Cerastes

La cerastes, o carastes (Griego: κεράστης, cerastēs, «cornuda»), era, según los bestiarios medievales, la más flexible de todas las serpientes, tan flexible que parecía que no tenía espina dorsal. También tenía un par de cuernos similares a los del cordero, o cuatro pares de pequeños cuernos. Esta serpiente se esconde en la arena y sólo deja los cuernos al descubierto como señuelos. Los animales creen que los cuernos son comida y cuando se acercan los mata. Es muy probable que el mito sobre este animal provenga de los hábitos de la víbora cornuda, cuyo género, Cerastes, recibe el nombre de esta serpiente fantástica. 


Isidoro de Sevilla dice en Etimologías: «La cerastes es una serpiente con cuernos en la cabeza como los del cordero; de estos recibe su nombre, ya que los griegos llaman a los cuernos kerata. Tiene cuatro cuernos que muestra como cebos, y al instante mata a los animales que atrae. Se cubre con arena, dejando expuesta solamente la parte con la que atrapa a los pájaros y animales atraídos. Es tan flexible que parece que no tiene espina».

Leonardo da Vinci también habló sobre la cerastes, diciendo de esta lo siguiente: «Tiene cuatro pequeños cuernos móviles, por lo que, cuando quiere alimentarse, oculta bajo las hojas todo su cuerpo excepto estos pequeños cuernos, que al moverlos, los pájaros los confunden con gusanos. Cuando se precipitan para cogerlos, la cerastes se abalanza y los enrosca para devorarlos».

Cerastes cerastes - Histoire naturelle de Lacépède

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