Furi

El fūri (japonés: 風狸; tanuki del viento) es un yokai del folklore japonés. Toriyama Sekien lo menciona en su Suplemento de los cien demonios del presente y el pasado como una especie de bestia que, aprovechando el viento, trepa sobre piedras y árboles y se mueve tan veloz como un ave. Parece ser un monstruo proveniente de China.

Shigeru Mizuki añade en su Enciclopedia yokai que el fūri es un animal similar a la nutria, caracterizado por tener muy poco pelo salvo por una línea que le va desde el cuello hasta la cola. Aprovecha el impulso que le da el viento para subir a gran velocidad a las rocas o a los árboles e incluso para cubrir la distancia entre dos montañas volando. Según Mizuki, el fūri se alimentaba de pájaros atrapándolos de una curiosa manera: para cazarlos se servía de una misteriosa planta que encontraba en el campo y que nadie sabe de cuál se trata. Luego, la lanzaba a la rama donde hubiera un pájaro posado y éste caía derribado de inmediato. En una historia, un fūri, intentado cazar un pájaro desde una rama, lanzó su misteriosa planta, pero, un hombre, que también estaba subido al árbol, consiguió atraparla al vuelo y luego la lanzó con gran fuerza. Según dicen, cayeron derribados los tres del árbol: el fūri, el pájaro y el hombre.

En El desfile de los cien demonios, Matthew Meyer dice que estas bestias originarias de las montañas chinas son del tamaño de un tanuki o de una nutria de río y que en apariencia recuerdan a un mono. Tienen los ojos rojos, colas cortas, el pelaje negro y moteado, como los leopardos y una crin azulada que les recorre desde el hocico hasta la cola. Además de pájaros, también se alimentaría de arañas y del aroma del incienso. Cuando se encuentran con un humano o son capturados, agachan la cabeza como avergonzados o pidiendo clemencia para que los liberen. Son muy frágiles y mueren si son golpeados, aunque es imposible cortarlos con una espada o un cuchillo ya que la hoja no cortaría su piel. El fuego no quema sus cuerpos y tienen la increíble habilidad de revivir si les entra viento en la boca, aunque no podrán volver de la muerte si tienen el cráneo fracturado o las fosas nasales atascadas con hojas de ácoro gramíneo.

Ilustración de Toriyama Sekien

No hay comentarios:

Publicar un comentario