicilia oriental o en la costa de Cerdeña.
Según el canto X de la Odisea, Odiseo y sus compañeros llegan en una docena de embarcaciones a Telépilo, la ciudad de los lestrigones, donde avistaron el castillo de Lamos, posible fundador de la ciudad que no se vuelve a mencionar. Los barcos entraron en un puerto rodeado por abruptos acantilados, con sólo una entrada entre dos promontorios. Los capitanes metieron sus naves dentro del puerto muy juntas entre sí. Odiseo guardó su propia nave fuera del puerto, amarrada a una roca. Trepó a un lugar elevado para hacer un reconocimiento, pero sólo pudo ver un poco de humo ascendiendo desde el suelo. Envió a tres de sus hombres, uno de ellos como heraldo, para que averiguasen algo sobre los habitantes del lugar.
Los hombres siguieron por un camino y encontraron a una mujer joven que dijo que era hija de Antífates, el rey, y los condujo a su casa. Cuando llegaron allí vieron a la esposa de Antífates, que según Homero «en su talla era monte rocoso». Inmediatamente llamó a su marido, quien dejó la asamblea del pueblo y al llegar atrapó a uno de los hombres y lo devoró. Los otros dos hombres se escaparon, pero Antífates provocó un griterío y fueron perseguidos por un tropel de lestrigones, que eran de tamaño gigantesco. Lanzaron rocas inmensas desde los acantilados con las que destrozaron los barcos, y arponearon a los hombres como a peces.
Odiseo pudo escapar con su barco ya que no lo atracó en el puerto; el resto de las embarcaciones, junto con muchos de sus tripulantes, se perdieron. Los supervivientes llegarían después a la cercana isla Eea, morada de la maga Circe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario