El Nuppeppō, también llamado nuppefuhō (japonés: ぬっぺっぽう), es un desagradable y grotesco yokai del folklore nipón. Su nombre proviene de una expresión usada para referirse a alguien que ha usado demasiado maquillaje y sus facciones se han desdibujado, ya que el aspecto de este monstruo es el de un amasijo de carne en el que apenas se vislumbran los rasgos de un rostro entre los bultos de los que está repleto. Aparte de su feo aspecto, también desprende un olor repugnante a carne podrida. Tal vez se trate de la transformación mal llevada de otro yokai, como un mujina o un tanuki inexperto.
Al igual que los hyakume, los nuppeppo viven en temblos budistas abandonados y comienzan su actividad por la noche. En la Enciclopedia Yokai de Shigeru Mizuki se dice que, cuando algunos monjes peregrinos se alojan en este tipo de templos, se ven sobresaltados al oír ruidos en plena noche; cuando van a ver qué ocurre, se encuentran con este amasijo de carne caminando lentamente. No se sabe qué propósito tiene esta criatura, ya que sólo se dedica a deambular sin rumbo desde su templo hasta la población más cercana, aunque parece que siente cierto regocijo al contemplar el asco y pavor que provoca a los humanos.
Matthew Meyer también dice en su Desfile nocturno de los cien demonios que hay algunas historias en las que se han mandado soldados para matar a un nuppeppo, pero la criatura acaba siendo más rápida que los guardias y los deja atrás con nauseas por el desagradable olor que desprende. También hay registros de boticarios de la era Edo en los que se dice que la carne de los nuppeppo tiene poderosas propiedades curativas, aunque claro, primero habría que atrapar a uno y luego ser capaz de comer tan repulsivo alimento sin vomitarlo.
Al igual que los hyakume, los nuppeppo viven en temblos budistas abandonados y comienzan su actividad por la noche. En la Enciclopedia Yokai de Shigeru Mizuki se dice que, cuando algunos monjes peregrinos se alojan en este tipo de templos, se ven sobresaltados al oír ruidos en plena noche; cuando van a ver qué ocurre, se encuentran con este amasijo de carne caminando lentamente. No se sabe qué propósito tiene esta criatura, ya que sólo se dedica a deambular sin rumbo desde su templo hasta la población más cercana, aunque parece que siente cierto regocijo al contemplar el asco y pavor que provoca a los humanos.
Matthew Meyer también dice en su Desfile nocturno de los cien demonios que hay algunas historias en las que se han mandado soldados para matar a un nuppeppo, pero la criatura acaba siendo más rápida que los guardias y los deja atrás con nauseas por el desagradable olor que desprende. También hay registros de boticarios de la era Edo en los que se dice que la carne de los nuppeppo tiene poderosas propiedades curativas, aunque claro, primero habría que atrapar a uno y luego ser capaz de comer tan repulsivo alimento sin vomitarlo.
Ilustración del Gazu Hyakki Yakō - Toriyama Sekien |
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