Enlutado

El Enlutado, o Enlutao, es una especie de espectro que se ha visto en varias ocasiones en las carreteras de Los Pedroches, comarca de Córdoba, donde también se le conoce como la Maranga. Este ente se aparece como una figura alta, entre los dos y tres metros de alto, negra y encapuchada con una túnica similar a la de los monjes. Los que se han topado con ella aseguran que no pudieron verle el rostro, totalmente negro y oculto por su capucha, además de que se desplazaba flotando o deslizándose a ras de suelo. Fuera de Córdoba, y a lo largo de todo el mundo, se dan encuentros con espectros similares o «gente sombra» en carreteras, calles o incluso dentro de dormitorios.

Cuenta José Manuel Morales Gajete en su Enigmas y misterios de Córdoba que ya se daban avistamientos del Enlutado en 1935, aunque uno de los testimonios más importantes fue el que vivió el escritor Alejandro López Andrada. Su caso ocurrió a las seis de la mañana del 1 de noviembre de 2002, justo el día de Todos los Santos, cuando llevaba a su hija y una alumna de intercambio en dirección a Alcaracejos para que fueran a una excursión del instituto. Cuando se paró en un stop en la carretera que va de Hinojosa del Duque a Pozoblanco, pudo distinguir a lo lejos la altísima silueta de algo que se acercaba hacia ellos flotando a escasos centímetros del suelo. Su hija, incrédula, llegó a preguntarle si estaba viendo lo mismo que ella en la carretera, mientras que la chica de intercambio, que no entendía español ni sabía nada de las leyendas del lugar, entró en pánico. Alejandro intentó esperar a que la figura pasara de largo, pero cuando estaba a pocos metros del coche y vio que carecía de rostro bajo esa sotana, arrancó y huyó del lugar, viendo aterrorizado por el retrovisor cómo la figura los seguía hasta que fue atravesada por otro coche que iba por el carril contrario.

Años más tarde, en 2007, y mucho más al sur del anterior suceso, cuatro jóvenes de El Higuerón que se dirigían hacía La Carlota sufrieron un pinchazo con el coche y tuvieron que detenerlo para llamar a la grúa. Para poder recogerles, les pidieron el kilómetro exacto de la carretera donde se encontraban, así que tres de ellos se adentraron en la oscuridad, sólo iluminados por la luz de sus teléfonos móviles, en busca de un poste que les indicara el kilometraje. Al rato, vieron en el arcén de la carretera una negra que iba hacia ellos deslizándose sin tocar el suelo. El ser se detuvo ante ellos sin dar respuesta alguna cuando los jóvenes le preguntaban por su identidad. Lo que espantó del todo a estos muchachos fue el hecho de que, pese a que intentaron iluminarlo con las luces de sus teléfonos, no conseguían vislumbrar su rostro, como si su negrura absorbiera toda la luz. Corrieron hacia el coche y lo pusieron en marcha ignorando totalmente la rueda pinchada. Al igual que en el caso anterior, el Enlutado los siguió hasta que cejó en su empeño tras un rato.

Recreación realizada por el programa Cuarto Milenio

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