Duende de Ladrillar

Se conoce como duende de Ladrillar a un espanto que apareció en dicha pedanía de Cáceres a finales de febrero de 1907. Pedro Amorós recoge en su Guía de la España misteriosa que un buen día, de repente, apareció en el cementerio una especie de gran pájaro, similar a un cuervo, que emitía un sonido muy fuerte, desagradable y muy agudo. En lugar de volar, parecía que flotaba, y fue visto en tres ocasiones, en las noches acaecidas entre el 26 y 28 de febrero, pero siempre en las inmediaciones del cementerio. Otros testimonios le daban un aspecto humanoide, cabezón y de largos brazos, tal y como informa Javier Pérez Campos en Están aquí: son los otros, donde describe a esta aparición como una figura oscura que no medía más de un metro de alto y que vestía con un ceñido traje negro. Iker Jiménez le atribuye la compañía de dos esferas de luz en La historia de los OVNI en España y, en El paraíso maldito, logró entrevistar a Serafina Bejarano Rubio, que fue testigo de estos hechos cuando contaba con nueve años. El 28 de febrero, el último día que se vio al mal llamado duende, éste provocó gran pánico entre los vecinos, llegando a ocasionar la muerte de María Encarnación García, una niña de cinco años. Finalmente, el sacerdote de Ladrillar de por aquel entonces, Isaac Gutierrez, afirmó haber derrotado y expulsado de aquellas tierras a esta entidad.

David Cuevas recogió más testimonios e historias sobre este ser para su Dossier de lo insolito. Al parecer, el origen de esta criatura estaba en el espíritu de un vecino de Riomalo que maltrataba a su mujer y que fue maldito por ésta antes de morir. Cuando falleció el hombre, al no haber cementerio en Riomalo, lo enterraron en Ladrillar, tras lo cual, comenzó a salir un gran pájaro que viajaba por la mañana desde Riomalo a Ladrillar y hacía el recorrido inverso por la noche. Uno de los entrevistados por David Cuevas relató un encontronazo que tuvo su abuelo con este ser cuando era joven a las afueras de su casa, donde vio al "pájaro" posado en un árbol y le dijo que se marachara a Riomalo, ante lo cual el pájaro bajó súbitamente y puso pies en polvorosa al muchacho. Años más tarde, el padre del entrevistado también se topó con esta aparición estando de caza con un amigo. Al verlo posado en un árbol, comentaron la posibilidad de pegarle un tiro, pero el pájaro reaccionó riéndose a carcajadas.

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