Pixie

Los pixies son los seres feéricos característicos del oeste de Reino Unido, también conocidos como pigsies en Somerset y Devon y piskies en Cornualles. Tienen diferente aspecto según las regiones donde aparezcan, aunque suelen poseer un carácter bastante parecido. Como otros espíritus, se cree que tienen su origen en las almas de los niños que murieron sin bautizar o en las de los paganos que vivieron antes que Cristo.

Los pixies de Somerset no son más grandes que una mano, pero a veces pueden adoptar el tamaño de un humano normal. Indistintamente de sus medidas, todos son pelirrojos y bizcos, tienen la nariz respingona, la boca grande, las orejas puntiagudas y usan ropa verde. En Devon se les describe como seres pequeños, pálidos, delgados y van siempre desnudos, mientras que en Cornualles son como pequeños ancianos marchitos vestidos con gastados harapos verdes. Aunque traviesos, pueden ser muy bondadosos y ayudar con las tareas del hogar y de la granja como los brownies. Como recompensa por sus servicios, habría que dejarles algo de comer, pero si se les daba como pago alguna prenda de vestir, dejaban de trabajar y se marchaban.

Según el tomo III de Country Folklore, de Ruth Tongue, los pixies derrotaron a las hadas en una batalla campal y las expulsaron más allá del río Parret, por eso todo lo que hay al oeste de dicho río es tierra de pixies. Son muy traviesos y entre sus hábitos se encuentra el de robar caballos por la noche y cabalgarlos en círculos para cansarlos. Estos círculos son llamados gallitraps, otro término para referirse a los anillos de las hadas. Aquel que entre en uno de estos círculos se quedará atrapado a no ser que sólo haya metido un pie, entonces podría escapar sino es un criminal o un bandido. Otra de sus bromas favoritas era la de perder y extraviar a la gente. Quienquiera que entrara en sus dominios sin ningún tipo de protección, como un pedazo de pan o una cruz, era susceptible de «ser guiado por un pixy» (pixy-led). En Hadas, de Alan Lee y Brian Froud, se dice que este fenómeno puede desencadenarse cuando el ingenuo caminante pise una brizna de hierba encantada o a un pixy disfrazado de hierba. De este modo, sin que uno se dé cuenta, el paisaje cambia y, por mucho que se intente, se hace imposible encontrar el camino adecuado. Para poder romper este hechizo bastaba con quitarse el abrigo y ponérselo del revés, aunque si la víctima era una persona malvada o que se había ganado la enemistad de los pixies, no lo tendría tan fácil para librarse de su encantamiento.

Pixy - Arthur spiderwick's field guide to the fantastical world around you, de Holly Black y Tony DiTerlizzi

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